Finalmente, tras casi un año de parate total por la cuarentena y la pandemia de coronavirus, los cines volverán a abrir sus salas. El Gobierno nacional autorizó la reapertura en Ciudad y Provincia de Buenos Aires.
Con el objetivo de resguardar la salud de las personas involucradas en la actividad y minimizar los riesgos de propagación del virus, el Poder Ejecutivo aprobó los protocolos a implementarse para la reapertura del sector en forma gradual contemplando el contexto epidemiológico.
“El cumplimiento por cada individuo de las recomendaciones de los organismos de salud en cuanto a las pautas de distanciamiento social e higiene personal, y que el mismo adquiera el formato de hábito, es la clave tanto para la reapertura segura de la actividad motivo del presente protocolo como para desacelerar la velocidad de propagación de la pandemia”, se manifestó. En ese sentido, se argumentó que “la experiencia de cine es una actividad quieta y tranquila”, ya que, en las salas, los espectadores no interactúan, dado que el foco de atención está puesto en el objetivo de la concurrencia que es ir a ver y disfrutar una película”. “Los espectadores permanecen en silencio puesto que la conversación no es permitida ni tolerada. Adicionalmente, los cines cuentan en general con equipamiento y/o instalaciones que contribuyen a la renovación y ventilación del aire”, se precisó en los fundamentos del protocolo.
El próximo jueves 4 de marzo es la fecha estimada por las autoridades del rubro para que las salas vuelvan a abrir sus puertas. En esta primera etapa, la única diferencia entre los distritos está en el aforo: en Provincia se arrancará con un 50 por ciento, mientras que en los cines porteños con un 30 por ciento. El incremento de este aforo dependerá de la evolución de la pandemia en el Amba.
A través de las Decisiones Administrativas 133/2021 y 145/2021 el Gobierno autorizó los protocolos en los que de antemano se aclaró que trabajadores mayores de 60 años, trabajadoras embarazadas, e integrantes de grupos de riesgo están dispensados del deber de asistir al establecimiento de trabajo. Para el resto de los empleados, se les deberá otorgar elementos de prevención, protección, limpieza y seguridad. Antes de ingresar a sus puestos se les tomará la temperatura corporal.
En las salas, el uso del barbijo será obligatorio. Las personas solo podrán quitárselo para ingerir alimentos o bebidas, y se lo deberán volver a colocar después. Antes y después de cada función, las salas serán higienizadas y sanitizadas.
Para prevenir contagios, se estableció dentro de cada una de las salas de cine la ocupación de “burbujas sociales de recreación” definiéndose las mismas como espacios compartidos de proximidad entre personas que concurren conjuntamente al establecimiento y que no deben integrar durante la realización del mismo evento otra “burbuja social de recreación”. De esta forma se permite “compartir un mismo espacio en un ambiente controlado”, dado que “se mantiene la distancia entre grupos de personas no vinculadas”.
Estas burbujas de recreación no podrán ser superiores a seis personas y estarán conformadas por butacas contiguas. La distancia entre butacas ocupadas deberá ser de 1,5 metros a dos metros, como mínimo. “Esto puede realizarse con un esquema de ocupación donde por cada butaca ocupada o butacas ocupadas por la burbuja social deberán dejarse dos butacas fijas libres a los lados de cada burbuja. También deberán estar libres las butacas que se encuentren inmediatamente adelante e inmediatamente detrás de cada butaca ocupada”. No obstante, se aclaró que este concepto podrá variar según la evolución sanitaria.
En cuanto a los horarios de las funciones, cada complejo deberá establecer un cronograma, en función de su programación e instalaciones preexistentes, que minimice la congestión de público asistente al ingreso y egreso de las funciones, así como también que contemple lapsos de tiempo suficientes para que el personal pueda llevar a cabo la adecuada limpieza y desinfección entre funciones. “En aquellos casos donde sea posible en función de las características arquitectónicas, y a fin de complementar y optimizar la ventilación de las salas, las puertas de las mismas (tanto de ingreso como de salida de emergencia) se mantendrán abiertas durante al menos 10 minutos entre función y función. En caso que no se cuente con la posibilidad de realizar ventilación natural exterior, se deberán realizar renovaciones por medio de inyección y extracción de aire forzada y/o complementar renovaciones con recirculaciones de aire por medio de sistema de filtrado según las pautas definidas por la autoridad jurisdiccional”. Además, se instalarán dispensadores de alcohol en gel dentro de los establecimientos.
De acuerdo con las estimaciones del sector, en el país antes de la pandemia funcionaban unas 800 salas de cine, la gran mayoría concentradas en la ciudad de Buenos Aires y la provincia de Buenos Aires. Con todo, según estimaciones de una de la Federación Argentina de Exhibidores Cinematográficos (Fadec), que agrupa a los cines independientes, un 25 por ciento de sus integrantes se desasociaron en los últimos meses como consecuencia de permanecer tantos meses cerrados.