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Psicastenia: La fatiga del alma o el sufrimiento irracional

Divagar de forma constante en la preocupación, la angustia y la obsesión sin forma ni razón hasta caer en estados de agotamiento absoluto. La psicastenia se acuñó en 1903 y a día de hoy aún sigue despertando un gran interés.

La psicastenía es uno de los términos más antiguos del mundo de la psicología. Surgió a principios de 1903 para definir el sufrimiento del alma humana, el dolor de quien se siente perdido y no confía en sí mismo. Esa angustia existencial aboca a la persona a la turbación permanente, al pensamiento obsesivo, a las fobias y a ese estado de ansiedad persistente y casi siempre irracional.

A día de hoy este concepto ya no se entiende de la misma manera, sin embargo, se concibe como un rasgo de personalidad, formando parte de inventarios como el Mmpi. Fue el psiquiatra Piarret Jane quien introdujo esta dimensión a principios del siglo XX, gracias a su trabajo Las obsesiones y la psicastenia, el cual tuvo una gran trascendencia.

Podríamos definir a la persona psicasténica como alguien incapaz de apagar el ruido de su mente, de la preocupación que erosiona el ánimo y de esos problemas que no sabe cómo resolver. Esa rumiación continuada le somete e a un gran agotamiento y a una profunda indefensión en la que experimentar una elevada falta de control sobre lo que sucede a su alrededor.

Figuras como Carl Jung o Karl Jaspers se sintieron interesados por esta característica de la personalidad. En la actualidad, la psicastenia se vincula al trastorno obsesivo-compulsivo.

¿Qué es la psicastenia?
La psicastenia integra a día de hoy la subescala 7 del inventario de personalidad MMPI, que describe una forma de ser y actuar problemática, muy tendente al trastorno obsesivo-compulsivo. Es un rasgo habitado por las dudas constantes, por los miedos que atenazan y por un estado físico muy particular caracterizado por un gran agotamiento.

De este modo, si bien en el pasado llegó a usarse este término como categoría diagnóstica, en la actualidad es solo un rasgo de personalidad, es decir, la psicastenia no aparece como tal en el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-V).

Sin embargo, dada su trascendencia en la psicología e incluso lo llamativo de la palabra como tal, vale la pena conocer más datos sobre ella.

La psicastenia era un tipo de neurosis
El psiquiatra Pierre Jane dividió las neurosis en dos tipos: las histéricas y las psicasténicas. Mientras las primeras definían básicamente a las alteraciones emocionales acompañadas de convulsiones o parálisis, las segundas eran algo más complejas.

Evidenciaban un problema a la hora de aceptar la realidad y los cambios de la vida. Lo que hacían las personas era quedar bloqueados ante el sufrimiento vital, sin poder ir más allá, quedando atrapados en la negación, en la obsesión, en esa desesperación de quien se niega a asumir lo que le envuelve.

El psicasténico era un neurótico altamente irritable que queda hundido en su propio sufrimiento por no saber cómo aceptar el devenir de la vida. Y esa negación, le abocaba poco a poco a trazar un estado mental cada vez más patológico.

¿Qué características definen esta dimensión?
La psicastenia evidencia una amplia sintomatología. En la actualidad, este rasgo de personalidad nos es útil porque como bien hemos señalado, tiende a definir al paciente con un trastorno obsesivo-compulsivo (TOC). Veamos no obstante esas dimensiones que la solían integrar:

· Elevada ansiedad, pensamiento obsesivo y rumia constante.
· Sensación de falta de control.
· Son personas temerosas, inseguras y aprensivas.
· Evidencian pensamientos negativos, con marcada desesperanza.
· Les cuesta tomar decisiones.
· Están atenazados por miedos irracionales y fobias.
· Les cuesta regular sus emociones.
· Tendencia a la autocrítica.
· Sentimiento de extrañeza ante el mundo, no lo entienden ni se sienten partícipes, lo que les conduce a la inhibición intelectual y también social.
· No pueden aceptar los cambios, evidencian una gran inflexibilidad mental.
· Ese esfuerzo mental constante y el hecho de estar dando vueltas a las mismas cosas les sumen en estados de gran agotamiento físico.
· Padecen insomnio.
· Es común que sufran tics nerviosos, además de enfermedades psicosomáticas.

¿Por qué se llama la fatiga del alma?
A principios del siglo XX solían denominar la psicastenia como la enfermedad de la fatiga del alma. Tras esta poética descripción se quería evidenciar algo muy concreto. A menudo, el ser humano queda atrapado en una esquina existencial sin saber a dónde dirigirse. Desde ese punto, el mundo parece extraño, falto de significados y sentido para quien lo atiende. Es entonces cuando uno se recoge en su propio interior, escabulléndose de todos y de todo.

Quien huye fortalece el miedo y es entonces cuando se retroalimenta la inseguridad, el pensamiento irracional, la obsesión y hasta el pánico. Ese temor sin origen concreto parte muy a menudo del desconcierto vital de esas personas que no hallan su lugar en el mundo. Sus almas no encuentran nada a lo que aferrarse y en medio de ese ciclo soledades y de pavor, lo que emerge es el cansancio, el agotamiento extremo.

En la actualidad, este tipo de definición ya no se aplica. Sin embargo, el término psicastenia se sigue usando para entender la manifestación de los trastornos obsesivo-compulsivos. En estos casos, estudios como los realizados en el Servicio de Psiquiatría del Hospital Hôtel-Dieu (Paris) indican que tratamientos con antidepresivos como la tianeptina resultan muy eficaces.

Los tiempos cambian, pero las realidades clínicas prevalecen para ser atendidas de manera más eficaces y poder garantizar la calidad de vida de las personas.
El alma perdida es una metáfora para nombrar ese estado en el cual se produce una desconexión de nosotros mismos y surge el abatimiento.
Por la Lic. Valeria Sabater para La Mente es Maravillosa

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