
El malambo femenino comienza a abrirse camino y es naturalizado por las nuevas generaciones, señaló a AIM Fernando Acuña, bailarín, docente y especialista en malambo. La versión femenina de la danza folklórica se abre paso con un campeonato nacional, en festivales y un número creciente de bailarinas.
Las muchas conquistas por las que vienen luchando las mujeres llegan, a veces, a terrenos inesperados. Uno de ellos es el malambo, esa danza que desde antaño se creía sólo patrimonio masculino, ya que a través de los estereotipos sociales, se la ha vinculado a la representación de la virilidad, la fuerza y la fiereza.
El especialista en malambo, Fernando Acuña comentó a esta Agencia: “Históricamente, al ser una danza folklórica tradicional, está basada mucho en lo que se hizo, lo que se construyó varias generaciones atrás y se sigue sosteniendo; en los libros no hay registro de que la mujer lo haya ejecutado”; sin embargo, “desde mi pensar, no significa que no haya sucedido, simplemente los registros son más desde los varones, los mismos escritores siempre reflejaron a la mujer como algo más sumiso, pero no sabemos qué tanto habrá sido así”.
Siempre hubo mujeres aficionadas a zapatear, y un caso en nuestro país hizo esto muy elocuente: en la edición 1994 del festival nacional de Malambo de Laborde, Fernando Rossi, fue preparado por Ana Domínguez, quien mucho sabía de malambo sureño.
Como refuerzo de esto, Acuña señala que “la mujer, dentro de la academización de las danzas, desde cuando se empieza a enseñar, ha zapateado; yo incluso de niño he tenido profesoras que me han enseñado, sólo que los espacios escénicos estaban más pensados para el malambo masculino; no es que no había, sino que eran pocos los lugares donde se veía a la mujer”.

Con el movimiento femenino y la lucha por la igualdad, “hoy en día se han abierto muchos espacios más donde la mujer puede demostrar esta destreza”, expresó Fernando y consignó que “se han fomentado más festivales donde se ha abierto el rubro como uno grande que se hace en Gessler (Santa Fe), e incluso el campeonato nacional de Malambo Femenino”.
Explicó también que en la provincia de Entre Ríos esto “sucede en el certamen que hace el ballet “La Greda” en Paraná, que de hecho se hace ahora en agosto; y en Nogoyá la gente del ballet “Nuevos Vientos” también hace una competencia en noviembre”, contando ambos encuentros con la competencia femenina tanto para niñas como mujeres adultas.

“Se están abriendo mucho esos espacios y las mujeres también empiezan a prepararse de manera profesional, con ese rigor de la competencia que te exige porque te empuja siempre a ejecutar de mejor manera tu danza, con un mejor estado físico, con una mayor producción de vestuario y musical”, relató Acuña, “todo eso tiene un auge y un nivel que es tremendo, por suerte todo está evolucionando desde ese lugar”.
Por su labor no sólo con mujeres adultas, sino con niñas, en la enseñanza de esta danza, Acuña señaló a esta Agencia que para las niñas “no es tanto un animarse, sino que lo ven como algo ya más natural. A veces es más complejo para las más grandes, porque no es algo que han podido vivenciar desde sus niñeces, y entonces es algo nuevo para ellas y a veces cuesta animarse”.

Con el empuje que se produjo en el malambo femenino, “las nenas empiezan a trabajar con grupos mixtos, ya no se separa el varón que zapatea y la mujer que hace los zarandeos para las danzas, sino que las clases son para todos juntos, al mismo nivel y con igual comprensión”.
“Cada vez me sorprende más esta evolución y cómo se están aferrando mucho a esta disciplina que, en otras generaciones, era más pensada para los varones; sin embargo, hoy es algo totalmente natural ver niñas y mujeres ejecutándola y a un nivel muy alto. No es algo que recién está empezando para ellas, sino que ves que están al mismo nivel que los varones y a veces incluso superior, porque tienen otra forma de ver la danza, no están tan basadas en los estereotipos –que por ahí nosotros los tenemos-, sino que hay unas libertad que se refleja en obras de malambo femenino muy diferentes entre ellas, muy creativas y originales”, concluyó el docente y especialista en malambo Fernando Acuña.
