De acuerdo con estos últimos, la cuestión de “masonería especulativa” parece generarse a partir del siglo XVI y el temprano XVII y se relaciona directamente con el fenómeno de la Aceptación (Aceptation). Un grupo de hombres notables, ajenos completamente al oficio de la construcción empezaron a ser aceptados en Inglaterra en las logias. Eran denominados “masones aceptados” o “masones libres” significando que no pertenecían a los gremios de albañiles, habiendo sido considerados “free masons”. Por Eduardo Morguenstern, 33º, Supremo Consejo Federal del Grado 33 para la República Argentina.


En el primer artículo, el autor abordó el reto de exponer algunos temas que permitan clarificar los conocimientos sobre algunos puntos cruciales acerca de las teorías de los orígenes, en una forma sencilla y sin pretensiones eruditas, al alcance de quienes tienen a su cargo la difícil tarea de instruir a sus hermanos más nuevos.

El siglo XVI fue el período de mayor conmoción político – religioso en Europa generado por la Reforma y las guerras de religión, donde era muy común que por motivo de sus creencias mucha gente terminara en la hoguera. Esto generó la imposición del secretismo, sumando nuevas obligaciones de secreto a los masones operativos, cuyo número había decrecido ya considerablemente, además de los secretos iniciáticos de oficio.

Parece pues muy probable, que el movimiento que dio nacimiento a la Masonería Especulativa tuvo su origen en las motivaciones claramente religiosas de aquellos momentos.

El estudio comparado de los “Old Charges” o Antiguos Deberes establece que la naciente masonería de aceptación era una institución secreta, que la historia religiosa de aquel tiempo vuelve comprensible, y no tenía ya ningún vínculo con la Masonería Operativa, ya que se habría establecido hacia 1560 o 1580, en la época en que los conflictos religiosos alcanzaron precisamente su mayor intensidad. No olvidar que los Antiguos Deberes exigían “servir lealmente el Señor para quien él trabajó, sustituyendo a la antigua fórmula en el Manuscrito Cooke, en que la fórmula era “a Dios, la Santa Iglesia, y todos los Santos”.

Se sostiene que la incorporación de los “aceptados” llevó a una transformación en la práctica de las logias dado que ellos aportaron sus inclinaciones sobre hermetismo místico, matemáticas y geometría. Un nuevo espíritu filosófico se fue apoderando de estas estructuras y, entre tradición y modernidad, pasaron de ser talleres profesionales a grupos filosóficos. En esto consiste la controvertida hipótesis, hoy discutida , de la “Transición”.

Sin embargo, y a pesar de lo dicho en párrafos precedentes, habría habido mucho antes una argumentación especulativa, de tipo religiosa, ofrecida a las logias de obreros laicos que operaban en el período gótico para los monjes benedictinos.

Sobre el autor
Eduardo Morguenstern (*), 33º, Supremo Consejo Federal del Grado 33 para la República Argentina, es médico Psiquiatra. Además, fue, a lo largo de su carrera, Venerable Maestro de Logia en Ciudad Autónoma de Buenos Aires (Caba) y en Paraná, presidente del Capítulo Rosacruz de Rosario. También fue miembro de la Orden Masónica del Santo Real Arco de Jerusalén en Córdoba, y de la Orden Masónica de los Mark Masters o Maestros de la Marca en Buenos Aires. Hoy es activo de la Academia de Altos Estudios Masónicos del Supremo Consejo Federal para el Grado 33 de la Argentina, del cual es Gran Maestro de Ceremonias.

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