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Las angustias del encierro

Un profesor universitario español de física, recluido  en su casa de Madrid por la peste, de donde su mujer médica sale cada madrugada a ejercer su profesión en condiciones tremendas,  publicó un texto según él para exorcizar los fantasmas que en una persona activa pueden generar el miedo,  la soledad desacostumbrada  y la inactividad forzada.

Un profesor recomienda como exorcizar los fantasmas que en una persona activa pueden generar el miedo, la soledad desacostumbrada y la inactividad forzada.
Un profesor recomienda como exorcizar los fantasmas que en una persona activa pueden generar el miedo, la soledad desacostumbrada y la inactividad forzada.

Imprevistamente debió abandonar su rutina y adoptar en su escrito -que quiere ser liberador- un modo de argumentar para él extraño, bajo la presión del confinamiento y del temor. Lo resume: nuestro mundo se ha detenido, pero el mundo no se ha parado. Y dice que escribe para exorcizar sus temores mediante una función propia del pensamiento occidental: prever el futuro para mitigar la angustia ante lo desconocido.

Sin embargo, la previsión  que se propone es imposible con las herramientas de que dispone. Pero en el terreno psicológico incluso una conclusión insuficiente o errada es valiosa.
A pesar de que  prevé el fin del camino para muchos - ya hay miles de muertos en España por la imprevisión, la indisciplina y las rencillas políticas, insiste en que hay futuro y quiere trazar una hoja de ruta, una guía de acción porque da por terminado el tiempo de la reflexión, que llama consciencia.

Con seguridad la normalidad a que estábamos acostumbrados es anormalidad,  y no hay que volver a ella porque  la norma es una imposición del poder, que hoy  apenas trata de mantenerse de pie; pero es  una costumbre de los pueblos sedentarios. Los nómades de antaño enfrentaban con serenidad una realidad diferente cada día.
La primera critica que formula es contra el "no hay alternativa" neoliberal de Thatcher  y Reagan, porque ve la importancia de lo que llama "público" queriendo seguramente significar lo estatal, aunque "público" se refiere a lo popular, a las organizaciones del pueblo al margen del Estado o contra él.

La crisis salió de la China al mundo. Hoy el mundo está atontado por la la peste, China la declaró superada en su territorio y en el interin  compró baratas las acciones de las empresas occidentales.  Cuando vuelva la  "normalidad" habrá otras relaciones de poder. Trump prometió hacer grande a  su país  y lo está haciendo virósico, paralítico y pequeñito. Oscila entre permitir el desarrollo de la peste sin afectar sus posilibilidades electorales  y escuchar el vozarrón de las empresas que no quieren perder medio dólar.

Es cierto, como marca el profesor, que la excesiva complejidad de los sistemas  modernos ha fragilizado al extremo  la sociedad,  y que era previsible alguna crisis grave, pero eso no excluye una epidemia diseñada, porque está dentro de las posibilidades de la técnica actual.

Dos  meses antes de la crisis,  la fundación "filantrópica" de Bill y Melinda Gates hizo un simulacro de peste, por si alguna vez se producía. Se produjo providencialmente a los dos meses. Hay milagros todavía, pero para multimillonarios solamente.

Los imprevistos permanentes que para el profesor dejaron en el pasado la sociedad estacionaria pueden no ser meros accidentes, sino armas de guerra. En realidad, desde la Edad Media no conocemos una estática social permanente, y nos apresuramos a desecharla como ignorancia, miseria y ruindad. Ahí estamos.

Señala: "la actual crisis es la suma de todas las contradicciones y tensiones que nuestro insostenible sistema ha generado" y es una crítica suficiente de la modernidad insostenible; pero desde adentro, porque aspira a cambiar el sistema caduco sin que el cambio vaya demasiado lejos.
El dinero, palanca del poder, está mostrando los límites de un sistema de dominación que  posiblemente cambie en contra de los dominados. Por eso no convence su tesis de que esta crisis es  una lucha del amor contra el dinero con el triunfo del amor, porque al final quizá  veamos que solo bajamos algunos escalones hacia el caos.

De la Redacción de AIM

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