La imaginación desbordada crea realidades a veces terribles, a veces maravillosas, apenas comprensibles para los que no estamos demasiado dotados por la fantasía.
Pero la fábula de seres extraordinarios, con poder para crear y destruir multiversos, revela quizá, como señalaba la sabiduría antigua y retoma por ejemplo Borges, que somos de la naturaleza de los sueños. Cuando quien nos está soñando despierte moriremos, tal como se disipan las figuras de nuestros sueños cuando exceden sus límites y nos despiertan preocupados, quizá atemorizados.
Esta vieja idea "circular" reapareció en "El viajero y su sombra" de Nietzsche. Miles de años antes, en la China, Chuang Tse cuenta: "Soñé que era una mariposa que volaba de flor en flor. Ahora desperté y ya no sé si soy Chuang Tse que sueña que es una mariposa o una mariposa que sueña que es Chuang Tse". La respuesta taoísta, que este apólogo ilustra, es que no es ni Chuang Tse ni la mariposa, sino un solo ser que se desdobla en dos posibilidades que nunca han dejado de ser una sola.
No es posible distinguir entre nosotros y nuestra sombra en un plano más allá de apariencias y certezas de los sentidos: “El contorno le dijo a la sombra: Primero te mueves y después te quedas quieta, ahora te sientas y luego te levantas. Porqué no te decides de una vez? La sombra la replicó: ¿Acaso tengo que mirar a otra cosa para ser lo que soy? ¿Acaso esa otra cosa no tendrá que confiar en otra distinta?”
Nosotros proyectamos sombra; sabemos de qué depende ella, pero no sabemos de qué dependemos nosotros. Somos tan ignorantes como la sombra. ¿Nosotros mismos no seremos una sombra proyectada por otro ser?
Un hombre sufre un accidente automovilístico y resulta ileso. Pero en un universo paralelo queda herido, y en un tercero muere. ¿Qué tal si el sano puede visitar el universo donde está muerto como consecuencia del accidente donde no le pasó nada? O si recibe puede visitar al fracturado en el hospital? Los físicomatemáticos han abierto la perspectiva de que no una, sino dos, tres o infinitas posibilidades se abran a partir del mismo suceso, todas igualmente reales. Es la pesada puerta que abrió la indeterminación cuántica, que no podemos cerrar.
Lo que contienen los números
Un agujero negro podría continuarse al menos matemáticamente en una estrella blanca, que es la reversión temporal del agujero negro. Se crearían entonces dos universos que jamás se tocarían aunque dos viajeros, uno en cada uno de ellos, podrían encontrarse dentro del horizonte de sucesos, es decir, totalmente fuera de toda posibilidad de percepción de quienes estén fuera del agujero negro inicial.
Como se trata de posibilidades matemáticas, otra ofrece la perspectiva de comunicación entre los dos universos creados a partir del colapso de la estrella pero sin tener que hundirse en el "horizonte de sucesos" fuera del cual nadie puede conocer nada de lo que pasa del otro lado, porque habría una zona donde el contacto es posible, llamada "ergosfera".
Variedad infinita
Para terminar, recordemos a Dostoievsky, el vidente ruso que sufrió hasta el límite las crisis epilépticas continuas: “La realidad es infinitamente diversa, escapa a las deducciones ingeniosas del pensamiento abstracto, no soporta la clasificación estrecha y exacta: la realidad tiende al fraccionamiento perpetuo, a la variedad infinita”.
De la Redacción de AIM.