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Murciélagos de una mina de China, nuevos sospechosos del Covid

La investigación encargada por Biden a la CIA de momento no hace más que enturbiar el conocimiento científico sobre trasmisión de coronavirus de otros animales a humanos. El origen del coronavirus SARS-CoV-2, causante de la Covid-19, sigue provocando controversia social, política y científica.

La decisión del presidente de Estados Unidos Joe Biden, de encargar a la CIA un nuevo informe urgente sobre el tema (ver en La Vanguardia) es uno de los elementos que han reavivado la polémica en los últimos días.

En el apartado científico, uno de las novedades más recientes ha sido la publicación (versión on line, 21 de mayo) en la plataforma en internet bioRxiv (en la que se publican estudios científicos en versión preliminar o preimpresión) de un estudio firmado por 12 científicos del Laboratorio de patógenos especiales y bioseguridad del Instituto de Virología de Wuhan (China), en que se informa de la identificación de un nuevo linaje de coronavirus relacionados con el SARS en murciélagos.

Los autores indican que el receptor viral del nuevo linaje de SARSr-CoV ha sido encontrado en muestras de excrementos de murciélagos (guano) recogidas en 2015 en la localidad de Tongguan, condado de Mojiang, provincia de Yunnan en China; el mismo lugar donde se encontraraon en 2013 indicios de un coronavirus similar.

En este artículo de presentación de datos preliminares, el equipo que encabeza el profesor Hua Guo apunta que los quirópteros en los que se presentaba el nuevo coronavirus con similitud genética al SARS-CoV-2 eran de la especie Rhinolophus affinis (común en una amplia zona del sudeste asiático, una de la más de 100 especies de murciélago de herradura que se conocen en todo el mundo).

Un reportaje publicado por el Wall Street Journal el 24 de mayo, ampliamente reproducido en otros medios y en redes sociales, indica que los murciélagos y el guano a los que se refiere el artículo publicado en bioRxiv fueron encontrados en una mina de cobre abandonada.

En un atrevimiento periodístico de cuestionable base científica, en este artículo firmado por Jeremy Page, Betsy McKay y Drew Hinshaw en el WSJ se afirma que esta mina abandonada es algo así como el punto más próximo ("el hogar más cercano") que se conoce hasta ahora sobre el origen del coronavirus causante de la Covid-19.

La sospecha sobre esta mina abandonada y sus murciélagos "también es ahora un punto de contacto para la escalada de peticiones de investigaciones más exhaustivas sobre si la pandemia podría haberse originado en un laboratorio chino", afirman los periodistas del WSJ. Curiosamente, el estudio científico preliminar ahora publicado está firmado por expertos del mismo laboratorio de Wuhan que ha sido objeto de las diversas sospechas y rumores -hasta ahora sin ninguna demostración- sobre el posible origen de la pandemia.

Una de las primeras cuestiones dudosas que se presentan en el reportaje periodístico mencionado es la afirmación de que, "en abril de 2012, seis mineros se enfermaron de una misteriosa enfermedad después de ingresar a la mina para limpiar el guano de murciélago. Tres de ellos murieron". El artículo de WSJ sigue indicando que, tras estas tres muertes, "se llamó a científicos chinos del Instituto de Virología de Wuhan para investigar y, después de tomar muestras de murciélagos en la mina, identificaron varios coronavirus nuevos".

A partir de esta doble explicación, los periodistas, que indican que se basan en un informe confidencial de la CIA al que han tenido acceso, justifican el hecho de que se abra de nuevo la sospecha sobre el origen del virus, la implicación del instituto de Wuhan y la teoría conspirativa que desde hace meses trata de implicar a las autoridades de China.

El profesor e investigador especializado en murciélagos Jordi Serra-Cobo, ecoepidemiólogo en el Instituto de Investigación de la Biodiversidad (IRBio) de la Universidad de Barcelona, recuerda que en los últimos años han sido identificados coronavirus parecidos a los estudiados ahora en una larga lista de especies de murciélagos de diversas zonas del planeta, también en la península Ibérica.

La cual cosa no significa, en absoluto, que los coronavirus identificados en murciélagos ataquen o puedan infectar directamente a los humanos.

Ninguno de los estudios llevados a cabo hasta el momento, en ninguna parte del mundo, ha podido demostrar transmisión directa de coronavirus de murciélagos a humanos, reitera el profesor Serra-Cobo en declaraciones a este diario. Ver más información en este mismo sentido también del profesor Serra-Cobo en La Vanguardia.

Teorías conspirativas

"No se puede descartar nada hasta que no se demuestre, pero con el conocimiento científico actual podemos afirmar que es altamente improbable que los murciélagos de la mina de la que se habla ahora contagiasen directamente a humanos con coronavirus como el de la Covid", concluye ahora Serra-Cobo.

Una cosa muy diferente es que, como han indicado diversos estudios -también los de la Organización Mundial de la Salud-, se hayan producido mutaciones -y por evolución natural- algunos coronavirus presente en murciélagos hayan pasado a otras especies animales y, indirectamente, a humanos.

Esta vía de mutación, transmisión y contagio no ofrece de momento ningún indicio que abone teorías conspirativas con participación de las autoridades de China, ni de implicación -voluntaria o involuntaria- de los expertos del laboratorio de Wuhan, indica Jordi Serra-Cobo.

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