El gobernador Gustavo Bordet confirmó más beneficios para las industrias entrerrianas, eximió de deudas e empresarios termales y persiste en no cobrar impuestos al agente financiero. Las ventajas  para los socios del gobierno hacen que la gestión aumente la presión impositiva sobre los trabajadores con altas alícuotas a autónomos e impuestos que llegan con más del 40 por ciento de aumentos. A su vez, sostiene políticas de repliegue del consumo con salarios a la baja y congelamiento de la planta del Estado.   

La burguesía industrial celebra las medidas de Bordet, quien redujo “la agobiante presión fiscal”, según expresaron en un comunicado oficial de la Unión Industrial de Entre Ríos, que valoró la eliminación del tributo sobre nómina salarial - Ley 4035- y la baja gradual de Ingresos Brutos en base al nefasto Pacto Fiscal de 2017.

A su vez, Bordet perdonó  la multimillonaria deuda de los concesionarios de la explotación del recurso termal en la provincia, que mantenían con el Ente Regulador de los Recursos Termales de Entre Ríos (Errter) en concepto de canon mensual. También, no le cobra impuestos al Agente Financiero, más allá de las sumas millonarias que maneja diariamente.

Pero los beneficios a los sectores más concentrados de la economía deben cobrarse por otro lado y, como el gobierno de Mauricio Macri, la variable de ajuste es la clase trabajadora.

Precisamente, el gobierno provincial aumentó por sobre los índices oficiales de inflación los impuestos Inmobiliario y Automotor y sostiene alícuotas usureras para monotributistas y profesiones liberales.

Pero ese no es el fin de la historia, a las subas exorbitantes de los impuestos, el contador descarga sobre los trabajadores públicos un doble ajuste, ya que las negociaciones salariales a las que siempre arriba son con sueldos a la baja sobre los índices oficiales –menos de diez puntos- sobre los que la Administradora Tributaria de Entre Ríos (Ater) realiza las actualizaciones de avalúos, atribución que la Legislatura provincial entregó con los ojos cerrados a la discrecionalidad del Ejecutivo.

También, Bordet sostiene –como Nación- el vaciamiento de los sistemas de educación y salud pública, ya que congeló las plantas y subsidia a escuelas “públicas de gestión privada”, descapitalizando la educación pública  y promoviendo el fomento de cuadros religiosos que atentan contra los ideales del propio Estado.

Así, el gobierno provincial se muestra como un buen administrador amigo de la burguesía industrial, del capital financiero y de los empresarios y enmascara el profundo ajuste sobre los trabajadores con ditirambos electorales que construyen un relato pulcro e inmaculado.

Por Renzo Righelato, director  periodístico de AIM.