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Suelos importantes ecosistémicamente sin protección

La mayor parte de los suelos del planeta con más biodiversidad y servicios ecosistémicos carecen de un nivel de protección adecuado, sobre todo en los trópicos, el norte de Europa, América del Norte y Asia.

Así se desprende de un estudio liderado por el Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología (Irnas-Csic), del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (Csic), y en el que también participaron investigadores del Centro Alemán de Investigación Integrativa de la Biodiversidad (iDiv), la Universidad de Leipzig y la Universidad Martin Luther de Halle-Wittenberg (Alemania).

El trabajo, publicado este miércoles en la revista ‘Nature’, es la primera estimación global de ‘puntos calientes’ para la conservación de la naturaleza del suelo en el planeta. Los investigadores identificaron los que deberían tener la máxima prioridad, los cuales se encuentran en los trópicos, el norte de Europa, América del Norte y Asia.

Con el fin de evaluar los puntos calientes globales para la conservación de los valores ecológicos del suelo, los científicos realizaron más de 10.000 observaciones de biodiversidad (invertebrados, hongos, protistas, bacterias y arqueas) y de indicadores de servicios ecosistémicos en 615 muestras de suelo de todos los continentes.

Además, combinaron estas observaciones para evaluar tres dimensiones ecológicas del suelo: la riqueza de especies, la singularidad de estas especies en cada región y los servicios ecosistémicos (como la regulación del ciclo del agua o el almacenamiento de carbono).

Los datos obtenidos revelan que las diferentes facetas de la conservación del suelo alcanzan su punto máximo en distintos lugares del planeta, lo que hace difícil protegerlos a todos de forma simultánea.

Por ejemplo, los ecosistemas templados muestran una mayor biodiversidad local del suelo (riqueza de especies), mientras que los más fríos se identifican como focos de servicios ecosistémicos del suelo. Y los ecosistemas tropicales y áridos albergan las comunidades más singulares de organismos del suelo.

“Los valores ecológicos del suelo suelen pasarse por alto en las decisiones políticas y de gestión de la conservación de la naturaleza. Este estudio demuestra dónde son más necesarios los esfuerzos para protegerlos”, señala Manuel Delgado Baquerizo, líder del Laboratorio de Biodiversidad y Funcionamiento Ecosistémico del Irnas-Csic.

Ana Rey, del Museo Nacional de Ciencias Naturales (Mncn-Csic), añade que “el suelo es un recurso todavía poco reconocido que alberga una biodiversidad inmensa y que incluye elementos clave para ciclos básicos para el sostenimiento de la vida”.

“Por eso, para preservar sus servicios ecosistémicos es necesario conservar la diversidad propia de cada tipo de suelo, especialmente en las áreas más vulnerables a los previsibles cambios ambientales”, indica Asunción de los Ríos, científica del Mncn-Csic.

José Luis Moreno, del Centro de Edafología y Biología Aplicada del Segura (Cebas-Csic), señala al respecto: “La protección de esta diversidad es fundamental para mantener funciones de vital importancia para nuestra existencia como son el secuestro de carbono, degradación de contaminantes, etcétera”.

“Los suelos también son vulnerables al cambio climático y a los usos que se les da. Para conservar mejor los valores ecológicos del suelo debemos saber dónde es más necesaria su protección”, comenta César Plaza, investigador del Csic en el Instituto de Ciencias Agrarias (ICA-Csic).

Felipe Bastida, del Cebas-Csic, recalca que, “en el caso de las plantas y los animales que viven sobre el suelo, hace décadas se identificaron puntos calientes de biodiversidad”. “Sin embargo, hasta ahora no se había hecho ni se podía hacer una evaluación de este tipo para obtener los valores ecológicos del suelo”, añade.

“La mayoría de los alimentos que consumimos provienen del suelo de forma directa o indirecta. Proteger estos suelos es esencial para nuestra supervivencia”, apunta Jorge Durán, científico de la Misión Biológica de Galicia (MBG-Csic).

Los patrones espaciales contrastados para las tres dimensiones ecológicas del suelo demuestran lo complejo que es protegerlas a la vez. “Cuando se trata de proteger los suelos, probablemente no deberíamos centrarnos en maximizar localmente todas las dimensiones ecológicas del suelo al mismo tiempo, sino más bien en enfoques integrados que destacan el potencial local”, destaca Carlos Guerra, autor principal del estudio e investigador del Centro Alemán de Investigación Integrativa de la Biodiversidad.

Los trópicos, América del Norte, el norte de Europa y Asia son las regiones donde se han identificado los puntos calientes de los ecosistemas que deberían tener la máxima prioridad para la conservación de la naturaleza del suelo. Los investigadores compararon estos puntos críticos prioritarios con las áreas que ya están protegidas y descubrieron que la mitad de ellos no están actualmente bajo ninguna forma de conservación de la naturaleza.

“Las zonas protegidas se han diseñado para proteger plantas, aves o mamíferos. Sin embargo, no tenemos claro si estas zonas protegidas son eficientes a la hora de conservar la biodiversidad y los servicios ecosistémicos de nuestros suelos”, indica Delgado-Baquerizo.

Este investigador concluye: “Nuestro estudio sugiere que no estamos protegiendo de forma eficiente los puntos calientes de conservación de suelo a escala global. Cuando se diseñan zonas protegidas, es necesario considerar de forma explícita los suelos, su biodiversidad y sus servicios que nos proporcionan, de forma que protejamos su capacidad de secuestro de carbono y la biodiversidad de los mismos”.

Fuente: La Vanguardia

internacional suelos - erosión - desertificación

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