En un mundo cada vez más conectado, los memes no solo reflejan el sentir de las masas, sino que también se han convertido en herramientas políticas capaces de tensar o relajar las relaciones entre países.
La política internacional no solo se debate en reuniones solemnes y tratados multilaterales. En la era digital, plataformas como Twitter y TikTok han transformado la forma en que los gobiernos se comunican, a menudo utilizando humor, memes y referencias culturales para acercarse a las audiencias más jóvenes o incluso para responderse entre sí.
Un ejemplo reciente es la "guerra de memes" entre países como Ucrania y Rusia, donde los mensajes digitales se han vuelto parte de una estrategia comunicacional para ganar simpatías a nivel global. En otra esquina del mundo, Nueva Zelanda y Australia intercambian bromas amistosas que refuerzan su histórica hermandad. Sin embargo, esta tendencia también tiene su lado oscuro: el humor mal calculado puede escalar tensiones, como ocurrió con ciertos tweets polémicos entre Estados Unidos y Corea del Norte.
El fenómeno deja una pregunta en el aire: ¿pueden los memes ser el nuevo idioma de la diplomacia, o simplemente reflejan la banalización de los conflictos globales?
De la Redacción de AIM
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