Su capacidad negociadora es legendaria, pero al ceder este viernes la presidencia de la Unión Cristianodemócrata (CDU) tras 18 años la canciller alemana Angela Merkel, inauguró una nueva era.[{adj:17312 alignright}]

La líder conservadora, a quien la revista Forbes consideró "la mujer más poderosa del mundo", hace además honor a otra de sus virtudes: el pragmatismo.

Los duros reveses en las últimas elecciones regionales la llevaron a tomar la decisión de entregar la batuta: "Se abre un nuevo capítulo", dijo a finales de octubre cuando comunicó la noticia, consciente de que su tiempo al frente del Gobierno termina con su mandato en 2021.

"No nací canciller. Ni siquiera presidenta. De verdad que no", recordó este viernes en un

1.001 delegados se juntaron para elegir conducción entre 3 candidatos: el ex líder de la facción conservadora Friedrich Merz, el ministro de Sanidad Jens Spahn y la actual secretaria general de la CDU, Annegret Kramp-Karrenbauer, finalmente consagrada como la sucesora.

"Deseo que salgamos reforzados, que salgamos motivados y unidos. Confío en que así sea", señaló Merkel. "Aún que tenemos mucho, mucho por hacer."

Sus palabras se cerraron con una ovación de 10 minutos y el público de pie, algunos incluso con pancartas que decían "Gracias, jefa".

Una semblanza

¿Quién es y cómo se convirtió en la mujer que rige los destinos del país más poderoso de Europa?

La historia comenzó el 17 de julio de 1954, cuando Angela Dorothea Kasner nació en Hamburgo, en la entonces República Federal Alemana.

Hija de un pastor protestante y una maestra de inglés, tenía 3 años cuando la familia se trasladó a la República Democrática Alemana, concretamente a Templin, en la región de Uckermark.

Merkel llegó a la política con la caída del Muro de Berlín en 1989, para convertirse un año después en ministra de la Mujer y de Juventud durante el Gobierno de Helmut Kohl (1982-1998). En 2000 accedió a la presidencia de la CDU, su partido.

Con una mente analítica, fría y disciplina luterana, esta doctora en Física se convirtió en 2005 en la primera mujer en gobernar Alemania. Y nunca antes había llegado alguien procedente del este.

Ahora con 64 años, siempre ha dado muestras de su fuerte capacidad de síntesis y de su pasión por el detalle. Camino de emular a Kohl (su mentor dentro de la CDU) al ser investida por cuarta vez consecutiva como canciller en marzo último, Merkel ha sabido mantenerse fiel a sí misma y proteger antiguas cualidades como sus nervios de acero.

Lo demostró también cuando no dudó enfrentarse con Kohl y después darle la espalda por un escándalo de financiación que sacudió al partido cuya presidencia terminó asumiendo.

"Ante situaciones emocionales reacciona de manera extremadamente racional. Nada teme más esta científica que situaciones que no haya podido estudiar hasta el final. Lo planifica todo", analizó la revista alemana Der Spiegel.

Eso encaja con su máxima en la vida, que según contó ella misma es: "En la tranquilidad está la fuerza".

Reservada, la canciller conserva el apellido de su primer y breve matrimonio con Ulrich Merkel y ha logrado su popularidad sin necesidad de tener, siquiera, una cuenta en Twitter.

En círculos íntimos se muestra relajada y divertida. Intenta llevar una vida normal junto con su segundo marido, Joachim Sauer, con quien comparte el gusto por la montaña y la música clásica. Viven juntos en un departamento alquilado del centro de Berlín, donde ella vivía ya antes de convertirse en la primera mujer al frente del Gobierno alemán.

Su receta para desconectar de la política mundial es simple: dedicarse a la jardinería, especialmente al cultivo de papas; cocinar comida casera y poder ser en su casita en Uckermark, donde sueña con retirarse algún día que ahora parece más cercano.