Escuchando las declaraciones con que Horacio Verbitsky volteó al ministro Ginés, da la impresión de que calibró cada palabra como disparo de mortero contra una fortaleza fallada.

Verbitsky es un ejemplo de racionalidad moderna, del totalitarismo de la razón ilustrada que descubrieron tarde Adorno y Horkheimer. Habla por ejemplo de su "amigo" para enterrarlo y revelar la cocina del procedimiento de vacunación. Y se embarra él para evitar que alguna denuncia en marcha lo embarre antes. Así hizo en su momento, a mediados de la década de los 30, el ministro de Economía Federico Pinedo cuando se descubrió que trabajaba desde el gobierno argentino para una empresa británica. Era un ancestro destacado del Federico Pinedo que acompañó a Macri y terminó algo distanciado.

Como en los mejores tiempos de Carta Abierta, salió a defenderlo con un escrito farragoso, pseudobarroco, poco legible, el ex director de la Biblioteca Nacional, Horacio González. Quizá por espíritu de grupo o por debido intercambio de favores. González tiene algunos antecedentes fuleros en materia de publicaciones. Cuando el converso Vargas Llosa iba a dirigir el mensaje inaugural en la feria del libro en Buenos Aires, él salió a reclamar que le quiten la palabra, que no debía tener un neoliberal. Fue de inmediato desautorizado por la propia Cristina y quedó pataleando como un alcahuete que se pasó de alcahuete. En todo hay que buscar el equilibrio, pero es un poco tarde a los 80.

Ahora salió en defensa de Verbitsky en un artículo en que menciona entre otras cosas a Kant, posiblemente por la persistencia del imperativo categórico en las aulas, al correo de antaño y a los socialdemócratas alemanes, porque todo material de acarreo le viene bien.

Disculpa a Verbitsky con el argumento de que tiene 79 años y parientes muertos de Covid. ¿Cuál es en este punto la diferencia entre Verbitsky y cualquier argentino de su edad con parientes muertos? Que Verbitsky tiene (tenía) un amigo ministro para telefonear. ¿Por qué los jubilados ganan 18.000 pesos y los políticos 500.000? Porque los políticos tienen los medios para fijarse el sueldo y los jubilados, no. Toda la dialéctica de González no sirve para disimular estos hechos. Y nada asegura que Verbitsky o alguien de su escuela apunte un día contra él.
De la Redacción de AIM.