La cifra que dio a conocer el Indec implica un aumento respecto al 39,2 por ciento que se había registrado un año atrás. La indigencia llegó al 11,9 por ciento. Se espera un impacto mayor en los próximos meses por la inflación y la recesión.
La pobreza subió mostró una suba a lo largo de 2023 y en el segundo semestre del año el 41,7 por ciento de la población, unas 19,4 millones de personas no logró cubrir los gastos de la canata básica, informó este miércoles el Indec. Al mismo tiempo, la tasa de indigencia, referida a quienes no tienen cubiertas sus necesidades alimentarias, llegó hasta 11,9 por ciento, es decir unas 5,5 millones de personas.
El deterioro de la economía y el avance de la inflación que erosionó el poder de compra de los salarios a lo largo del año pasado, gobernado casi en su totalidad por Alberto Fernández, provocó un avance de los números de pobreza. Un año atrás, un 39,2 por ciento de las personas era considerada pobre en la Argentina y un 8,1 por ciento, indigente. Y hace seis meses esas cifras ya habían escalado hasta 40,1 por ciento y 9,3 por ciento. En definitiva, el avance de la indigencia fue más rápido: de un año a otro la pobreza creció 2,5 puntos porcentuales y la indigencia, 3,8 puntos.
El empeoramiento de los indicadores sociales se dio en paralelo con números favorables en los porcentajes de desempleo, lo que da cuenta de que el fenómeno está más explicado por la marcada caída del poder adquisitivo de los salarios y las jubilaciones. La inflación cerró el 2023 en 211,4 por ciento, la cifra interanual más alta en tres décadas.
En detalle, el informe del organismo estadístico mostró que la última foto de 2023 dejó ver que en los 31 conglomerados urbanos contemplados por la medición oficial, unas 12,3 millones vivían bajo condición de pobreza y 3,5 millones, en indigencia. Al hacer una proyección desde ese muestreo de centros urbanos hacia la totalidad de la población la cantidad de personas afectadas sube a 19,4 millones y 5,5 millones.
Analizado por sectores de la población, el Indec mostró que en el segundo semestre de 2023 el 58,4 por ciento de los chicos de hasta 14 años fueron considerados pobres. De ese total, casi el 19 por ciento ni siquiera tenía cubiertos los gastos alimentarios. Otro detalle que refleja el informe es que la franja etaria con números más críticos es la que va entre los 12 y 17 años: la pobreza alcanza al 59,4 por ciento de ellos y la indigencia, al 19,7 por ciento.
Las distintas regiones del país muestran realidades diversas. El conglomerado urbano con el número más alto de pobreza es el Gran Resistencia (Chaco), con 65,2 por ciento; le siguen Concordia, Entre Ríos (56,2 por ciento); Santiago del Estero-La Banda (53,2 por ciento); La Rioja (51,6 por ciento), Gran Santa Fe (48,9 por ciento); Formosa (46,9 por ciento); San Nicolás-Villa Constitución (46,7 por ciento); Rawson-Trelew (46 por ciento) y el Conurbano Bonaerense (45,5 por ciento). Con el mismo criterio de análisis por centro urbano, en Gran Resistencia casi una de cada cuatro personas es indigente.
La escalada más pronunciada en la tasa de indigencia en comparación con la de la pobreza responde a lo que se conoce como las “brechas”, esto es, qué tan lejos quedaron los hogares pobres e indigentes de superar ese umbral. En el segundo semestre del año, por ejemplo, en promedio las familias pobres tuvieron ingresos un 32,8 por ciento más bajos de lo que necesitaban para no ser pobres. Y los hogares indigentes tuvieron remuneraciones un 39,2 por ciento inferiores a lo que requerían para no serlo.
Más allá del declive sostenido del año pasado -y de los últimos años, ya que la tasa de pobreza era de 25,7 por ciento hace seis años-, sobre el cierre del 2023 hubo un impacto adicional en las condiciones de vida de la población por las medidas iniciales del gobierno de Javier Milei, que propició una devaluación del tipo de cambio y la liberación de precios reprimidos, que hizo que la inflación en diciembre fuera de 25,5 por ciento. Esto representó una caída real del salario -en un solo mes- de 11,5 por ciento para los trabajadores del sector privado y de casi 16 por ciento para los públicos, según estimaciones de la CTA Autónoma en base a datos oficiales.
En ese contexto, los efectos del plan económico inicial del gobierno libertario podrían implicar un impacto mayor sobre los indicadores sociales en los próximos meses. El próximo dato oficial, que contemplará la situación hasta mitad de año, se conocerá en septiembre.
Algunas estimaciones privadas ya empezaron a ponerle números a esa presunción de números más alto de pobreza e indigencia en el inicio del 2024. Una proyección que hace el economista Martín González Rozada, de la Universidad Torcuato Di Tella (Utdt) planteó, usando como semestre de referencia septiembre de 2023 y febrero de 2024, que hubo un marcado deterioro en la incidencia de la pobreza.
La Canasta Básica Total promedio de la región del Gran Buenos Aires (GBA) para el semestre de referencia se estimó en 153.112 pesos por adulto equivalente. Esto es un aumento interanual de 213 por ciento. Para el promedio del ingreso total familiar (ITF) se proyectó para el semestre un incremento interanual de 171,1 por ciento. Con estos datos y la simulación de los microdatos de la EPH del tercer y cuarto trimestre de 2023 y del primer bimestre de 2024 se proyectó la tasa de pobreza. El nowcast estima una tasa de pobreza de 46,3 por ciento para el semestre septiembre-febrero”, indicaron.
“La incidencia proyectada es un promedio ponderado de una tasa de pobreza estimada en 38,3 por ciento para septiembre de 2023, 46,3 por ciento para el cuarto trimestre de 2023 y 50,2 por ciento para el bimestre enero-febrero de 2024. Esta proyección sugiere que alrededor del 46 por ciento de las personas viven en hogares urbanos pobres”, mencionaron desde Utdt.
La Universidad Católica Argentina (UCA) a través del Observatorio de la Deuda Social estimó que la pobreza en la Argentina habría llegado en enero al 57,4 por ciento de la población argentina. Ese 57,4 por ciento es el nivel más alto de la serie, desde el 2002, cuando había alcanzado el 54 por ciento y proyectado a todo el país equivale a unas 27 millones de personas pobres y a siete millones de ellas en situación de indigencia.
El impacto de las medidas iniciales del gobierno de Javier Milei en la población más vulnerable forma parte de los planteos que viene haciendo, de manera insistente, el Fondo Monetario como un asterisco al apoyo general que el organismo le da al plan económico. La postura del FMI es que el ajuste fiscal debe ganar viabilidad con mayor apoyo político y sin que recaiga “desproporcionadamente” en el gasto social.