Los pueblos que olvidan su historia pierden su identidad cultural y son fácilmente sometidos. Por ello, los conquistadores siempre atacan con violencia, buscando destruir la identidad de los pueblos que colonizan. Manipulan la historia, asumiéndose “civilizadores” contra los “bárbaros”, ficcionando sus identidades, como una heroica empresa de “nobles caballeros” contra “salvajes malvivientes” y “vándalos criminales”. Justificando el genocidio y etnocidio de los pueblos.

Los pueblos que resisten, que luchan por liberarse, lo hacen fortaleciendo su identidad cultural; porque, para ser libres necesariamente deben asumir su soberanía popular. Siendo la soberanía, el poder decidir cómo vivir, donde se vive, en comunidad, en su territorio, en convivencia con la naturaleza. Para esta convivencia, política, social y económica, por lo tanto cultural, en los pueblos y entre pueblos de una nación se acuerda una suerte de “contrato social”, la Constitución nacional.

Desde el comienzo de la Revolución de Mayo se inició la lucha por dos proyectos de nación; una, oligárquica unitaria de los asumidos herederos de la clase dominante colonial; y otra, democrática federal de soberanía de los pueblos, ahora sudamericanos. Ambos proyectos, generaron dos procesos constituyentes; que, se expresó en la primera convocatoria y desarrollo de la Asamblea del año XIII y concluyeron en dos Congresos posteriores, donde se declararon la “independencia de todo poder extranjero”.

El 29 de junio de 1815, la Liga de los Pueblos Libres, compuesto por seis provincias del río de la Plata, Misiones, Corrientes, Entre Ríos, Santa Fe, Córdoba y la Banda Oriental del Uruguay, en el Congreso constituido en Arroyo de la China (actual Concepción del Uruguay-ER) realizan la primera Declaración de Independencia; pero, además, la soberanía política, definiendo como sistema de gobierno, el republicano democrático federal, la independencia económica estableciendo la primera Reforma Agraria con el Reglamento de tierras de Artigas.

Se reafirmaba, nuestra identidad cultural democrática regional; cuyo mayor antecedente fue el Acuerdo guaraní – jesuítico en la conformación de los pueblos de las Misiones. De donde, también, surge la identidad de los ejércitos de liberación y protección de los pueblos de San Martin, Belgrano, Artigas y Andrés Guacurarí. El primer antecedente constitucional, utilizado por Alberdi, realizado por Manuel Belgrano con “Reglamento para el Régimen Político y Administrativo” de los 30 Pueblos de las Misiones (30 de diciembre de 1810).

En el Congreso del 9 de julio en Tucumán, solo se realizó la Declaración de la Independencia de todo poder extranjero, de los pueblos de Sudamérica; pero, no se pudo avanzar en determinar el sistema de gobierno, al dividirse el Congreso entre dos proyectos presentados. El unitario, de las oligarquías cabildantes conducidas por Buenos Aires, que proponían “monarquía borbónica” y los democráticos, conducidos por Belgrano (acordado con San Martín), proponiendo, monarquía Inca con capital en Cuzco.

Los proyectos democráticos, siempre fueron derrotados por la fuerza militar, con golpes de Estado y traiciones políticas. Así paso, con el proyecto de la Liga de los Pueblos Libres y con el segundo proceso revolucionario democrático del movimiento nacional y popular que logró la Constitución de 1949. Esta Constitución fue derogada por una proclama militar, con un violento golpe de Estado conocida como la “fusiladora”.

El proceso constituyente del 49 se inició con la Declaración de la Independencia Económica de la Argentina realizada por el Presidente Perón el 9 de julio de 1947 en Tucumán. Definiendo, que solo habrá Soberanía política si tenemos independencia económica y con ambas, lograr la justicia social. La Democracia es la construcción de consensos en el ejercicio de la universalidad de derechos, camino hacia la justicia social.

En la reforma constitucional del 94, los congresales democráticos lograron incorporar nuevas garantías y derechos, condicionando, poniendo límites al presidencialismo neoliberal y de entrega colonial de aquel tiempo; con la incorporación de los tratados y pactos internacionales de derechos humanos, políticos, sociales, económicos y culturales de los pueblos, definiendo con determinación el derecho a la autodeterminación de los pueblos (soberanía popular) y a aquellos, que realizan actos de fuerza contra el orden institucional y el sistema democrático, son “Infames traidores de la Patria”, siendo dichos actos nulos de nulidad absoluta. Y ante ello, el derecho de resistencia ciudadana hasta la restitución del orden constitucional (Artículo 36 de la Constitución Nacional).

Resistimos, los actos de fuerza realizados, con el DNU 70/2023 y la Ley Bases por el gobierno del presidente Milei, todas sus acciones contra trabajadores y ciudadanía popular, violentando derechos fundamentales son nulos y lucharemos hasta restituir la ética pública, el Estado de derecho y la democracia plena. Que, nunca más sea definitivamente nunca más.

El movimiento popular argentino tiene historia e identidad revolucionaria de liberación, resistiendo y construyendo soberanía popular, no solo en nuestro país sino en América Latina.

En este tiempo, de profunda transformación tecnológica, en manos de explotadores genocidas, asumidos exterminadores de la humanidad, ponen en peligro la vida misma del planeta. Nuestro pueblo será consecuente con su identidad y con su historia, liberadora y constructora de la Patria Grande.

Por ello, este día 29 de junio, la ciudadanía popular de nuestra región histórica, de la Cuenca del Guaray, reafirmamos nuestra identidad revolucionaria democrática, asumiendo el derecho a la resistencia ciudadana, nos convocamos este 9 de julio a la construcción definitiva de la constituyente federal por la soberanía política, independencia económica y justicia social.