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Putin puede ser electo hasta el 2036

El presidente ruso obtiene un fuerte respaldo a la reforma constitucional, un 70 por ciento según datos no definitivos de la Comisión Electoral Central.[{adj:85071 alignright}]

Ni en el metro, el único sistema de transporte que te lleva a todos los colegios electorales en una gran ciudad como Moscú, había espíritu de votación. Y eso que, de vez en cuando, una voz pegadiza y profunda animaba a ir a votar. En el vagón nadie parecía prestar atención, aunque en la superficie todo el país celebrara el último día de una votación crucial: la reforma constitucional que deja el camino libre para que el presidente Vladímir Putin siga al frente de Rusia hasta el año 2036. Según datos no definitivos, que la Comisión Electoral Central fue publicando incluso antes de que cerraran todos los colegios, el respaldo superó el 70 por ciento.

Las campañas electorales en Rusia, con una oposición débil y una vertical de poder inquebrantable, suelen ser anodinas comparadas con la tensión de las democracias occidentales. La votación que terminó ayer no ha sido una excepción. De hecho, saliendo por la estación de Oktiábrskaya, frente a la enorme estatua de Lenin, no parece que el interés electoral sea mayor.

A la entrada de la Biblioteca Infantil Central, donde se ha instalado el colegio electoral número 185, hacen guardia una pareja de policías y un efectivo de las fuerzas especiales. Antes de encarar el arco metálico un funcionario mide la temperatura a todo el que entra, mascarilla y guantes obligatorios. No han puesto hilo musical, como he escuchado estos días en otros colegios que intentaban así atraer a los votantes.

La vicepresidenta de la mesa , Tatiana Dyumon, da una clave de por qué tanta tranquilidad en un suave día de verano ideal para salir de casa. “El día que más gente vino fue el primero, cuando se abrió la votación. Además, aún es pronto y la jornada no ha terminado”, explicaba.

La votación sobre la reforma constitucional, que impulsó en enero el propio Putin, estaba prevista para el 22 de abril. Pero igual que otros acontecimientos, como el desfile de la Victoria en la Segunda Guerra Mundial, hubo que aplazarla por la epidemia de coronavirus.

Las autoridades rusas eligieron el 1 de julio tras comprobar que la emergencia sanitaria estaba remitiendo. En Rusia, el tercer país del mundo con más casos detectados (654.405), lo que las autoridades atribuyen a los muchos tests realizados (19,8 millones hasta ayer), el número de fallecidos (9.536) es muy inferior al de otros países muy afectados. En Moscú, el epicentro de la epidemia en Rusia, ayer ser registraron 611 nuevos casos, la cifra más baja desde principios de abril.

Pero para evitar aglomeraciones, la Comisión Electoral habilitó siete días para depositar el voto, desde el pasado 25 de junio hasta ayer.

La oposición cree que esta medida excepcional es un coladero para las irregularidades, han denunciado el abogado anticorrupción Alexéi Navalni, el crítico de Putin con más proyección; o la oenegé Golos, dedicada a la observación electoral.

Las buenas cifras de la pandemia tienen reflejo en la vida diaria de los moscovitas, que han reiniciado su actividad e incluso han relajado las medidas contra el virus. En el metro, otro anuncio más tajante que el que recuerda la votación advierte que nadie puede viajar sin mascarilla y guantes. En medio del traqueteo del vagón, tampoco nadie parece hacer caso. Y quienes se han puesto mascarilla evitan protegerse con ella la nariz, cuando no la llevan en el cuello, como si se tratara de una pajarita. En cuanto a los guantes, es algo testimonial.

Uno de los testimonios de la vuelta a la normalidad en Moscú fue la reapertura ayer del Mausoleo de Lenin, en la plaza Roja, que guarda la momia del líder bolchevique.

“Vivimos en este país y queremos que vaya lo mejor posible, por eso yo estoy a favor de la reforma”, asevera Olga, una pensionista de 72 años que va a votar sin protección. El funcionario que mide la temperatura se encargará de darle mascarilla y guantes, y de asegurarse de que se los ponga. “Lo que más me gusta que la subida de las pensiones se ha fijado a la inflación, así estaremos más tranquilos”.

Esta es una de la medidas sociales con las que Putin se ha asegurado el apoyo de las personas más mayores. En los pensionistas, los funcionarios y todo el que depende del Estado se encuentra el grueso de apoyos del jefe del Kremlin, según un reciente estudio del Centro Levada de opinión pública.

El mismo Levada cifra el apoyo a Putin en un 60 por ciento, que es alto pero va a la baja respecto a años anteriores.

Entre las enmiendas se han incluido varias de un claro contenido conservador, como la “fe en Dios” aunque Rusia sea oficialmente un país laico; o la consagración del matrimonio como unión de hombre y mujer, lo que en la práctica prohíbe el matrimonio homosexual.

 

En su último mensaje a la nación, el presidente ruso pidió el martes a sus compatriotas el apoyo a las reformas para asegurar “estabilidad, seguridad y prosperidad”.

Anastasía, de 30 años, ha votado en contra. “No me gusta cómo va el país. Desde que comencé a votar, esta es la vez que más claro lo tengo”, explica. La oposición política se ha mostrado dividida en cómo afrontar esta votación. El Partido Comunista, el más importante de la oposición; y el movimiento “NYET!”, de carácter liberal, ha llamado a votar que no, pero sin hace piña juntos. Otros, como Alexéi Navalni o el partido liberal Yábloko, han llamado a boicotear la votación. “Es mejor ir a votar. El boicot no soluciona nada”, asegura Anastasía.

Varios cientos de activistas contra la reforma se reunieron ayer en la plaza Pushkin del centro de Moscú. La política Yulia Galiámina apareció con la pancarta “El pueblo es el zar”. Según la plataforma de derechos humanos OVD-Info, la policía detuvo a 14 personas. En toda Rusia, practicó 24 detenciones. En San Petersburgo, un centenar de personas mostraron su oposición a la reforma en la plaza del Palacio, junto al museo del Hermitage.

Hay un sector de los votantes que se han encontrado con un dilema. No les ha gustado que se haya planteado una única votación en bloque para las 206 enmiendas. De ellas, “sólo me gustan la defensa de los animales y la que asegura que Rusia es un país indivisible”, dice Iliá, un hombre de 41 años que no quiere descubrir el sentido de su papeleta. “Yo habría preferido varias votaciones”, confiesa.

Fuente: La Vanguardia.

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