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Internacionales
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Nueva carga de los ultras en la Iglesia contra el Papa por los abusos sexuales

“La Iglesia se encuentra en una situación gravísima. El Papa debe aclarar. El documento del último domingo del arzobispo Carlo María Viganó perturba a todos”. Al día siguiente de que este ex nuncio en Washington, llamado en el Vaticano con ironía “el exterminador de Papas”, publicara una carta de once páginas acusando al pontífice de encubrir a un cardenal pedófilo y reclamar su renuncia, asomó en la primera plana del diario de ultraderecha La Veritá el cardenal norteamericano Raymond Burke. De 77 años, estadounidense, gran hincha del presidente Donald Trump, es un veterano líder de la conspiración ultraconservadora y tradicionalista que busca deshacerse como sea del Papa Francisco.

Arzobispo Carlo María Viganó y el papa Francisco
Arzobispo Carlo María Viganó y el papa Francisco

Así, este lunes quedó en claro el origen de “la bomba Viganó” que el domingo estalló en Dublín durante la complicada visita de Jorge Bergoglio a Irlanda, dominada por la devastadora realidad de los abusos sexuales de curas a niños y menores, protegidos muchas veces por sus obispos. Detrás de Viganó está la gran conspiración que amenaza concretar un cisma contra Francisco, acusado hasta de hereje.

La coordinación de la denuncia de Viganó, que pidió la renuncia del Papa argentino, seguida del apoyo del cardenal Burke en nombre de la vasta conspiración ultraconservadora de origen norteamericana y europea nacida un año después del cónclave de marzo de 2013 que eligió a Francisco, ajustó los mecanismos de una nueva, grave ofensiva contra Bergoglio.

Burke dijo a La Veritá que “el único modo es ir adelante y purificar la corrupción por la raíz”. O sea que el Papa argentino sería un gran corruptor que está llevando a la ruina la Iglesia. Sobre el pedido de renuncia de Viganó al Papa, el cardenal Burke dijo que Francisco “debe afrontar personalmente la cosa aclarando su posición”.

El cardenal norteamericano fue “ministro” del Papa como titular de la Signatura Apostólica -que se ocupa de las cuestiones jurídicas de la Iglesia- hasta que comenzó a chocar con el Papa argentino, quien lo quitó de ese cargo. Burke tiene aceitados contactos con el ala conservadora dominante en la Conferencia Episcopal de Estados Unidos. También con figuras del nacionalismo ultraderechista como Steve Bannon, el ex asesor de seguridad de Donald Trump, y altos prelados hostiles a la orientación de Bergoglio al frente de la Iglesia. El hombre fuerte del gobierno populista italiano, Matteo Salvini, es amigo y consulta cada tanto al cardenal Burke.

El cardenal Burke sostiene que la carta de Viganó, publicada en varios medios ultraconservadores de EE.UU. el domingo, es de “una naturaleza gravísima y merece una investigación para verificarlas y aplicar las justas penas”. Obviamente, el Papa es el principal acusado.

Con su carta del domingo, el ex nuncio en EE.UU. Carlo María Viganó ha vuelto al centro del escenario de los escándalos vaticanos después de siete años. Había puesto en aprietos ya a Juan Pablo II. Durante el pontificado de Benedicto XVI, como no logró trepar a las cumbres de la carrera con la púrpura cardenalicia y un puesto de “ministro” del Papa, Viganó usó el fuelle y las mañas para difundir documentos secretos del pontífice. Fue el famoso caso de las filtraciones del “Vatileaks”. El resultado fue que en 2011 el Papa Ratzinger lo mandó de nuncio apostólico a Washington para sacárselo de encima. Ratzinger terminó renunciando a su papado en 2013 cuando ya no controlaba las peleas internas en el Vaticano. El “exterminador de Papas” no perdonaba.

Según Viganó, Benedicto XVI se había enterado de las andanzas del cardenal McCarrick en EE.UU, que invitaba a su cama a tantos jóvenes seminaristas, de edad adulta. El arzobispo sostuvo en su denuncia del domingo que Ratzinger castigó a McCarrick pero en secreto. Algo inexplicable: el cardenal siguió haciendo de las suyas, dando misa y conferencias.

Sostiene Viganó que también le habló del asunto a Francisco, que prefirió convertir a McCarrik en su asesor para nombrar nuevos obispos norteamericanos. Pero de todas sus afirmaciones el “exterminador de Papas” no da pruebas. Este año, tras una denuncia de abuso sexual a un menor, el purpurado McCarrick fue castigado por el Papa argentino, que le quitó el título cardenalicio y lo mandó a una vida de aislamiento y oración. Según Viganó, Bergoglio protegió al McCarrick, de 88 años.

En la denuncia de Viganó se incluyen a numerosos altos funcionarios del Vaticano, entre ellos varios cardenales, como protectores y promotores de homosexuales. En sus declaraciones a La Veritá, Burke responde a la pregunta sobre el famoso dossier que hizo preparar Benedicto XVI sobre la lobby gay en el Vaticano, que nunca apareció. “Me he preguntado que pasó sobre ese documento, que fue entregado en 2013 a Papa Francisco. Insisto en que la Iglesia se encuentra en una gravísima crisis y debemos reparar el daño hecho a tantas almas”

Clarín.-

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