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Política
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Dinosaurios

Por Revista PPV, especial para AIM. A pocos días de conmemorarse un nuevo día Internacional del Orgullo, Hungría muestra el retroceso en materia de derechos y garantías de las diversidades sexuales y de género y, a su vez, las consecuencias del avance de olas reaccionarias en el mundo. El fútbol, una vez más, se muestra también como una caja de resonancia.

Por un lado, hace diez días el Gobierno de Viktor Orban aprobó en Hungría una ley que prohíbe la hablar de la diversidad de género en las escuelas.

Pese al rechazo de la oposición, la ley se aprobó por 157 votos a favor y uno en contra en el parlamento que, actualmente, está controlado por la coalición de derechas gobernantes.

La ley, básicamente, implica una prohibición que comprende desde programas educativos hasta anuncios publicitarios que tengan como temática a las diversidades sexuales o de género.

Este cercenamiento de derechos promovió que 14 países de la Unión Europea (UE) firmaran este martes una declaración exigiéndole a la Comisión Europea que intervenga en el caso.

En consecuencia, Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, anunció que se abrió, en el día de ayer, un expediente contra Hungría por las implicancias de la ley.

“Esta ley húngara es una vergüenza”, aseveró Von der Leyen.

Por el otro, la Unión de Asociaciones Europeas de Fútbol (Uefa), en el marco de la Eurocopa 2020, hace unos días rechazó la propuesta que realizó el alcalde de Múnich, Dieter Reiter, para que el Estadio anfitrión del partido entre Alemania y Hungría fuera iluminado con los colores del orgullo.

La argumentación por parte de la entidad fue peor que la medida ya que justifica la negación a la propuesta en que es “organización política y religiosamente neutral”.

El gobierno de Orban, además, calificó como “dañinos y peligrosos” los actos del proyecto de Múnich.

Sin embargo, algunos jugadores expresaron su rechazo a la medida de la Uefa como, por ejemplo, el defensor belga de 29 años, Thomas Meunier.

“Estamos en el siglo XXI. Las ideas medievales ya tuvieron su tiempo. Es lamentable lo que está sucediendo con la Uefa en este momento. Los que deciden se ponen orejeras. No vas a cambiar las cosas poniendo un cartel de ‘no al racismo’ en las bandas del campo. Hay que reaccionar. Creo que muchos tienen miedo de mojarse. Para mí es necesario cambiar las cosas”, sentenció.

Otro que se expresó contra la Uefa fue Thomas Hitzlsperger, el primer jugador profesional de fútbol en Alemania asumido como no heterosexual y quien en su cuenta de twitter, tras el anuncio de la Uefa, escribió: “¡Vamos, Uefa! No pueden hablar en serio”.

El texto iba acompañado de la fotografía de Manuel Neuer, arquero y capitán de la Selección alemana, quien desde hace meses viene utilizando un brazalete con los colores del orgullo, y quien podría ser sancionado por la misma Uefa por esa acción.

Ayer, en otra muestra de repudió a la Uefa y el gobierno húngaro, un hincha ingresó al campo de juego con la bandera del orgullo justo en el momento en que el seleccionado de Hungría se aprestaba para entonar su himno antes de disputar el encuentro con Alemania.

Aunque esto suene lejano, en Argentina también tenemos detractores de la ampliación de derechos. Hace unos días, Ingresó en la Cámara de Diputados un proyecto de ley de las abogadas Cynthia Ginni y Patricia Paternesi, mediante el cual se intenta prohibir el lenguaje inclusivo como modo oficial de comunicación en los tres órganos de gobierno. En mayo de este año, Alberto Aseff, de Juntos por el Cambio, había presentado uno similar.

El escritor guatemalteco, de origen hondureño, Augusto Monterroso escribió en 1959 un microrrelato -fue considerado el más breve durante mucho tiempo- titulado El dinosaurio. El texto dice: “Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí”.

Hungría

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