Su voz de soprano, capaz de dar color a cada sílaba, había despertado ovaciones en Río de Janeiro.
Poco después, a fines del siglo dieciocho, Joaquina Lapinha fue la primera cantante brasileña que conquistó Europa.
Cari Ruders, un viajero sueco adicto a las óperas, la escuchó en el año 1800, en un teatro de Lisboa, y elogió, entusiasmado, su buena voz, su figura imponente y su gran sentimiento dramático.
Lamentablemente, Joaquina tiene piel oscura, advirtió Ruders, pero este inconveniente se remedia con cosméticos.
Capítulo para el 20 de junio del libro Los Hijos de los Días de Eduardo Galeano.
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