Casi 50 millones de franceses están llamados este domingo a las urnas para elegir presidente, con el centrista Emmanuel Macron y la ultraderechista Marine Le Pen como favoritos de una ajustada primera vuelta tras una atípica campaña. Los colegios electorales abrieron sus puertas a las 08H00 (hora local) para la votación, que empezó previamente en los territorios de ultramar y en el extranjero.
Los resultados se conocerán a partir de las 20H00, cuando cierren los últimos colegios electorales.
“En el contexto de lo que ocurre en Ucrania y Rusia, qué suerte tenemos los franceses de poder votar en democracia, de poder elegir”, aseguró a la AFP Antoine Jounet, de 43 años, al depositar su voto en el Liceo Francés de Nueva York.
El lanzamiento de la ofensiva rusa en Ucrania el 24 de febrero ocultó la campaña electoral, pero el efecto sobre los precios de la energía la devolvió al primer plano, sobre todo por la inquietud sobre el poder adquisitivo.
El inicio de la guerra en los confines orientales de Europa impulsó al mandatario liberal, pero también a su principal rival Le Pen, que en la recta final progresó en los sondeos hasta rozar la victoria ante Macron si ambos pasan al balotaje del 24 de abril.
De los diez candidatos restantes, el izquierdista Jean-Luc Mélenchon es el único con alguna opción de impedir el domingo que ambos consigan su boleto para la segunda vuelta, reforzado por su imagen de “voto útil” de una izquierda atomizada.
La primera vuelta no está exenta de sorpresas como en 2002, cuando el ultraderechista Jean-Marie Le Pen, padre de Marine, se calificó contra todo pronóstico para el balotaje junto al conservador Jacques Chirac, que acabó logrando su reelección.
La abstención de la primera ronda entonces alcanzó el récord de 28,4% para una presidencial. Otra de las incógnitas es saber si se batirá ese máximo, como creen muchos politólogos. En 2017, un 22,2% de los electores no votaron en la primera vuelta.
Frente republicano
Marine Le Pen, de 53 años, y Emmanuel Macron, de 44 años, ya se disputaron las llaves del Elíseo en 2017 que consiguió el centrista con dos tercios de los votos. Pero aunque el escenario parezca repetirse cinco años después, el país no es el mismo.
El coronavirus irrumpió en Francia a principios de 2020, confinó a millones de personas y dejó atrás una primera mitad de mandato de Macron marcada por las protestas sociales. La guerra en Ucrania apareció cuando los franceses empezaban a respirar.
Macron jugó así la baza de un presidente estable en tiempos de crisis y reformista; Le Pen se presentó como la defensora del poder adquisitivo, con una imagen menos radical al evitar poner el foco en sus temas predilectos: migrantes, islam, seguridad.
Sin cambiar los fundamentos de la extrema derecha, según los observadores, la candidata de Agrupación Nacional (RN) prefirió intentar capitalizar el descontento de las clases populares con la política de su rival de La República en Marcha (LREM).
Los temas más radicales de la ultraderecha quedaron en manos del polemista Eric Zemmour, que con sus explosivas declaraciones contra los inmigrantes y los musulmanes dominó parte de la campaña, poniendo en dificultad a Le Pen y a la candidata de la derecha Valérie Pécresse.
El mandatario, que entró tarde en campaña por la gestión de la pandemia y su intento de mediación entre Kiev y Moscú, alertó en la recta final contra el “peligro extremista”. Los expertos dudan si el cordón sanitario en torno a la extrema derecha funcionará como en 2017 y 2022.
Para el director de la Fundación Jean-Jaurès, Gilles Finchelstein, el tradicional “frente republicano” de partidos no bastará para aislar a Le Pen en la segunda vuelta, ya que, aunque este sistema no ha desaparecido, está desgastado.
Los candidatos socialista Anne Hidalgo, ecologista Yannick Jadot y comunista Fabien Roussel ya dijeron que llamarán a votar contra la extrema derecha si Le Pen pasa al balotaje. Valérie Pécresse del partido Los Republicanos (LR) no dará en cambio consigna de voto.
El resultado de la elección será seguido de cerca en el mundo, porque una eventual victoria de Le Pen podría asestar un nuevo revés a la Unión Europea (UE) y a las alianzas internacionales de esta potencia económica y nuclear.
En Francia, la atención también estará puesta en el alcance de la esperada debacle de los partidos tradicionales: la derecha de los ex presidentes Chirac (1995-2007) y Nicolas Sarkozy (2007-2012) y los socialistas de François Hollande (2012-2017) y François Mitterrand (1981-1995).
(Con información de AFP)