El gobierno de Lacalle Pou entiende que debería hacerse un monitoreo conjunto por su afectación al Río de la Plata, pero la Argentina está en desacuerdo; el tema se suma a las discrepancias en la previa de la cumbre del Mercosur
24 horas del inicio de la Cumbre del Mercosur en Asunción, los gobiernos de Uruguay y Argentina se verán las caras con dos asuntos ambientales pendientes que podrían traer consecuencias políticas, ecológicas y jurídicas de difícil solución. Ambos temas se relacionan con los proyectos de construcción de dos emisores subacuáticos conocidos como los sistemas Riachuelo y Berazategui, cuyos líquidos terminarán en aguas de uso común en el Río de la Plata.
Con la financiación del Banco Mundial, Argentina ya inició la construcción del Sistema Riachuelo. Se trata de una planta de procesamiento de aguas residuales de miles de industrias y de unas seis millones de personas. Esas aguas cloacales hoy se vierten directamente en el río Matanza-Riachuelo y terminan en el Río de la Plata. La planta, por un tema económico, tendrá un nivel de procesamiento de líquidos fabriles y restos domiciliarios básico. El gobierno argentino prevé que estará en funcionamiento a fines de 2022.
Como Uruguay dio el visto bueno a la construcción de este emisor en la Comisión Administradora del Río de la Plata (Carp), hasta ahí no hay conflicto de ningún tipo. Las diferencias surgen a partir de la exigencia de un monitoreo conjunto que pidió Uruguay y al cual Argentina se niega. Esos controles se deberían hacer antes del inicio de la puesta en marcha de la planta y no después, según señalaron a El País expertos marítimos. ¿Esas aguas provenientes de miles de empresas y restos de millones de personas llegarán hasta el océano Atlántico y se disolverán allí?
Esa es la gran pregunta. Algunos oceanógrafos sostienen que, dada las características del Río de la Plata -muy ancho pero de poca profundidad-, los restos fabriles y humanos no se diluirán en el océano. Es probable que terminen en el fondo del Río de la Plata. Alem García, presidente de la Carp, afirmó a El País que “es una necesidad imperiosa” que Uruguay realice un monitoreo de las aguas del Río de la Plata luego que el emisor comience a funcionar. De todas formas, García aseguró que la obra mejorará las aguas del cauce, ya que hoy esos restos llegan allí, pero sin tratamiento alguno. En 2020, cuando ya habían comenzado los trabajos de construcción del Sistema Riachuelo, el expresidente de la Administración Nacional de Puertos (ANP) y abogado especialista en derecho marítimo, Edison González Lapeyre, alertó que ese emisor subacuático contaminaría el Río de la Plata.
En una carta enviada a El País el 11 de noviembre de ese año, González Lapeyre afirmó que el Sistema Riachuelo procesará 2.300.000 metros cúbicos de desechos por día -lo que equivale a siete estadios de fútbol llenos de sustancias cloacales e industriales-. “Esta planta no asegura la eliminación de elementos químicos y biológicos nocivos”, dijo y agregó que la posición del presidente de la delegación uruguaya ante la Carp fue mutando. “Primero, sostuvo la necesidad de un monitoreo de las aguas a verterse y luego de un triple monitoreo que incluye el sistema de tratamiento a que hemos hecho referencia”, recordó el experto.
Nibia Reisch, diputada colorada e integrante de la Comisión Especial de Río de la Plata, Frente Marítimo y Antártida de la Cámara de Representantes, afirmó a El País que no hay que alarmarse. ”Antes de construirse la planta Riachuelo, esos desechos llegaban al río en forma directa. En poco tiempo el vertido se hará con un tratado previo”, agregó la legisladora coincidiendo con García. Y recordó que el gobierno de Jorge Batlle y las siguientes administraciones del Frente Amplio y la actual no se opusieron al proyecto argentino. “No hay elementos para una alerta, pero sí se deberá hacer un monitoreo conjunto (Uruguay y Argentina) de las condiciones del río luego que empiece a funcionar el Sistema Riachuelo”, expresó.
El intendente de Colonia, Carlos Moreira (Partido Nacional) sostuvo a El País que está a la espera de información sobre ese emisor por parte de la Carp. “Tenemos confianza en ese organismo”, expresó.
Rechazo uruguayo
El Sistema Riachuelo no es el único tema que enfrenta a Uruguay con Argentina. Pese a que la obra no cuenta con el aval uruguayo, el gobierno Alberto Fernández ya realizó los llamados a licitación para la construcción del emisario Berazategui. Se trata de una obra que tendrá 7,5 kilómetros y cuatro metros de diámetro por donde pasarán los desechos de unos 4 millones de habitantes de Buenos Aires.
Desde la delegación argentina se entiende que, en la pasada administración del Frente Amplio, Uruguay había dado visto bueno para el emprendimiento. Esa es una realidad, pero tiene un matiz. En las actas de la Carp consta que Uruguay dio luz verde para el Sistema Berazategui, pero con una condición: la realización de un estudio ambiental antes de que el emisario comenzara su operativa.
No hay que olvidar que la Carp tiene un procedimiento antes de aprobar cualquier iniciativa que afecte el ecosistema del río: el proyecto debe contar con el visto bueno de Uruguay y de Argentina. En caso contrario, naufraga. Es decir, todo asunto o documento sobre el Río de la Plata debe pasar por el análisis de la comisión administradora. Y Argentina no cumplió con el reglamento de dicha asesora.
Según supo El País, el gobierno argentino cometió un error técnico: en lugar de enviar a la comisión administradora el estudio ambiental sobre el Sistema Berazategui, lo mandó al gobierno uruguayo. Esa equivocación permite hoy a Uruguay rechazar el proyecto por considerar que no se cumplieron aspectos formales que regulan el funcionamiento de la Carp. Además de ser un problema político y diplomático, el asunto podría desembocar en un juicio inédito. Otro aspecto que enfrenta a ambos países es que Uruguay pretende que se realicen monitoreos conjuntos sobre las aguas vertidas por el Sistema Berazategui y Argentina se niega argumentando que brinda toda la información ambiental en la Carp.
Fuente: La Nación