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La historia abierta del nieto 132 que ahora busca saber quién fue su padre

Lo informó Estela de Carlotto en conferencia de prensa. El hombre, de 47 años, estuvo presente por videoconferencia y contó que siempre tuvo dudas sobre su identidad. Aún no se sabe el nombre de su padre biológico.

Con menos de una semana de diferencia con el nieto 131, Abuelas de Plaza de Mayo pudo volver a festejar este miércoles la restitución de un nuevo nieto: Juan José, hijo de Mercedes del Valle Morales y cuyo padre aún no pudo ser identificado. Presente en la Casa por la Identidad a través de videoconferencia desde Tucumán, el hombre de 47 años se mostró feliz por empezar a reconstruir parte de su historia.

La madre de Juan, Mercedes, tenía 21 años cuando fue secuestrada junto a buena parte de su familia entre el 20 y el 26 de mayo de 1976 en Monteros, Tucumán. Juan tenía 9 meses y fue el único sobreviviente de esos operativos, ya que su madre, sus abuelos y tíos maternos también permanecen desaparecidos.


En conferencia de prensa desde la Casa por la Identidad, Estela de Carlotto leyó el comunicado de Abuelas que explicó el difícil trayecto del nieto 132 para reconstruir su historia y que aún le falta conocer la identidad de su padre biológico.

“Hoy lo abrazamos como el nieto 132 y como un rompecabezas que nunca se termina de completar. Se inicia un nuevo camino para poder dar con su verdadero padre. Esperamos que esta conferencia contribuya a que quienes tengan algún dato sobre Mercedes del Valle Morales y quien fue su compañero, la puedan acerca a Abuelas o a la CoNaDI”, señaló Estela y añadió: “Seguimos celebrando la vida con la alegría que nos da la conquista de la verdad. Por un 2023 con más encuentros, más verdades y más identidades”.

La imagen de Juan desde Tucumán fue proyectada detrás de la conferencia donde estaban sentados Estela, el secretario de Derechos Humanos, Horacio Pietragalla Corti, y Claudia Carlotto, directora de la CoNaDI.

“Siempre tuve dudas”, dijo y durante una accidentada charla virtual señaló que le llamaba la atención a la gran diferencia de edad con el hombre y la mujer que lo criaron. En 2004, tras la muerte de ambos, sus hermanos de crianza la contaron la verdad y le dieron su verdadero documento de identidad, donde figuraba el nombre de su madre.

Su filiación materna pudo confirmarse seis años después, cuando los restos de Mercedes fueron identificados por el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) en 2010 en el cementerio norte de Tucumán.

“Si bien parte de la verdad comenzaba a salir a la luz, faltaba saber quién era su padre y si había sido víctima de apropiación. Para eso, debía probarse que quien lo inscribió como hijo propio no era su padre”, informó Abuelas.

Tras una exhumación del cuerpo de su presunto padre, ordenada por Procuraduría de Crímenes contra la Humanidad de Tucumán, a cargo de Pablo Camuña, el juzgado federal 1 de Tucumán le confirmó hoy a Juan que no era su padre biológico y que fue víctima de víctima de sustracción, ocultamiento y sustitución de identidad en el marco del terrorismo de Estado.

Tras la conferencia, en diálogo con Radio Nacional, Juan contó que “fue un poco complicado y que llevó mucho tiempo”. “Se puede decir que hoy se cerró una gran etapa de mi vida y esperamos seguir cerrando la que falta”, sostuvo y agregó: “No hay nada mejor que saber de donde viene uno. Recuperar la identidad es algo hermoso”.

Podés leer el comunicado completo de Abuelas acá

Pietragalla destacó la responsabilidad civil de los sectores de poder con la dictadura ya que el responsable de la apropiación fuer el patrón de su madre. Mercedes militaba en el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) y vivía y trabajaba junto al resto de su familia en esa finca en la localidad de Monteros, a unos 60 kilómetros al sur de la capital provincial. Tras su secuestro, el bebé fue entregado a los dueños de la propiedad, quienes años después lo adoptado mediante un procedimiento con apariencia de legalidad, aunque nunca le contaron la verdad.

El secuestro de Mercedes, su madre Toribia Romero de Morales, su padre, José Ramón Morales y sus hermanos, José Silvano Morales, Juan Ceferino Morales y Julio César Morales, no fue juzgado aún y forma parte de la investigación conocida como “Zona de operaciones”, sobre los hechos que quedaron afuera de los límites territoriales del Operativo Independencia de Tucumán pero ocurrieron en el mismo período de tiempo.

A partir de la búsqueda iniciada por Juan José en 2004, la fiscalía de Tucumán pudo reconstruir el grupo familiar que había sido diezmado por la dictadura. Con su muestra de sangre entregada al Banco Nacional de Datos Genéticos en 2008 se estableció la filiación con sus tíos maternos y luego el EAAF pudo identificar a su madre en una fosa común en el Cementerio del Norte de Tucumán.

El mejor diciembre

Hasta la semana pasada, los últimos casos de restituciones habían sido a mediados de 2019, cuando fueron identificados Javier Matías Darroux Mijalchuk, quien había sido secuestrado junto a su madre en diciembre de 1977, cuando tenía cinco meses, y Marcela Solsona Síntora, nacida entre mayo y junio de 1977 durante el cautiverio de su madre Norma Síntora.

El 22 de diciembre pasado, menos de una semana después del campeonato mundial de fútbol que obtuvo Argentina, el hallazgo del nieto 131, hijo de Lucia Nadín y Aldo Hugo Quevedo, militantes del Partido Revolucionario del Pueblo (PRT) nacidos en Mendoza que fueron secuestrados en la Ciudad de Buenos Aires, rompió con más de tres años sin que Abuelas pudiera renovar el contador de la Casa por la Identidad, que había quedado clavado en 130.

DD.HH.

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