El comportamiento climático deficitario del invierno permite conjeturar que la primavera será ajustada, aunque el verano presentará mejoras, aseguró Germán Heinzenknecht, meteorólogo de Consultora de Climatología Aplicada (CCA).

Si a toda la tecnología que existe en semillas podríamos asegurarle una provisión de agua de 700 u 800 milímetros en el segmento de cálidos, hacer agricultura sería un trabajo muy sencillo, pero la realidad es muy distinta, ya que el agricultor tiene que trabajar año a año con una altísima variabilidad.

“Hacia finales de junio, los calentamientos del océano Pacifico sur y el Atlántico sur se diluyeron y empezaron a llegar las primeras masas de aire polar. Ante esa situación, se sostuvo en general el invierno bastante frío e incluso todavía quedan irrupciones de aire frío”, contó Heinzenknecht, quien indicó que en la situación actual aumentó el área del enfriamiento: “Por otra parte, su situación en el Atlántico sur es de un ligero calentamiento frente a las costas uruguayas y el litoral brasileño. Pero como es incipiente, no se lo puede tomar todavía como una medida favorable. Sin embargo, claramente el indicador más importante es el enfriamiento en algunas zonas, lo que comienza a confirmar que vamos a tener un desarrollo de la Niña para la primavera”.

En primer lugar “esa es una cuestión que tenemos que tener clara, a principio de junio teníamos que esperar para validarlo a esta época. En aquel momento el pronóstico mostraba esta tendencia, pero todavía había neutralidad. Incluso, en este momento, la situación es todavía neutral, pero en los pronósticos se afianzan hacia un fenómeno de la niña durante el trimestre de primavera, y esto es significativo”.

En el indicador Enso (que nuclea en el nombre el fenómeno de la Niña y el Niño), las probabilidades crecen, “si bien durante septiembre la probabilidad de la Niña es del 47 por ciento contra un 53 por ciento de que sigamos en un estado neutral. De alguna manera, los indicadores atmosféricos comienzan a notar que la circulación atmosférica empieza a verse afectada por el fenómeno de la Niña”.

En ese escenario, Heinzenknecht consideró como “muy probable que tengamos una primavera (noviembre-diciembre o al menos, parte de diciembre) con un flujo de humedad afectado por el fenómeno de la Niña, que es tan importante para la región pampeana, en particular para la provincia de Entre Ríos”.

Potencialmente este fenómeno de la Niña podría actuar como un factor negativo: “Tenemos un forzante de escala planetaria que va a jugar de forma negativa al menos durante los próximos tres meses. El trimestre octubre, noviembre, diciembre es el de los meses de más cuidado”.

Precisamente, habrá “un estado de vulnerabilidad marcado no tanto por el fenómeno de la Niña en sí, sino por la condición con que entramos a la primavera, ya que ingresamos con una condición muy vulnerable, muy ajustada, que si tenemos un ligero negativo de la lluvia sin llegar a ser demasiado violento, si estamos un 30 por ciento por debajo de los valores normales de precipitación, saliendo de una cognición de partida que ya es regular o escasa, podemos ir a una situación comprometida para el desarrollo de la campaña triguera, donde podemos tener mayores problemas”, explicó el licenciado.

En enero, “la probabilidad del fenómeno Niña cae por debajo del 50 por ciento, ya prácticamente queda en la misma tendencia que la neutralidad. Por eso, en general, uno ve un panorama un poco mejor cuando vamos al desarrollo de la segunda parte de enero, febrero y marzo. Es decir, este indicador Enso muestra que la Niña va a jugar como un factor negativo en la primavera , y en el verano se va a debilitar o a desaparecer, aunque tenemos que transitar una primavera que se va a considerar difícil, si aprovechamos los momentos donde aparezcan las lluvias y más o menos tenemos un nivel de reserva razonable”.

El indicador Enso “en este momento están todavía en posición neutral, (-0,4°C) pero va a ser un enfriamiento muy marcado. Pero claramente la tendencia es, en lo que resta del invierno, se va a mantener neutro lo que resta de septiembre, pero sí el desarrollo desde mediados de septiembre hasta mediados de diciembre, seguramente bajo el signo de la Niña, sin que este fenómeno tenga una intensidad muy contundente, muy marcada, tendremos una condición de partida que no es la mejor”.

Este análisis del impacto de los fenómenos de la Niña y el Niño y su comportamiento sobre las precipitaciones y los rendimientos “se pueden chequear en los rendimientos de maíz y trigo en la página de riesgo agropecuario. Ahí se verá separado por bimestre cómo se comportan las precipitaciones y los rendimientos bajo el fenómeno de la Niña o el Niño”.

Es una realidad estadística es que “bajo el fenómeno de la Niña, prevalecen puntos rojos en toda la región pampeana. Estos puntos marcan precipitaciones por debajo de los valores normales, es decir, noviembre y diciembre con un fenómeno de la Niña bien instalado e intenso, pueden dejar precipitaciones por debajo de lo normal. Hay mucho margen para la evolución de este fenómeno de la Niña, por lo cual yo no me jugaría a que vayamos a tener un impacto negativo muy marcado. Debemos tener en cuenta este fenómeno como un indicador negativo, pero como es muy débil, posiblemente no tendrá un impacto tan marcado como el que suele tener cuando el indicador es muy fuerte”.

La tendencia climática del Servicio Meteorológico Nacional (SMN) muestra para todo el trimestre mucho peso en el fenómeno de la Niña: “La precipitación va a estar por debajo de los valores normales, tenemos toda la Mesopotamia, y el este de la provincia de Buenos Aires en esas condiciones, aunque puede haber variabilidad”. En el trimestre, el total de precipitación “no estará en el nivel esperado, por lo que podrá haber oportunos sistemas precipitantes que nos permitan mejorar las condiciones para la siembra”, dijo el meteorólogo.

En términos estadísticos, la lluvia normal para septiembre, octubre y noviembre “es de 300 milímetros, en términos redondos, pero en septiembre tiene una oferta de agua estadísticas de unos 60 milímetros. El salto recién se dará en octubre, donde pasará a duplicar el valor de lluvia”.

El mapa de demanda de precipitación pedía unos 60 milímetros, ya que, estadísticamente, eso es lo que brinda septiembre. “Es improbable recibir esos 60 milímetros, entonces la coyuntura con la que vamos a tener que transitar septiembre es un mes con parches, mejoras, pero no con una solución definitiva, eventualmente podemos tener una lluvia mas importante en la transición septiembre/octubre, ahí si podemos tener chances de ir a un buen sistema precipitante, de 30 a 40 milímetros, y de ahí empezar a recorrer octubre con mejores chances de aproximarnos a los 100 milímetros o valores cercanos”.

La tendencia climática del Instituto IRI “muestra precipitaciones por debajo de lo normal en toda la cuenca donde nacen los ríos del Plata. Eso no es bueno, porque necesitamos que lo que pasó en el noreste de Corrientes y Misiones en el invierno, continúe en la primavera, es decir que llueva, y si es posible, que llueva por arriba de lo normal”. El fenómeno de la Niña puede tener potencialmente un efecto negativo ahí, “lo que tiene de positivo de este fenómeno es que no marca una tendencia tan negativa para la región pampeana”.

Algunos modelos “dan mayor peso al fenómeno de la Niña y otros menos y, en eso se marca la diferencia. Por eso es una campaña que cuando hay un indicador (ni fuerte ni débil), si en este momento tuviésemos un fenómeno de la Niña con una intensidad fuerte pronosticada, les diría trabajen sus decisiones pensando que van a ir a un trimestre totalmente seco, claramente, por debajo de lo normal, pero en este momento les aconsejo que trabajen sus decisiones para ir a un trimestre con precipitaciones que tienen como techo las lluvias normales. Sobre todo, en Entre Ríos, creo que hay que tomar decisiones conservadoras, pero no con el rigor que uno podría tomar si tenemos una inminente sequia o una proyección deficitaria tan grave como la que tuvimos durante el último semestre”, aseguró el consultor.gimp