El secretario general de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) Entre Ríos, Oscar Muntes, afirmó a AIM que “tiene que quedar muy claro que el Estado no es una empresa, el Estado somos todos y debe defender los derechos conquistados y plasmados en la Constitución y el Código Civil, porque esas garantías se las arrancamos a los mismos patrones que hoy piden más achique y ajuste y promueven una contrareforma contra las mayorías”.
La posición del Consejo Empresario de Entre Ríos (Ceer) que reclamó al gobierno más ajuste generó indignación en los trabajadores públicos. El pedido fue criticado duramente por el secretario general de la Central de Trabajadores de la Argentina Autónoma (CTAA) y secretario general de ATE, quien indico a esta Agencia que los empresarios nucleados “quieren más achique del Estado y concentración económica obligando al gobierno a que profundice el ajuste, cuando (con lo que pasó en la pandemia) quedó demostrado que hay que ampliar el Estado y que se deben mejorar las condiciones laborales”.
En ese sentido, el gremialista remarcó que “hay que defender con orgullo lo público, ya que quedó claramente expuesto que la salud, la educación, la contención social y la infraestructura son garantizados por el Estado, no por los privados, quienes debieron ser auxiliados por los gobiernos (nacional y provinciales) en los momentos de crisis”.
“Parece que tienen poca memoria los empresarios que fueron y siguen siendo rescatados por los gobiernos”, subrayó Muntes, quien precisó: “Pasada la crisis van al corazón del Estado que es el trabajador. Acá hay que desterrar el prejuicio de que un trabajador es un gasto, es una locura pensar que un médico, un docente, un enfermero, un administrativo o quienes garantizan la transitabilidad de las rutas, planifican las ciudades, limpian las calles, atienden los comedores, cuidan a los gurises o sostienen los centros de salud son un gasto”.
Además, Muntes advirtió que “raya lo absurdo decir que hay que ajustar aún más sobre los trabajadores, porque expone la inescrupulosidad o desconocimiento de la realidad de estos pseudoempresarios que solo quieren sacar la tajada para ellos a costa del sudor y la sangre del pueblo trabajador, en sintonía fina con los gobiernos neoliberales que endeudaron el país y con las políticas cínicas que quiere ejecutar el Fondo Monetario Internacional (FMI) en la Argentina”.