A pesar de los avances en legislación, como la Ley de Paridad, las mujeres siguen enfrentando desafíos para ocupar espacios de decisión en la política argentina. Romper estas barreras requiere un cambio cultural profundo y compromiso político sostenido.
La participación de las mujeres en la política argentina ha crecido significativamente en las últimas décadas, con hitos como la sanción de la Ley de Paridad de Género en 2017. Sin embargo, este avance legislativo no siempre se traduce en una igualdad real en los espacios de poder.
En el Congreso, la paridad formal ha permitido un incremento en la representación femenina, pero los puestos clave, como presidencias de comisiones o liderazgos partidarios, aún suelen estar ocupados mayoritariamente por hombres. Según organizaciones especializadas, esto responde a un sistema político que continúa reproduciendo prácticas patriarcales que dificultan la participación igualitaria.
En las provincias, el panorama es aún más complejo. Si bien hay casos destacados de liderazgos femeninos, como el de algunas gobernadoras o intendentas, muchas mujeres enfrentan resistencias tanto desde sus propios partidos como desde estructuras sociales conservadoras.
Para cambiar esta realidad, no basta con leyes. Es necesario fomentar la formación política de las mujeres, implementar mecanismos que las protejan de la violencia política y promover una cultura democrática que valore su aporte. La lucha por la igualdad en la política no es solo una cuestión de género; es una apuesta por una democracia más representativa y justa.
De la Redacción de AIM.