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La canasta básica aumentó y superó a la inflación en julio

En medio del tembladeral económico que se disparó después de conocerse el resultado de las PASO, los datos previos que recién se conocen ahora agregan más ingredientes preocupantes. En julio, tanto la canasta básica alimentaria (CBA), que se usa para delimitar la indigencia, como la canasta básica total (CBT), que sirve para medir la línea de pobreza, aumentaron por encima de la inflación: en ambos casos arrojaron un alza de 7,1 por ciento, mientras que el índice de precios de igual mes subió 6,3 por ciento.

Estas cifras fueron publicadas por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), que además informó que las variaciones de la CBA y de la CBT resultaron de 125,7 por ciento y 123,7 por ciento, en términos interanuales, y acumulan en el año incrementos de 66,2 por ciento y 63,2 por ciento, respectivamente. En las dos mediciones también ambas canastas exhiben un alza superior a la inflación, que fue en el acumulado del año de 60,2 por ciento y en los últimos 12 meses de 113,4 por ciento.

Se trata de un pésimo dato de cara a los índices de pobreza e indigencia, ya que, como se dijo, estas dos canastas sirven para delimitar estas categorías. Para ponerlo en cifras concretas, en julio de 2022 una persona necesitó para no ser indigente $16.008, mientras que en igual mes de este año necesitó $36.130, es decir un aumento de 126 por ciento; mientras que en ese período los ingresos crecieron muy por debajo: 121,4 por ciento los de los del sector público; 110 por ciento los de los registrados privados, y 82,4 por ciento los de los informales.

En el caso de la pobreza, los cálculos son iguales de desalentadores. En julio de 2022 una persona necesitó para no ser pobre $36.019, mientras que en igual mes de este año requirió $80.570, de lo que surge un incremento de 124 por ciento. Como se ve, pese a que todos los sectores pierden en esta ecuación, los que se llevan la peor parte son los informales.

Asimismo, otro dato que surge del informe del Indec es que una familia tipo de cuatro integrantes (compuesta por un varón de 35 años, una mujer de 31 años, un hijo de 6 años y una hija de 8 años) necesitó en julio $11.142 para no ser indigente y $248.962 para no ser pobre. En el caso de un hogar de cinco integrantes (compuesto por un varón y una mujer, ambos de 30 años, y tres hijos de 5, 3 y 1 año), esos números fueron $117.423 y $261.853, respectivamente.

Patricio Canalis, economista del Instituto para el desarrollo social argentino (Idesa), remarcó que las canastas otra vez subieron por encima del incremento en el Índice de Precios de Indec. “Se trata de un fenómeno que se había visto a principios de año por aumentos en el precio de la carne, y vuelve a aparecer en julio por el mismo motivo, ahora impulsado por el dólar maíz, que encareció el costo del alimento para el ganado”, explicó.

En el interanual, analizó Canalis, ambas canastas se ubicaron en torno al 125 por ciento. “Son valores que dejan muy abajo en la carrera de precios a algunos sectores de la sociedad como jubilados (89 por ciento de incremento interanual en julio para las mínimas) y especialmente a los trabajadores informales (con un 82 por ciento interanual en junio registrado por el Índice de Salarios de Indec)”, indicó el economista.

El economista Lautaro Moschet, de la Fundación Libertad y Progreso, comentó que lo preocupante es que el avance de 7,1 por ciento mensual, que se encuentra 0,8 puntos porcentuales por encima del dato de inflación, da cuenta que los bienes básicos que necesita una persona se vienen acelerando a un ritmo mayor. “Mientras que, los salarios, por su parte, siguen incluso por debajo de la inflación. Esto implica que cada vez es mayor la proporción del ingreso que los argentinos tenemos que destinar a la compra de bienes de primera necesidad, o aún peor, hay más personas que ni siquiera logran cubrir sus necesidades básicas”, opinó.

Por su parte, Florencia Iragui, economista de la consultora LCG, precisó que la CBA aumentó1,3 puntos porcentuales por encima de la suba registrada en el rubro de alimentos del IPC (5,8 por ciento m/m). “En términos anuales acumula un alza de 125,7 por ciento. El valor de la canasta de alimentos para una familia tipo asciende a $111.642 mensuales. La canasta básica total también aumentó un 7,1 por ciento, elevando los ingresos mensuales necesarios de una familia tipo para ubicarse por encima de la línea de pobreza a $248.961. Así, una familia con ingresos equivalentes a dos Salario Mínimo Vital y Móvil ($205.000 en julio) alcanza a cubrir solo el 84 por ciento de la canasta básica total”, detalló.

Eso no es lo peor. De acuerdo con lo que ya se descuenta, estas cifras empeorarán en los próximos meses, junto con la inflación. “Por lo que esperamos que, en agosto, la situación se complique aún más y veamos que avancen a un ritmo superior al 9 por ciento. Hacia adelante, el panorama sigue siendo complicado y hay probabilidad casi nula de que los salarios se recuperen en términos reales en el corto plazo”, concluyó Moschet.

Canalis, en tanto, dijo que los alimentos vienen siendo un componente estructural que siempre dan alto en la medición de la inflación y que está resultando difícil de controlar para el Gobierno. “Y es de esperar que esta tendencia se intensifique aún más con el reciente salto en el dólar. Las actualizaciones en las jubilaciones y salario mínimo de agosto poco van a poder compensar valores estimados de inflación de dos dígitos de aquí hacia fin de año”, agregó el economista.

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