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Caleidoscopio
Caleidoscopio

Cosas de palabras

Jorge Luis Borges fue siempre muy cauteloso al exponer sus puntos de vista existenciales; uno de ellos asoma en Tlön, Uqbar, Orbis Tertius, uno de sus relatos más imaginativos, en que cede a la tentación de los soñadores de describir mundos fantásticos creados por ellos.

En las naciones del planeta Tlön el mundo está compuesto por una sucesión heterogénea de actos individuales independientes; los nombres aparecen y desaparecen según las necesidades del momento o del instante. Todo lo que trasciende la experiencia presente se vuelve indemostrable.

Es un mundo donde los nombres tan pronto se hacen como se deshacen; no tienen vinculación con nada exterior porque no hay nada fuera de ellos, nada los ancla. Tlön resultó ser el invento de una fraternidad ociosa y Borges sospecha que el mundo "real" -por lo que eso signifique- se encamina hacia Tlön, que sería la matriz que poco a poco se apropia del mundo. En Tlön la metafísica es literatura fantástica y en nuestro mundo es superflua.

Hace tiempo
Hace 2.500 años hubo en la China una generación que creyó encontrar el Tao en los libros. Por lo menos así lo denunció en aquellos tiempos Chuang Tse, uno de los máximos expositores del taoísmo.

Desde que la escolástica decadente se perdió en laberintos eruditos en la Europa medieval, una oleada similar comenzó a recorrer el mundo, hasta hacerse hoy una inundación en regla.

El libro de Chuang Tse denuncia una generación de aquellos tiempos que posiblemente tendía al saber libresco, a hacer malabarismos con los nombres, a los alambicamientos a que conduce la erudición cuando valora más las palabras que el suelo bajo los pies.

"Esta generación valora las palabras y las pone en libros; sin embargo, lo que valoran quizá esté equivocado, porque lo que se valora no es realmente lo valorable". Y expone su punto de vista: "Vemos de las cosas solo su forma y color, y todo lo que puede oírse es su nombre y sonido".

En el mismo libro un marqués contestó a la pregunta de su herrero sobre qué leía: "lo que dejaron los sabios". El herrero quiso saber si esos sabios vivían. "Murieron hace mucho". Entonces el herrero concluyó que el marqués leía la escoria que dejaron los sabios. Enojado, el marqués exigió la fundamentación de una opinión que le parecía temeraria.

El herrero explicó la técnica que usaba para hacer ruedas: "esto es algo que no puedo decir con palabras; no lo puedo enseñar a mi hijo ni él puede aprenderlo de mí. Durante 70 años recorrí mi senda solitario y aquí estoy, haciendo ruedas. Los antiguos, cuando se murieron, se llevaron las palabras con ellos. Por eso afirmé que lo que Su Señoría lee son la escoria que dejaron esos ancianos".

"¡Qué triste resulta que esta generación imagine que la forma, el color, el nombre y el sonido son suficientes para captar la esencia de algo! Lo cognoscible no habla, y los que hablan no son cognoscibles. ¿Cómo podría entender esto la generación presente?".

Si de tristes se trata, la tristeza no tiene fin, como en la canción de Toquinho y María Creuza, o por lo menos vuelve cíclicamente. Como sea, las tendencias nominalistas triunfan ampliamente en las formulaciones "progresistas", que no admiten nada que diga tener esencia y rechazan incluso el diálogo cuando se "esencializa".

Las cosas se deslizan otra vez hacia una cuestión de palabras; la edad posmoderna en curso sospecha de la verdad, incluso mencionarla con ahínco puede herir sensibilidades, es pretencioso, agresivo, totalitario. ¡Para qué hablar de la verdad entre gentes que creen corregir el mundo retocando palabras que conducen a otras palabras!

Un proyecto ¿revolucionario?
Recientemente, biólogos estadounidenses y canadienses reunidos en el "Proyecto del lenguaje de la EEB" (ecología y biología evolutiva), tomándose quizá un recreo dentro de sus tareas científicas para aventurarse en terreno menos conocido, hicieron una lista de palabras "nocivas" y recomendaron cambiarlas por otras, que a sus ojos son inclusivas e igualitarias.

Los científicos, habituados al método, explican por qué son "dañinas" las expresiones y por qué hay que sustituirlas.

"Alien" (alienígena) es una palabra milenaria del idioma latino, donde significa otro, extraño. Aparece en la lista como xenófoba y militarista; en adelante se debe usar "especie no endémica".

"Feminizado" y "masculinizado" son palabras reprobables que contienen una falla original: implican que lo femenino y lo masculino son rasgos biológicos y no construcciones sociales.

Debe también evitarse decir "hombre y mujer" porque la expresión envuelve prejuicios. La palabra «hermafrodita», a pesar de su definición científica, es un término despectivo utilizado para perjudicar a las personas intersexuales y trans.

No se debe usar la palabra "eugenesia", que para los científicos es "capacitista y promovedora del darwinismo social"; es prudente sustituirla por «selección natural».

El capacitismo, con el sexismo, el edadismo y otros "ismos" del mismo tenor, son palabras resignificadas modernamente. Capacitismo es la discriminación contra los discapacitados.

Otras palabras que no han pasado el escrutinio en materia discursiva de los biólogos son "indio", "primitivo" y "raza". "Virgen" es una palabra heteropatriarcal, reprobable.

"Madre" y "padre" son términos heteronormativos y cisnormativos, se los debe sustituir con ventaja por «progenitor». Los machos son en el nuevo bien decir productores de esperma y las hembras productoras de óvulos.

La palabra "optimización" puede llevar a errores que se evitan fácilmente cambiándola por otra. Los errores a que induce derivan de que sugiere que una especie evoluciona hacia un óptimo permanente y definido; es decir, se quiere apartar el espectro de las esencias, y se le aplica un "vade retro" que se espera eficaz.

Hay sin embargo una cuestión que no escapa a la perspicacia de los científicos normativos: el uso de un lenguaje perjudicial suele no ser intencionado, porque lo que una persona percibe como perjudicial no es percibido de la misma manera por otra, lo que puede cargarse a la cuenta del relativismo al uso, cada vez más absoluto y más capaz de soportar lo que se le cargue.

Por la vía de recomendaciones como esta, que en ocasiones se multiplican por cálculo político, aparece una censura nueva de raíz puritana que irradia desde los Estados Unidos al resto del mundo. Aquel gran país evoluciona sin cesar pero no termina de sepultar su origen calvinista. Como dice el pirata de Espronceda, "siempre brilla hermoso el vencedor".

Es la dictadura del pensamiento correcto, que cancela lo que no compatibiliza con su sensibilidad y genera una prisión nueva en lugar de la libertad que prometía.

Del ámbito universitario estadounidense irradia un vocabulario ad hoc, que tiene muchos seguidores, como cabe esperar del lustre cultural y del brillo imperial.

"Afirmación de género" son las cirugías tendentes a confirmar el género elegido más allá de la biología. El sexo no se puede cambiar, cada una de los cien billones de células del cuerpo humano revela el sexo desde los no natos hasta los cadáveres, pero el género se puede afirmar.

La "cultura de la violación" alude a una confabulación mundial que consiente y premia la violencia contra las mujeres a partir de la idea de que sus cuerpos son propiedad de los varones.

"Desórdenes públicos agravados" es un circunloquio que evita nombrar lo que la constitución argentina llama "sedición": "toda reunión de personas que se atribuya los derechos del pueblo y peticione en nombre de éste, comete delito de sedición".

Fascista era lo propio del fascismo, el movimiento político creado en Italia por Benito Mussolini hace un siglo. Ahora es cualquier actitud percibida como autoritaria o antidemocrática, y más específicamente cualquiera que exprese ideas diferentes de las "correctas".

El feminismo fue el movimiento que buscaba la igualdad de derechos de hombres y mujeres. En su nueva significación se acerca a una secta de cazadores de brujas, incluso de aquellas mujeres que nieguen la tutela y supervisión del Estado.

"Machista" es todo varón que no se sienta culpable de la deuda histórica con la mujer, por haberla mantenido en una situación social inferior durante milenios, y también son machistas las mujeres que no se sientan en desventaja por ser mujeres.

"Mujer" era una palabra definida como miembro de la especie humana del sexo femenino en edad adulta. Esa definición, no obstante, es vista hoy como esencialista y debe ser reemplazada por la autopercepción de cualquier ser humano más allá del dimorfismo sexual, que se da entre todos los mamíferos e incluso en otros animales y algunos vegetales.

"Heteropatriarcado" es el sistema sociopolítico ancestral, probablemente originado en la Grecia antigua, que implica el dominio del padre en la familia y del patriarca en la sociedad.

"Persona en situación administrativa irregular" es otro circunloquio que trata de evitar la antigua designación de "inmigrante ilegal". La finalidad es que aunque los actos o las circunstancias ubiquen a alguien fuera de la legalidad institucional, no se use la chocante e hiriente designación de "ilegal"

"Persona menstruante" es la mujer adulta en edad fértil. También se llama "progenitor gestante", siempre con la intención de eludir la palabra "mujer", que hay que deconstruir aunque no sea hiriente.

El que se llamaba "padre", ahora se resignifica como "progenitor no gestante".
"Revictimización" es una palabra significativa del giro social que impulsa la posmodernidad: Son las preguntas dirigidas a una mujer para conocer qué daño le infligió un hombre según su denuncia. Es una injusticia porque presupone la presunción de inocencia para el acusado. La presunción de inocencia, que implica no ser condenado por sospechas ni falsas denuncias, es un principio jurídico ya existente en el derecho romano.

"Suicidio ampliado" es un eufemismo que se aplica a una madre que mata a su hijo y se suicida. La "ampliación" es el asesinato del niño, y debe atribuirse a los daños infligidos a la madre por un hombre.

Terf (feminista radical trans excluyente) es una mujer que sostiene los principios de feminismo clásico y no del feminismo posmoderno, que por negar identidad de género a las mujeres trans son acusadas de "transfobia".

"Tránsfobo" es una de tantas palabras que usan la fobia. Los posmodernos tienden a descalificar a los que no comparten sus puntos de vista usando contra ellos diagnósticos psiquiátricos, como delirio o paranoia.

La fobia es un trastorno que consiste en temores severos e irracionales por algo que no implica peligro real. "Transfobia" solía aplicarse al que rechazaba a los transexuales. Pero hoy es un arma verbal contra los que disienten con cualquier punto de la argumentación posmoderna.

"Deconstrucción" es un término debido al filósofo Jacques Derrida. Significaba analizar un texto para dejar al descubierto lo que esconde, escuchar en un concepto que parece de una pieza las voces sedimentadas, atrapadas y enmudecidas en él por el poder.

Para los posmodernos que usan la idea de Derrida para sus fines es un arma contra el heteropatriarcado que acusan de usar sus ideas, la cultura y las costumbres de los explotadores, para restaurar el régimen anterior el triunfo posmoderno.

"Empoderamiento" como muchas otras palabras de uso posmoderno es un calco del inglés, recuerda la presencia de la angloesfera en nuestro mundo. Calca el inglés "empower". Es conceder poder a un colectivo desfavorecido. En la práctica política, tiene un valor simbólico considerable. Por ejemplo, reconocer el derecho al trabajo de algunos miles de transexuales se puede presentar como un progreso notable en medio de millones de desocupados.
De la Redacción de AIM.

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