Desde Freud en adelante, el análisis le dio suma importancia a la crisis, al trauma, a ir a buscar el punto de dolor. Tanto, que algunos se quedaban anclados en eso, dando vueltas sobre lo mismo por años. De un tiempo a esta parte, aparecen recursos que se paran desde las fortalezas del paciente y las emociones “positivas” (alegría, resiliencia, capacidad de juego, buen humor, etc.) para salir de estados anímicos de desequilibrio.
Psicología Positiva
Según la psicología positiva, hay un énfasis exagerado y unilateral en el “sufrimiento”. En distintos ámbitos de la cultura, tanto como en las ciencias sociales y en distintas prácticas, se acostumbra pensar que el sufrimiento y el malestar pertenecen a la fibra más íntima del ser humano. Llegando, incluso, a considerar rigurosas y “profundas” a las teorías que hacen hincapié en el dolor y sus aspectos más negativos. Porque cultivar las emociones positivas y las fortalezas del paciente potencia la eficacia de los tratamientos psicológicos.
Aceptar una versión del ser humano así -tanto como del paciente-, que lo describa e identifique con negatividad y malestar, es poco y, diré más: es inexacto. Aunque esto sea una parte de la realidad, no abarca la totalidad de experiencias y manifestaciones. Los seres humanos somos más complejos.
Según la psicología positiva: “el ser humano es mucho más que disfuncionalidad y aspectos negativos, que patología, emociones y estados anímicos desfavorables y sufrientes”. La persona requiere ser mirada desde una óptica integral que no sobrevalore la angustia, la ansiedad, la ira, u otros estados de malestar cognitivo-emocional.
El bienestar y la salud, desde esta perspectiva, son considerados estados florecientes y expresiones genuinas de las personas. No efectos secundarios de la ausencia de enfermedad. Esta mirada “positiva” –enmarcada por investigaciones de la Psicología a nivel mundial-, incluye los aspectos llamados “fortalezas”, cuya consideración, entendimiento y producción aportan salud y bienestar.
Es sospechoso que se haya hablado tanto sobre la angustia, la ansiedad, la ira, la tristeza, el desánimo; mientras que, cuando pretendemos estudiar, investigar y promover la serenidad, la calma, la autoestima, la diversión, la esperanza, el sentido del humor, el fluir de conciencia, etc. los profesionales contamos con menos conceptos de referencia.
Cuando se pretende reflexionar sobre la alegría, el optimismo, el espíritu lúdico u otras expresiones como fuentes de la salud y del crecimiento psicológico, se genera una sutil inquietud, una desvalorización imperceptible… Se tiende a pensar que el bienestar es un efecto secundario, súbito, de la ausencia de malestar y de patología. Sepamos -digo- que las emociones positivas tienden a elevar nuestra sensación de bienestar subjetivo y agrado, que amplían nuestros repertorios de acción y soluciones creativas a los problemas. Cuando expresamos este tipo de emociones, se favorecen los lazos de amistad y afecto, de cooperación y fraternidad. Quienes practican y frecuentan las emociones positivas, cambian la química de su cuerpo, e incluso, mejoran las defensas inmunológicas frente a ciertas enfermedades que aparecen como consecuencia de lo emocional.
Las personas que cultivan emociones positivas tienen mejor salud física y sensación de bienestar. Desarrollan vínculos plenos, mejor rendimiento en el trabajo y en el juego, más prosperidad en la pareja, en la amistad y la familia; no sólo viven más, sino que alcanzan mayor satisfacción con la vida y se sienten más plenos.
¿Cuáles son? Podemos nombrar algunas: interés, entusiasmo, motivación, curiosidad, asombro, gratitud, coraje, ahínco, orgullo, compasión, empatía, ternura, humor, diversión, serenidad, esperanza, optimismo y alegría.
Fenómenos como el optimismo, el propósito, el sentido del humor, la confianza, la resiliencia, la creatividad y la capacidad de “fluir”, así como la empatía y un estado de valoración positivo del presente, son temas impostergables para la psicología actual.
Por el piscólogo Martin Berasain del Centro de Psicología Cognitiva. Autor del libro "Las emociones positivas" de Ed. Bonum.
Clarin.-
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