A una semana de las elecciones del 27 de octubre, el presidente Mauricio Macri continúa con la marcha del “Si se puede” y busca reducir la diferencia de votos con el candidato del Frente de Todos, Alberto Fernández, para así alcanzar el balotaje.

Por eso, desde Sáenz Peña, Chaco, pidió a los votantes que la asistencia a las urnas sea “la más importante de la historia”. “Tiene que ser la votación con mayor asistencia desde 1983”, dijo al respecto.

El proceso electoral de 2015, que terminó consagrándolo en segunda vuelta, sumó dos millones de votantes y la asistencia pasó del 74,91 por ciento al 81,07. Un dato clave que explicó en gran parte el triunfo del líder de Cambiemos.

Sin embargo, el desafío para el presidente está vez es más complicado. No sólo porque en las Paso de este año el porcentaje de asistencia fue superior al de 2015 -76,42 por ciento– sino porque su rival, este vez, ya consiguió el número necesario para ganar sin revancha.

En las Paso del 11 de agosto, Alberto Fernández sumó 12.205.938 votos, que representaron el 49,5 por ciento -sobre 24.660.382 votos afirmativos excluyendo blancos y nulos-.

Ahora, para que el candidato del Frente de Todos baje su porcentaje, una de las claves es que se amplíe la base con nuevo votantes.

Si el 27 de octubre, Fernández mantiene esos 12.205.938 votos, la base de afirmativos tiene que crecer a 27.184.718 sufragios para que en lugar del 49,5 por ciento de las Paso representen el 44,9 por ciento. Serían 2.524.336 votos afirmativos (electores) más.

De concretarse ese movimiento, el presentismo el 27/10 se acercaría al 84 por ciento, un número sólo alcanzado en dos elecciones presidenciales: la del 83 y la del 89, que quedó apenas abajo, con 85,31.