Según supo AIM a partir de un informe del Indec, la actividad industrial se encuentra en casi los niveles más altos de la serie histórica; en este caso, hubo un aumento tanto en la comparación contra abril como con el mismo mes del año anterior

La industria utilizó en junio el 69,1 por ciento de su capacidad instalada, 5 puntos más que en el mismo período del año anterior, según informó hoy el Indec. El registro marcado en junio de este año es el más alto al menos desde noviembre de 2017, cuando se utilizó el 69,2 por ciento de la capacidad.

De este modo, alcanzó su nivel más alto en los últimos 5 años. El incremento de la utilización de la capacidad instalada tuvo correlato con la suba de la actividad industrial que durante junio se ubicó 6,9 por ciento por sobre igual mes del año pasado, y 2,6 por ciento en comparación a mayo. De esta manera, en el primer semestre del año el sector fabril acumuló un alza del 5,9 por ciento.

11 de los 12 rubros hicieron mayor uso de su capacidad que en el mismo mes del año pasado. Industrias metálicas básicas fue la que mayor uso hizo con un 84,2 por ciento.
Le siguieron productos minerales no metálicos (82,7 por ciento), refinación de petróleo (81,2 por ciento), papel y cartón (78,4 por ciento) y sustancias y productos químicos (73,3 por ciento). El único rubro que hizo un menor uso que en el mismo mes del año anterior fue productos de tabaco, que usó un 55,9 por ciento contra un 64,2 por ciento del año pasado.

Además, catorce de las dieciséis divisiones de la industria presentaron subas interanuales. En orden de su incidencia en el nivel general, se registraron incrementos en "Prendas de vestir, cuero y calzado", 37,6 por ciento; "Maquinaria y equipo", 18,3; "Otros equipos, aparatos e instrumentos", 28,4 por ciento.

El indicador de la utilización de la capacidad instalada en la industria mide la proporción utilizada, en términos porcentuales, de la capacidad productiva del sector industrial. El relevamiento comprende un panel de entre 600 y 700 empresas.

Para su cálculo, se tiene en cuenta cuál es efectivamente la producción máxima que cada sector puede obtener con la capacidad instalada. Se consideran criterios técnicos, como el aprovechamiento potencial de las plantas productivas, empleando el máximo de turnos posibles y las paradas necesarias para el mantenimiento apropiado de dicha capacidad.