El 24 de abril de 1792 la guillotina probó por primera vez sus tajantes propiedades en el cuello de un delincuente habitual, no político, llamado Nicolás Jacques Pelletier.
Pelletier en 1791 participó en un robo que acabó con un hombre muerto. Fue capturado poco después y condenado a muerte. La condena debía cumplirse el 31 de diciembre de 1791 pero por entonces estaban probando la guillotina con cadáveres.
La guillotina fue aprobada como método de ejecución por la revolución francesa, que hizo uso y abuso de ella. Robespierre hizo perder la cabeza a miles de presos políticos hasta que él mismo fue guillotinado, siguiendo el camino de Dantón y Desmoulins, entre muchos otros.
El 10 de septiembre de 1977 rodó en Francia la cabeza del último guillotinado, Hamida Djandoubi un inmigrante tunecino condenado por torturar y matar a su novia