California implementó nuevas normativas para guiar el uso y la conservación del agua en el estado, buscando enfrentar los desafíos climáticos futuros y asegurar la disponibilidad sostenida del recurso, informó Los Angeles Times.
A partir de este marco, denominado Making Conservation a California Way of Life, se espera ahorrar aproximadamente 615 millones de metros cúbicos de agua al año para 2040, cantidad suficiente para suministrar a más de 1.4 millones de hogares durante un año. Las nuevas regulaciones afectarán a las principales empresas de agua en el estado, no a individuos ni hogares.
Joaquín Esquivel, presidente de la Junta Estatal de Recursos Hídricos, recalcó la importancia de estas medidas, especialmente en tiempos secos: “A medida que pensamos en el río Colorado, el delta de la Bahía, las cuencas hidrográficas estresadas de las que proviene gran parte del suministro urbano, necesitamos mostrar —para otros estados y para nosotros mismos— que estamos tomando medidas para aliviar esa carga”.
Según informó San Francisco Chronicle, los cerca de 400 proveedores urbanos de agua tendrán que cumplir objetivos individualizados de uso y conservación del agua, algunos de ellos necesitarán reducir el consumo en más del 30 por ciento en los siguientes dieciséis años.
Este nuevo enfoque marca un cambio respecto a la estrategia anterior que, durante la sequía de 2012 a 2016, ordenó una reducción del 25 por ciento en toda California bajo la dirección del entonces gobernador Jerry Brown. Ahora, los proveedores podrán considerar factores locales como el clima, la población y el tamaño de los lotes.
Chelsea Haines, gerente de relaciones regulatorias de la Asociación de Agencias de Agua de California, señaló a Los Angeles Times que “será un desafío muy grande, requerirá un esfuerzo estatal para cambiar la forma en que usamos el agua en el Estado Dorado.
Es un enfoque sin precedentes y requerirá una cantidad significativa de fondos y apoyo técnico”. La organización a la que pertenece Haines, que representa el 90 por ciento de los proveedores de agua urbana y agrícola del estado, ha sido una de las voces críticas hacia las nuevas normativas debido a las implicaciones de costos significativas para algunos proveedores y clientes.
La aprobación de las reglas se produjo después de extensas revisiones basadas en comentarios de grupos locales de agua, quienes argumentaron que estas normativas impondrían cargas indebidas a proveedores de bajos ingresos y comunidades desfavorecidas.
Según estas entidades, las metas de conservación podrían traducirse en ingresos reducidos de los consumidores, afectando principalmente a agencias de áreas interiores y localidades con ingresos por debajo de la mediana estatal.
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