El río Paraná bajó su altura en varios puertos de Entre Ríos los primeros días del 2023, y, si bien se mantiene por encima de los niveles registrados en 2020 y 2021, el Instituto Nacional del Agua (INA) advirtió que el curso fluvial continuará por debajo de sus niveles normales el primer trimestre del año.
Si bien habrá "recuperaciones de corto plazo" cuando aumente el caudal en las zonas superiores, los niveles del agua se mantendrán bajos durante el primer trimestre, en continuidad con el escenario iniciado en marzo de 2020.
La bajante es la "más larga de la historia" (desde 1884) y de características extraordinarias por su "magnitud y persistencia", advirtió el INA, y no tiene un final ni retorno definitivo a la normalidad debido a las condiciones climáticas para los próximos meses.
A ello se le suma una sequía calificada como "histórica" y "la peor de los últimos 60 años según los registros provinciales", con efectos "devastadores"; y pocas o nulas lluvias en todo el territorio entrerriano desde 2021.
En Paraná, capital provincial, el río descendió a solo 17 centímetros de altura, por debajo del nivel de aguas bajas (2,30) y 2,83 metros menor a su altura promedio en enero (3 metros).
En el noroeste entrerriano, en La Paz, el río Paraná llegó al metro de altura hoy, detrás de su límite de aguas bajas (3,20 metros) y de los 4,17 que la Prefectura Naval Argentina (PNA) registró como promedio entre 1996 y 2021 este mes.
Donde también se registró una fuerte caída de la altura del río fue en el puerto de Diamante, más al sur de la costa entrerriana, con un nivel de 40 centímetros, por debajo de los 2,40 metros del límite de aguas bajas y del promedio histórico de 3,41 de los últimos 25 meses de enero.
Por otro lado, en Victoria, el río Paraná se encuentra con 1,06 metros, y al igual que el resto de la costa, se mantiene distante de sus medidas que alertan las aguas bajas (2,60), y de lo registrado como promedio para este mes (3,68).
Además, el INA prevé una mejora para las próximas semanas, llegando a 0,57 metros en Paraná; 1,26 en La Paz; 0,85 metros en el puerto de Diamante; y 1,90 metros en Victoria, unos 80 kilómetros más al sur.
La bajante histórica tuvo su inicio en marzo de 2020, un año más tarde tuvo una tendencia alcista sin alcanzar su normalidad, pero volvió a caer a fines del 2021, y provocó notorios cambios en la vida ambiental, económica, productiva y social entrerriana.
Se vio afectada la fauna íctica al dejar seco el valle de inundación (donde los peces se refugian, alimentan, reproducen y crecen); produjo inconvenientes en el riego de cultivos y complicó las producciones industriales que necesitan captar agua.
También acrecentó los problemas de incendios en las islas y los de contaminación del agua, ya que se redujo la capacidad de dilución de los afluentes crudos o industriales.
La no influencia del río en los arroyos y cursos de agua de la provincia afectó el riego de los cultivos, generando plantas de menor tamaño, demoras en la fertilización nitrogenada, un retraso en el crecimiento, e incluso pérdidas parciales y totales.
La producción de animales, con ventas anticipadas de animales y una caída en la condición corporal del ganado, y sectores derivados como el lechero se sumaron a las economías perjudicadas.