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Una grieta en la custodia y los teléfonos rotos que frustraron los planes de la caravana de la Selección

El operativo estuvo cruzado por conflictos: entre Alberto Fernández y ChiquiTapia, entre Aníbal Fernández y Sergio Berni y todos con Marcelo D'Alessandro. Pases de factura sobre la filtración del recorrido y el rol de los jugadores. Lo que ofreció el gobierno nacional y el enojo de Tapia.

Fue un cóctel de errores, teléfonos cortados y pánico. Con casi 5 millones de personas en las calles -número que triplica a los 1,3 millones que estuvieron en el Obelisco el domingo-, el ballet imperfecto que debía custodiar la caravana mágica de los jugadores hizo la última pirueta pasadas las 3 de la tarde: el micro descapotable se desvió por avenida Larrazábal, rumbo a la Escuela de Cadetes de la Policía Federal, donde esperaban los helicópteros para la “vuelta olímpica aérea”.

Se cancelaba así, casi cuatro horas después de empezar, el recorrido por las calles que sería el festejo de la Scaloneta con los hinchas, la consumación del romance, eso que no pudo ser. La decisión, según indicaron a elDiarioAR fuentes del gobierno nacional, la AFA y el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, se tomó desde el ministerio de Seguridad a cargo de Aníbal Fernández. “No estaban dadas las condiciones”, se explicó. Fue el momento en que el micro de la Scaloneta atravesaba la general Paz y pasaba de la autopista Richieri a la Dellepiane, con lo que ingresó en jurisdicción de la ciudad de Buenos Aires. Se produjo, en ese momento, una alteración en la custodia de la caravana. Luego ocurrió el episodio de los hinchas que se lanzaron sobre el colectivo.

Minutos después, se dio la orden de desviar la caravana en avenida Larrazábal, hacia zona sur y dar por concluida la recorrida por tierra. Claudio “Chiqui” Tapia se enteró con la decisión ya tomada y, de acuerdo al relato de funcionarios involucrados en el operativo, se enfureció porque Fernández no lo consultó ni le informó previamente. De hecho, poco antes de las 4 de la tarde, Tapia expresó su disconformidad por Twitter: “No nos dejan llegar a saludar a toda la gente que estaba en el Obelisco, los mismos organismos de Seguridad que nos escoltaban, no nos permiten avanzar”.

Media hora después, el dirigente dio otra pista: elogió el desempeño de Sergio Berni, ministro de Seguridad bonaerense, que estuvo al frente del operativo que hizo la Policía de la provincia. El elogio a Berni se entendió como parte del enojo de Tapia con Aníbal pero tiene otros dobleces: el ministro viene tironeado con La Cámpora, que intervino en parte del operativo vía Eduardo “Wado” De Pedro en la bienvenida al plantel en Ezeiza. La mención específica a Berni debe, entonces, leerse en esa sintonía y hay que seguir los pasos de Carlos “Charly” Montagna, un dirigente de Independiente y exfuncionario de Berni, que tiene nexos fluidos con Tapia y el propio Berni.

En la madrugada del martes, antes del regreso del plantel, Berni tuvo un encontronazo con personal de la Policía Federal que no le permitió ingresar a la pista. Luego intervino José Glinski, titular de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA), y el ministro pudo estar. Se lo atribuyó a los cortocircuitos entre efectivos federales y bonaerenses, casi una réplica de las turbulencias entre Aníbal y Berni.

Festival de ruidos

La decisión de Aníbal F., sin notificar a Tapia, responde a una cuestión puntual: la responsabilidad de la seguridad es del ministro y cualquier incidente entraba en su cuenta directa. “Si pasa algo, ¿quién se hace cargo? El Chiqui seguro que no”, transmitió en esas horas una fuente oficial que estuvo en línea con Seguridad. Apareció, además, un reproche en la mesa que trató de gestionar los operativos y de la que participaron fuerzas federales, la policía deCABA y la Bonaerense.

La noche previa se analizaron varios itinerarios para la caravana. El martes, temprano, se acordó uno nuevo que debía mantenerse en reserva pero, dicen fuentes nacionales y porteñas, que Tapia lo filtró a los medios y alteró todo. El recorrido era el que contemplaba que fueran por la Richieri hasta General Paz, luego hasta Lugones, autopista Illia, el Paseo del Bajo y con un saludo de los jugadores desde el micro, sobre autopista 25 de Mayo de cara al Obelisco, pero sin pasar por la 9 de Julio ni por el Obelisco.

Por esa supuesta filtración, la gente se trasladó hacia el Paseo del Bajo y se apiñó, luego, sobre la autopista 25 de Mayo. Para entonces, la circulación parecía muy difícil. Los equipos de la policía de la Ciudad, a cargo de Marcelo D'alessandro, estaban listos para hacerse cargo de la custodia a la altura de la cancha de River. Se dio la orden de liberar las subidas a la autopista para luego tratar de despejar para que circule el colectivo. En ese trámite, se supo la orden de suspensión y el cambio de planes para la “vuelta olímpica aérea”, como tuiteó Fernández.

Sobre esos momentos previos circularon versiones cruzadas. Se dijo que existió una propuesta, sobre la hora, para que los jugadores vayan a Casa Rosada. El plantel, desde siempre, no pareció seducido por esa posibilidad y no hubo, además, ninguna gestión política ni desde la AFA para que ocurra. La experiencia de la Copa América, con algún malestar por la decisión del gobierno de no hacer el torneo en el país y que terminara con Brasil como sede, más las tensiones entre Tapia y la Casa Rosada alimentaron ese ruido.

“Es mentira: lo único que hicimos fue poder todo a disposición. Cuando se resolvió que sobrevuelen, Presidencia envió uno de los helicópteros para que lo hagan”, confió una fuente oficial. Por la presencia de ese helicóptero, se especuló con que Fernández estaba en el predio de la AFA en Ezeiza. Se usaron, además, naves de la Policía Federal y Prefectura. Al atardecer, para que los jugadores puedan abandonar el predio de la AFA, que estaba rodeado de miles de personas, también se usaron helicópteros. Otros, al igual que algunos dirigentes, recorrieron un camino de tierra que está detrás del predio de Boca y que sale, por una vía alternativa, a la autopista.

Teléfonos rotos

La incomunicación fue, de acuerdo a la reconstrucción de los hechos, el dato repetido: no hubo, por caso, ningún mensaje ni diálogo entre Alberto Fernández y Tapia. “En el '86, Alfonsín llamó a Grondona y mandó a Storani. En el 2014, Cristina llamó a Grondona y a Sabella y los fue a recibir. Acá no hubo nada. Ni un WhatsApp de felicitaciones”, detalla un directivo cercano a Tapia. En el Gobierno confirman que no existió ningún tipo de contacto de Fernández con el presidente de la AFA pero indican, a la vez, que luego de la victoria contra Croacia, con Argentina ya en la final, se trasmitió la plena disposición del gobierno. El mensaje se envió a través de Aníbal Fernández, y del ministro de Economía, Sergio Massa.

El planteo, según una fuente de primer nivel, fue sencillo: estaba a disposición el balcón de la Casa Rosada, ganen o pierdan, con la garantía de que ni el presidente ni ningún funcionario participaría. Ahí hay un ruido: durante la última semana se dio por hecho que hubo una operación del gobierno para que los jugadores salgan al balcón hacia plaza de Mayo mientras que las fuentes oficiales dicen que el presidente no se involucró -no habló, con Tapia- para que no dar lugar a que había una presión política para que la Selección vaya a Casa Rosada.

El martes, Fernández estuvo todo el día en Olivos. En la Casa de Gobierno hubo un grupo reducido de funcionarios siguiendo los pormenores. La secretaría General dispuso, incluso, una medida para que solo concurra el personal esencial y el edificio estuvo cerrado para trabajadores y acreditados. Fue una medida para la eventualidad de que los jugadores asistan. Plaza de Mayo tenía, así mismo, un despliegue con pantallas y banderas por si eso ocurría.

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