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Agroindustria
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Los beneficios de las arvejas

Destacada por  menor consumo de agua, el aporte de nitrógeno que deja en el suelo y un ciclo más corto que los cereales de invierno, el cultivo de arveja es ideal como antecesor de los cultivos de segunda o tardíos de maíz, soja o girasol, según la zona. 

El cultivo de arveja es ideal como antecesor de los cultivos de segunda o tardíos de maíz, soja o girasol, según la zona.
El cultivo de arveja es ideal como antecesor de los cultivos de segunda o tardíos de maíz, soja o girasol, según la zona.

Ahora, investigadores del Inta evalúan su incorporación en las dietas de vacas, cerdos y aves por el contenido de proteína y energía que posee.

“Las legumbres pueden marcar la diferencia en los cultivos de verano”, aseguró Gabriel Prieto, especialista en cultivos de invierno del Inta Arroyo Seco –Santa Fe–, y agregó: Con su incorporación los beneficios se multiplican, no sólo porque tienen un consumo de agua menor que el trigo o porque dejan un mejor balance de nitrógeno en el suelo, sino que, además, desocupan el lote de 10 a 20 días antes y permiten asegurar más recursos para el cultivo sucesor.

La producción argentina de arveja se concentra en las regiones sur y centro de Santa Fe y norte y sudeste de Buenos Aires. “Especie, variedad y tipo debe ser tenida en cuenta, debido a que no es lo mismo arveja verde que amarilla”, señaló Prieto y agregó: “La elección que haga el productor impactará en la rentabilidad de la empresa”.

En este sentido, Juan Balbín –presidente del Inta– destacó la importancia de trabajar para la competitividad de la actividad. “La Argentina tiene la posibilidad de posicionarse como proveedor mundial de arvejas”, manifestó y agregó: “Debido a que es una alternativa a los cereales de invierno, esta legumbre posee altas expectativas de desarrollo”.

Si bien la demanda de esta legumbre está muy relacionada con el mercado internacional, las oportunidades de la Argentina son únicas para empezar a ocupar un lugar destacado en el comercio mundial de estas especies. “La causa del crecimiento se encuentra en las numerosas ventajas de este cultivo”, analizó Balbín.

Por esto, “para afianzar nuestro protagonismo en el mundo, será necesario ofrecer más variedades, principalmente las de cotiledones amarillos, que son las más demandadas por los países asiáticos”, afirmó Balbín.

Asimismo, Balbín anticipó que hay proyectos que se están enfocando en la incorporación de la arveja a las dietas animales, debido a que no es un organismo genéticamente modificado y no se requieren solventes durante su procesamiento.

En la Argentina, las de tipo verde son las más producidas debido a que el principal comprador de esta legumbre es Brasil. Sin embargo, en los últimos años las amarillas fueron ganando un lugar en las agendas de los productores.

A partir de la demanda de agricultores del sudeste de Buenos Aires, especialistas de la Chacra Experimental Integrada Barrow incorporaron la arveja amarilla a los esquemas productivos para generar información de manejo adaptada a la región. En este sentido, Cristian Appella, especialista en cultivos de esa unidad del Inta, expresó que “las de tipo amarillo mostraron una gran adaptabilidad a las condiciones de suelo y clima de la región y tienen un potencial de rendimiento muy alto”.

De hecho, ensayos realizados en la Chacra Barrow, el marco de la Red nacional de evaluación de cultivares de arveja, mostraron su alta eficiencia en el uso del agua y permitieron alcanzar rendimientos que superan los 5000 kilogramos por hectárea. “Una gran brecha con los 1900 kilos por hectárea de rinde promedio nacional”, indicó Appella y agregó: “Los materiales de tipo amarillo capitalizaron mejor los recursos disponibles y es por ello que en años de buena condición hídrica y térmica alcanzan mayores rendimientos”.

Sin embargo, Appella advirtió que una de las principales adversidades que sufre el cultivo son las malezas. “Compiten por los recursos y, en general, lo hacen de forma más eficiente que el cultivo. Luego de tres años de trabajo pude establecer que el cultivo debería estar libre de competencia durante los primeros 60 días para no afectar el rendimiento”, expresó.

“Por cada día de competencia, el rendimiento se reduce 16 kilos por hectárea y puede generar una disminución total del 40 por ciento de la producción, en comparación con el tratamiento sin competencia”, explicó el especialista del Inta y aclaró: El uso de herbicidas preemergentes son los que mejor resultado mostraron en el control de malezas.

Más allá del comportamiento del cultivo, Appella destacó el rol de estas legumbres en diversas estrategias de manejo integradas y como complemento para fortalecer a la soja de segunda, el maíz o el girasol.

“Comparado con trigo candeal, avena, cebada o trigo pan, la arveja permite lograr mejores rendimientos tanto en soja de segunda, con más de 400 kilos por hectárea, como en maíz, con más de 1000 kilos por hectárea”, ejemplificó Appella.

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