Miles de brasileños coreaban este domingo “¡Liberen a Lula!” afuera de la cárcel en la que permanece el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva al cumplirse el primer aniversario de su encierro, pero en otras partes del país hubo quienes celebraron el combate a la corrupción que lo puso tras las rejas junto a otros políticos.

Lula cumple una condena de 12 años por corrupción y lavado de dinero. La fiscalía afirma que recibió un apartamento frente a la playa de parte de una compañía constructora a cambio de un lucrativo contrato con la paraestatal petrolera Petrobras. Él y el Partido de los Trabajadores dicen que es inocente y aseguran que fue juzgado por enemigos políticos y judiciales para evitar que se postulara nuevamente a la presidencia.

Su encarcelamiento forma parte de un debate sumamente divisorio entre los brasileños que lo ven como un prisionero político por defender a los pobres y quienes creen que se hizo justicia con un político corrupto.

Fernando Haddad, que se postuló a la presidencia en lugar de Lula y perdió en la segunda vuelta electoral de noviembre ante el derechista Jair Bolsonaro, habló durante la protesta afuera de la estación de la policía federal en la que permanece encerrado el ex mandatario.

Las élites del país “no se detuvieron hasta que pusieron a tal vez uno de los peores brasileños en la presidencia y colocaron a uno de los mejores brasileños en prisión”, afirmó Haddad durante la manifestación.

“Lula ha sido secuestrado por la burguesía”, dijo otro de los oradores, João Pedro Stedile, líder del izquierdista Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra. “El rescate a pagar es que dejemos de pelear. Quieren que el pueblo brasileño se arrodille”, sostuvo.

Una de las manifestantes, Beth Dori, de 65 años de edad, dijo que el arresto de Lula fue injusto.

“Hicieron esto para poder hacer lo que están haciendo con nuestro seguro social y con las leyes por los derechos de los trabajadores”, señaló, refiriéndose a las impopulares medidas de autoridad que se tomaron después de que el Partido de los Trabajadores dejó el poder.