El periodista Daniel Tirso Fiorotto, oriundo de Larroque en el departamento Gualeguaychú y radicado en Colonia Avellaneda, cerca de Paraná, expuso anoche en videoconferencia sus puntos de vista -y los de la Junta Abya Yala- sobre la gesta de José Artigas, que presentó como continuación de las luchas y los modos de organización social de los indígenas. Mencionó en particular la batalla de Mbororé, de 1641, en que los guaraníes de las reducciones jesuíticas vencieron a los bandeirantes que venían de San Pablo a esclavizarlos. Esa batalla es casi desconocida, pero gracias a ella el Brasil actual no llega hasta el Pacífico.

Presentó las batallas posteriores, como El Espinillo en Entre Ríos y la primera Cepeda, como continuación de una lucha que en el caso de Artigas tuvo como enemigos a los imperios portugués ante todo, español y británico y a sus gerentes locales en Buenos Aires, Montevideo y Río de Janeiro.

La exposición de Tirso fue clara, metódica y compacta sobre un tema que ha elaborado con tiempo y dedicación. En varios puntos contradijo a la historia oficial y quizá sorprendió a muchos de los que seguían su exposición. Recordó que a Argentina, que incluía entonces a Bolivia y Uruguay, fue parte del virreinato del Perú hasta la creación del virreinato del Río de la Plata, que duró poco (desde 1776 hasta 1810).

Hizo referencia insistentemente a la idea de soberanía particular de los pueblos y a la reforma agraria de Artigas, la primera de nuestra América, al respeto por la idiosincrasia de cada comunidad, a la función de Buenos Aires y a las instrucciones de Artigas sobre que la capital debería estar en cualquier parte menos en Buenos Aires. Aludió sin nombrar a Belgrano a las ideas presentadas en el congreso de Tucumán de coronar a un rey andino en el Cuzco, a un "patasucia" que habría que sacar de las chicherías, como dijo el diputado Tomás de Anchorena, que había sido secretario de Belgrano.

Se refirió a la traición de Ramírez a Artigas, reflejada en el tratado del Pilar, como una diferencia, un desencuentro, aunque antes dijo que Ramírez traicionó a Artigas. Que se trató de una traición sin más está claro en la exposición de Sarratea, que hizo pelear a unos contra otros hasta quedar como único dueño del terreno en 1820. Fue expulsado del gobierno de Buenos Aires por porteños que reprobaron el gasto y no alcanzaban la profundidad de su maniobra, pero Artigas terminó exiliado y casi preso en el Paraguay y Ramírez muerto.

Tirso se mostró claro y suficiente, racional y pasional al mismo tiempo, ante un auditorio que tuvo ocasión a conocer una versión de la historia diferente de la oficial.


NdR: Monumento a Andresito en Posadas. Fiorotto lo recuperó como símbolo de la lucha contra los imperios y sus gerentes de Buenos Aires y Montevideo.