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Cierran las escuelas y restringe la movilidad en toda Francia

Las nuevas medidas, al menos durante un mes, se han hecho inevitables para frenar la virulenta tercera ola de la covid-19.

Francia cerrará sus escuelas entre tres y cuatro semanas, según la edad de los alumnos, para frenar la virulenta tercera ola de la covid. Lo ha anunciado este miércoles el presidente Emmanuel Macron en una alocución televisada al país, la séptima desde que comenzó la emergencia sanitaria.

Además de la clausura de los centros educativos, así como las guarderías, las restricciones de movilidad que ahora están vigentes en los 19 departamentos más afectados por la pandemia serán extendidas al entero territorio nacional. Los comercios no esenciales estarán cerrados. Estará prohibido desplazarse entre regiones, salvo por motivos profesionales justificados o razones de fuerza mayor. Habrá tolerancia hasta el fin de semana para que las familias puedan desplazarse con sus hijos e instalarse en segundas residencias o casas de allegados y eso les facilite pasar el periodo de confinamiento y de ausencia de clases presenciales.

El Gobierno francés siempre había dicho que cerrar las escuelas sería el último recurso y que se debía evitar a toda costa. Finalmente no ha sido posible. Se ha utilizado la fórmula de unificar las vacaciones de primavera, que se iban a tomar de modo escalonado según las regiones, entre el 10 de abril y el 10 de mayo. Ahora todo el país las hará a partir del 10 de abril. La semana que viene, a partir del martes, habrá clases virtuales. Luego, dos semanas de vacaciones para todos. Este plan asegura, en la práctica, que mucha más gente adopte el teletrabajo, al que las empresas francesas se resisten. La cuarta semana, a partir del 26 de abril, será de clases virtuales, salvo para los más pequeños, de escuela maternal y primaria. Las universidades seguirán ofreciendo un día a la semana de educación presencial.

Macron ha cedido a la presión muy fuerte de los médicos, que advertían sobre la saturación de los hospitales y la posibilidad, dramática, de tener que seleccionar a qué enfermos atender y a cuáles no en las ucis, por falta de camas, de equipos y de personal. La alcaldesa de París, Anne Hidalgo, también se había pronunciado de modo vehemente a favor de cerrar las escuelas ante el aumento de los contagios en la región de la capital.

La gente seguirá autorizada a salir de casa, en un radio de diez kilómetros del domicilio, sin límite de tiempo. Estará prohibida la venta de alcohol en la calle, para evitar bares clandestinos improvisados que provoquen acumulaciones de público

Las nuevas medidas ilustran el fracaso de la estrategia de Francia para contener la pandemia. Se ha llegado tarde a todo, desde el principio: a las mascarillas, a los respiradores, a los tests y a las vacunas. Francia es el único entre los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, todos ellos potencias nucleares, que no ha logrado desarrollar una vacuna. A esta humillación a su capacidad científica se sumó el exasperante retraso, por problemas burocráticos y la escasa urgencia política, en el arranque de la campaña de vacunación. Se perdieron unas semanas preciosas a finales de diciembre y en enero. En febrero se mantuvieron las vacaciones de invierno, como si nada ocurriera.

Para el presidente Macron, comparecer de nuevo y obligar a los ciudadanos a sacrificios adicionales no fue fácil. Evitó la autocrítica, a pesar de que él mismo erró en el cálculo hace dos semanas, cuando decidió medidas demasiado suaves y desoyó la advertencia de los expertos. Se dio la impresión, además, de que la gente podía moverse por el exterior sin peligro. Algunos se lo tomaron al pie de la letra. El martes hubo fiestas improvisadas de centenares de jóvenes a orillas del Ródano, en Lyon, y en un parque de Lille. En Lyon la policía prefirió no actuar por el temor de que, con las cargas, hubiera jóvenes que cayeran al río y, bajo los efectos del alcohol, se ahogaran. En Lille sí hubo multas.

La vida francesa continúa, pues, muy condicionada por el coronavirus. Hace ya más de cinco meses que los bares, restaurantes, cines, teatros, museos y monumentos están cerrados. El toque de queda seguirá en vigor a partir de las 19 horas. Macron trató de infundir optimismo sobre la aceleración de la campaña de vacunación, con la próxima llegada de las dosis de Johnson & Johnson, y dibujó un horizonte de progresiva reapertura de establecimientos culturales y terrazas de bares y restaurantes a partir de mediados de mayo si todo va bien.

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