Las propuestas políticas, desde que la humanidad debe soportar a esos torturadores llamados políticos e incluso alabarlos y embanderarse con ellos, son como movimientos enérgicos de los que han caído en una ciénaga e intentan salir. No solo que no se ayudan así sino que se hunden más rápido. Los políticos los recomiendan a otros para mantenerse ellos a flote, pero al final se hunden también.
Un relato breve muestra a un político dirigiéndose a una multitud. -¿Qué prefieren, nosotros o el caos? La multitud le contesta: -El caos. Y el político: - Entonces, jódanse, porque el caos somos nosotros”.
Es extraordinario el gasto de inteligencia y de capacidad combinatoria que han hecho políticos, politólogos, sociólogos, revolucionarios, reformistas, conservadores, reaccionarios, etc, para corregir los problemas sociales y sorprende la pobreza de los resultados.
Se intenta una y otra vez las mismas soluciones, con críticas descalificadoras a las propuestas por otros, de modo que todas quedan descalificadas, según se mire.
Fracasan una y otra vez y reinician los intentos en niveles cada vez más bajos, cada vez más cerca de la orilla.
Otro relato breve muestra a un santo cuidando su jardín. Cuando le preguntaron que haría si supiera que en media hora se terminaba el mundo, contestó. "Seguiría cuidando mi jardín".
De la Redacción de AIM.