Los enfermeros entrerrianos “están precarizados, tienen bajos salarios y están sobrecargados de trabajo”, contó a AIM María De Los Ángeles Berón, referente histórica de enfermería en el hospital San Martín, dirigente de la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA).

Las enfermeras de Entre Ríos “atravesamos hoy una situación diferente, porque somos visibilizadas ya que los políticos se dieron cuenta que existimos”, ante el trabajo incansable que se realizan en los hospitales, sanatorios y centros de salud ante la pandemia del Covid-19.  La enfermería “es una profesión que está creciendo y merece ser reconocida porque es el arte de cuidar a un paciente; somos parte de un equipo de salud y tenemos una labor específica que no la remplaza cualquiera, pero hoy, lamentablemente, es una mano de obra calificada mal paga”.

En la provincia “la situación es la misma o un poco más complicada que antes ya que no hay reconocimiento económico, hay pauperización laboral y sobrecarga de trabajo”.  En ese sentido, contó que si bien hay una Ley que enmarca a los enfermeros “eso no se ve plasmado en lo que deberíamos percibir de salario y eso es muy importante porque hoy las enfermeras trabajan, en su mayoría, en dos lugares para llegar a fin de mes”.

Además, en el territorio “falta personal en la mayoría de los efectores y hay mucha precarización laboral, por ejemplo en el hospital San Martín  (el nosocomio más grande de Entre Ríos) más del 40 por ciento de las enfermeras están precarizadas y la planta es insuficiente y ese cuadro de situación se repite en todos los efectores del interior, ya que los gobernantes consideran la salud como un gasto y no como un derecho”.

Asimismo, indicó que los gobiernos “deben invertir en capacitación porque hoy las capacitaciones las tenemos que pagar los trabajadores para poder estar al día”.

También, se debe cuidar la salud de los trabajadores, “ya que la sobrecarga laboral, lso bajos salarios y las malas condiciones de trabajo por la falta de insumos (entre otras variables)  atentan contra el bienestar de las enfermeras y contra los intereses del sistema sanitario y de todo el pueblo al que se le debe garantizar el derecho a la salud”.

“No puede ser que además de realizar nuestras labores tuvimos que confeccionar barbijos para protegernos del Covid-19 porque el gobierno no garantizaba ni siquiera las mínimas condiciones de bioseguridad”, remarcó la enfermera.

Hoy, en este contexto global, “queda más a la vista que la salud es un derecho y los trabajadores de la salud pública somos el pilar para garantizarlo y por eso es trascendental que dignifiquen nuestro trabajo dando un reconocimiento económico aumentando los presupuestos para el sistema sanitario”.