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Martiniano Leguizamón, el generoso donante por el cual se gestó el museo histórico

Este 26 se marzo se cumple un nuevo aniversario de la muerte de Martiniano Leguizamón, el prolífico escritor oriundo de Rosario del Tala. Pero además de abocarse a las letras, en este autor entrerriano atesoró una variada colección de libros y objetos ligados a la vida en el campo, que supo inspirar su obra. La donación de estas colecciones generó en buena parte el museo que lleva su nombre en Paraná y que hasta hace poco tiempo continuó recibiendo de sus herederos aportes que eran parte de acervo, contó a AIM el director de, Rubén Clavenzani.

Hijo de un coronel de Justo José de Urquiza, Martiniano Leguizamón nació en Rosario del Tala el 28 de abril de 1858 y falleció a los 76 años el 26 de marzo de 1935 en González Catán, partido de La Matanza, provincia de Buenos Aires. Fue un abogado, poeta, narrador y escritor teatral cuya obra circundó retratos de la vida rural entrerriana. Inscripto dentro de la literatura gauchesca, Martiniano Leguizamón fue muy prolífico en su trabajo con las letras, recuerda en diálogo con AIM Rubén Clavenzani, director del Museo Histórico provincial que lleva su nombre. Su obra, justamente fue donada al Estado conjuntamente con 2.733 libros, “de distinto tipo, fundamentalmente de literatura relacionada al ámbito rural de la época, estamos hablando de principios de siglo XX. Y estas 2.733 piezas están en nuestro Museo”, rescató en el aniversario de su fallecimiento el director del Museo.

Clavenzani además recordó que las donaciones de Leguizamón, que fueron el mojón por el cual se constituyó el museo, continuaron siendo aportadas por sus herederos después de su inauguración en 1946. Es por eso que se cuenta además toras “1.100 piezas que sus herederos donaron dado el mandato que dejó antes de morir. Con un medallero de plata, donde se ven los distintos cincelados de los primeros pobladores que se dedicaron a este arte. Y no solamente de entrerrianos, porque los has de quienes se dedicaban en distintas provincias, en la República Oriental del Uruguay, en el Paraguay. También numismática, armas blancas, de cuero, una colección de mates, bobillas y accesorios que tienen que ver con la bebida nacional, una pinacoteca, prendas diversas. Y la última fue un poncho que donó su bisnieta que estaba en Buenos Aires y su tataranieta que vino desde Europa y estuvieron presentes en diciembre de 2018, donde se hizo un acto”, recordó el responsable de la custodia de este patrimonio ahora en común.

Recordando otros elementos singulares, también se enumeró el aporte de “morteros, espuelas, boleadoras, y todo lo que tiene que ver con la vestimenta gauchesca. También piedras de nuestros pueblos originarios, fundamentalmente de la nación Chaná. Se destacan piedras pulidas en punta de flecha. Distintos documentos y actas, escrituras, partidas de nacimiento de la época de la Confederación. Gran parte de la Sala de la Confederación se la debemos a las piezas que donó Martiniano”, reconoció Clavenzani, que no olvidó exposiciones destacadas como los “ladrillos del famoso palomar de Caseros, donde resistían las tropas de Rosas y la veleta de ese lugar”, junto con “mobiliarios, sillas, lámparas, candiles. Todo esto está inventariado y detallado”, apuntó para dar cuenta de la importancia del aporte de este autor entrerriano.

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