Luego de la sequía que provocó una bajante histórica en el nivel de los cursos de agua, ese paisaje natural, patrimonio nacional y mundial, volvió a lucir como siempre.
Desde el pasado fin de semana, las Cataratas del Iguazú recuperaron su esplendor. Después de varias semanas de sequía, ya volvieron a su caudal de agua habitual.
La sequía estuvo afectando a la zona desde marzo y se debió principalmente a la falta de lluvias en la región. En ese momento, los niveles estaban a 520m3/seg y ya en abril el panorama se hizo realmente crítico con postales impensadas: llegaron a un caudal de entre 350 y 370 metros cúbicos por segundo.
Hasta la semana pasada, todos los saltos experimentaron “bajísimos caudales” de agua, en el marco de un panorama inédito para el gran atractivo turístico.
Sin embargo, la Garganta del Diablo conservó su magnificencia durante este período. El salto más imponente, con más de 80 metros de caída, tuvo siempre en buenos caudales de agua.
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