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Política
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Referentes trazan un programa para emerger del subdesarrollo 

En una carta abierta titulada El subdesarrollo, el grupo de estudio constituido por Roberto Domingo, Alejandro Di Palma, Julio Panceri, José Moulliá, Rubén Pagliotto, Pablo Mussio expone las ideas que consideran necesarias para emerger del subdesarrollo, con una concepción social demócrata, que ponen límites y traza un norte.

El texto repasa 12 características de las economías subdesarrolladas y define pautas generales para que emerger de ese modelo. En ese marco se enumeran:

  • Una economía subdesarrollada no tiene la capacidad de financiar un crecimiento sostenido de sus fuerzas productivas con el producto de sus exportaciones primarias únicamente.

  • La condición de economía o región subdesarrollada hace débil la capacidad en la toma de decisiones independientes frente al fenómeno de la concentración de capital y los monopolios.

  • Una economía subdesarrollada que no aplica una política de desarrollo no canaliza la inversión al ritmo necesario.

  • Una economía subdesarrollada puede crecer, pero lo importante es lo que se produce, no solamente cuánto produce.

  • Cuando la estructura productiva se basa fundamentalmente en la explotación de los recursos de la tierra o algún producto de tipo mineral, son tres los factores que hacen inviable el esquema: el crecimiento demográfico y la evolución del consumo agotan los saldos obtenidos por la exportación; la producción agropecuaria necesita una base industrial que la tecnifique y apuntale, para que así aumente sus rindes; las naciones desarrolladas aumentan sus rendimientos agropecuarios en cosechas normales, reduciendo así sus compras a países como el nuestro.

  • La dinámica en la relación producción-consumo es: una fábrica, es decir, una industria instalada demanda y exige: hospitales, viviendas y escuelas. Por el contrario, una vivienda o plan habitacional no implica lo anterior nos lleva a concluir que necesitamos invertir en “hacer” y en “aprender a hacer” lo necesario para tornarnos realmente autónomos o acercarnos a esa autonomía, es decir liderar nuestro propio desarrollo.

  • El subdesarrollo, no es un producto de la decadencia de las instituciones, ni de la corrupción ni de las distorsiones de tipo políticas o culturales, sino al revés, lo anterior es consecuencia del subdesarrollo. Es decir, el subdesarrollo es la causa de la enfermedad y no un síntoma de ella.

  • Es la estructura de producción quien determina el grado de pobreza, y no el grado de sensibilidad del funcionario público de turno.

  • Es equivocado pensar que solamente condenando políticos corruptos se alcanzará un estadio mejor o el desarrollo, pues la corrupción es un síntoma del subdesarrollo y de su incapacidad para combatirlo.

  • El salario real suficiente, la capacidad plena de producción, la dinámica del desarrollo, los pensadores y estudiosos de las universidades son los verdaderos enemigos de la corrupción.

  • La tasa de inversión interna, el ahorro que genera una economía subdesarrollada como la nuestra, es insuficiente para financiar el ritmo que requiere un cambio de estructura productiva.

  • Una estructura productiva desequilibrada, producto de una industrialización incompleta, nos condena inexorablemente a ser víctimas del constante deterioro de los términos del intercambio, por lo cual es un grave y grueso error poner todas las fichas en un modelo agroexportador, pues con ello no alcanza ni es conveniente mantener una economía cada vez más primarizada.

subdesarrollo Alejandro Di Palma Julio Panceri José Moulliá Rubén pagliotto

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