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Impuesto a la Riqueza, la segunda pandemia para el empleo

Por Fundación Barbechando, especial para AIM. Este martes, el Congreso se alista para tratar y darle media sanción al proyecto de ley que grava el capital de trabajo, los bienes de cambio, la maquinaria y todos los demás activos que, en su conjunto, son la base de producción y desarrollo de la Argentina.

¿Por qué se lo considera un impuesto confiscatorio y de gran alcance para el sector agroindustrial, y todas las actividades desarrolladas por pymes y grandes empresas?

Sorpresivamente, Máximo Kirchner, jefe de bloque del oficialismo, convocó a sus pares para tratar el proyecto que crea el aporte solidario y extraordinario para ayudar a morigerar los efectos de la pandemia, con la confianza de que efectivamente va a lograr el acompañamiento de otros bloques en su aprobación. Este nuevo impuesto no solo no morigerará nada, sino que aumentará el desempleo y desalentará la inversión.

Los principales puntos controversiales de la iniciativa y cómo afectan a la agroindustria

Impacta directamente en los bienes productivos, los bienes de cambio (sementera, stock de granos, hacienda), la maquinaria y todos los demás activos que, en su conjunto, son la base de producción y desarrollo de la Argentina.

Alcanza todos los activos que posea una persona humana o una sucesión indivisa, incluyendo la participación que tenga en una sociedad productiva.

La base imponible de este impuesto considera todos los bienes, inclusive aquellos bienes exentos en la Ley de Bienes Personales, como son los inmuebles rurales. Cuando a estos activos exentos se los valúa según la Ley de bienes personales, llegar a $200 millones es una realidad mucho más cercana.

Los números muestran que, valuando los bienes productivos, según la Ley de Bienes Personales, se alcanzan los 200 millones de patrimonio sin que esto signifique ser rico, sino por el simple hecho de tener capital produciendo.

Afecta directamente Pymes: ya que toda empresa Pyme o no Pyme tiene como dueño final de su capital accionario una persona humana. Entonces una Pyme productora que tiene maquinaria y bienes de cambio, además de otros activos y tiene un patrimonio de 200 millones de pesos según su último balance, forma parte de la base imponible de la persona humana.

No contempla ni la rentabilidad ni la liquidez disponible, por lo tanto, el productor o la pyme deberá vender alguno de sus bienes para pagar este nuevo impuesto.

Afecta a más de nueve mil personas ya que en este calculo inicial del gobierno se toma la base de Bienes Personales donde no se contemplan en la mayoría de los casos aquellos bienes que se encuentran exentos, como el inmueble rural, sociedades de capital, tenencia de bonos argentinos, tenencia de acciones de sociedades argentinas, entre otros. La realidad es que el sector tiene alrededor de 170.000 pymes que deberán hacer sus números de forma muy finita.

Es un impuesto confiscatorio: los gravámenes al patrimonio -Bienes Personales y el impuesto a la riqueza-, en su máxima escala alcanzan al 7,5 por ciento, es decir, para hacerle frente al aporte, el sujeto alcanzado debe vender parte de su patrimonio.

El impuesto grava al que produce, genera empleo e invierte

Por ejemplo, un productor que compró un campo de 800 hectáreas a 4000 dólares (2019: un dólar = 50 pesos) ya tiene un activo de 160 millones de pesos por el inmueble rural. Pero también se debe contemplar el activo productivo (semillas, herbicidas, fertilizantes + stocks anteriores + maquinaria propia) y alcanza el universo de los sujetos alcanzados.

Otro caso: un productor agropecuario que invirtió en el desarrollo de una planta de biodiesel, con un aporte de capital en infraestructura de 80 millones, en un campo de 70 millones de valor fiscal, sumado al capital productivo, estaría en el orden de los 200 millones.

Un productor que invirtió en una granja de cerdos de 400 madres, producción mediana, supera los 200 millones. O un productor de pollos parrilleros con seis galpones ya es alcanzado por el impuesto.

Para el caso de productores ganaderos, el nuevo impuesto contempla todos los activos de la sociedad productora, entre otros, todas las categorías de hacienda.

¿Qué proponemos?



  • El destino de los fondos: el impuesto tiene diferentes destinos de financiamiento, entre ellos, un 20 por ciento para asistencia sanitaria; un 20 por ciento para subsidio de Pymes; un 20 por ciento para becas Progresar; un 15 por ciento para Fondo de integración socio-urbana; y un 25 por ciento para producción de gas natural. La mejor decisión es dejar a las pymes fuera de este impuesto. A las Pymes, hay que dejarlas producir, son el motor de la economía y la generación de empleo.
  • Dejar afuera del alcance del proyecto a los bienes productivos: permitiría mayores inversiones productivas, de servicios, de comercialización, agropecuarias, entre otras.
  • Que se exima la inversión en empresas locales e inmuebles rurales productivos.

impuesto a la riqueza

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