No solo los hombres perdieron la cabeza por ella. También hubo mujeres que la guillotina mató y olvidó, porque no eran importantes como la reina María Antonieta.
Tres casos ejemplares. Olympia de Gourges fue decapitada por la revolución francesa, en 1793, para que no siguiera creyendo que también las mujeres son ciudadanas;
en 1943, Marie Louise Giraud marchó al patíbulo en París, por haber practicado abortos, actos criminales contra la familia francesa.
Mientras al mismo tiempo, en Múnich, la guillotina cortaba la cabeza de una estudiante, Sophie Scholl, por distribuir panfletos contra la guerra y contra Hitler.
-Qué pena -djo Sophie- Un día tan lindo, con tanto sol, y yo me tengo que ir.
Capítulo para el 3 de noviembre de "Los hijos de los días", de Eduardo Galeano.
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