
El pontífice sigue internado tras sufrir nuevas crisis respiratorias. Los médicos lo estabilizaron, pero su evolución sigue siendo incierta.
El papa Francisco, de 88 años, continúa hospitalizado en el Policlínico Gemelli de Roma desde el 14 de febrero debido a una neumonía bilateral. En los últimos días, sufrió dos episodios de insuficiencia respiratoria aguda causados por una acumulación de mucosidad bronquial, lo que llevó a los médicos a realizarle broncoscopias y reinstaurar la ventilación mecánica no invasiva. Aunque se mantiene alerta y colaborador, su pronóstico sigue siendo reservado.
Desde su ingreso, el pontífice ha enfrentado varias complicaciones respiratorias, incluyendo una crisis asmática el 22 de febrero y un episodio de broncoespasmo el 28 de febrero. Estas dificultades han debilitado su estado físico y obligado a los médicos a extremar los cuidados. A pesar de su intención de continuar con sus labores, ha tenido que cancelar compromisos y limitar su actividad pública.
El Vaticano ha informado que Francisco sigue en observación y que se esperan nuevos reportes médicos en las próximas horas. Mientras tanto, miles de fieles han organizado cadenas de oración y vigilias en su honor, tanto en la Plaza de San Pedro como en las inmediaciones del hospital. Por tercera semana consecutiva, no pudo presidir el rezo del Ángelus dominical, aunque envió un mensaje de agradecimiento a quienes han rezado por su salud.
En los últimos años, el papa ha enfrentado diversos problemas de salud, incluyendo cirugías de colon y hernia, además de dificultades de movilidad que lo obligan a usar silla de ruedas. Su estado actual genera preocupación, ya que la neumonía bilateral requiere un gran esfuerzo físico para respirar, aumentando el riesgo de agotamiento. Aunque su evolución es incierta, el Vaticano asegura que sigue bajo estricta supervisión médica.