Corría el año 1945 cuando un grupo de jóvenes estudiantes y egresados del Instituto Nacional del Profesorado Secundario, emprendedores y entusiastas, con sus espíritus desbordantes de ideales libertarios que abrevaban en los principios democráticos y republicanos de la Revolución de Mayo, acordaban fundar una institución a través de la cual pudieran canalizar sus sueños e inquietudes. Y fue el 7 de mayo de ese año cuando vio la luz la Asociación Mariano Moreno que, con toda audacia, pretendió erigirse en faro difusor de cultura.
Aquel día se vieron cristalizados los anhelos de esos jóvenes, que dieron vida a una institución cuyo objetivo primordial sería la más amplia promoción y difusión de la cultura en sus plurales expresiones. Y esto fue así porque entendían que “la cultura constituye la principal base sobre la que debe erigirse y afianzarse la vida íntegra de un país”. Esta frase, tan clara como definitoria, se halla inserta en el Preámbulo del Estatuto que le dio ropaje jurídico a la flamante entidad.
Con el paso del tiempo, la institución fue creciendo merced a las memorables temporadas artísticas que, año tras año, permitió la presencia en Paraná de figuras descollantes como Juan Ramón Jiménez, Jorge Luis Borges o Manuel Mujica Láinez en literatura; Pía Sebastiani, Aldo Antognazzi o Martha Argerich en música, María Rosa Gallo, Carlos Carella o Claudia Lapacó en teatro; y Olga Ferri, María Fux o Hernán Piquín en ballet, por sólo citar algunos. Y no era un impedimento para su encomiable labor cultural y artística, el hecho de verse inmersa en una permanente situación de precariedad económica. Si los recursos monetarios siempre escasearon, tal merma fue suplida eficazmente con iniciativa, coraje y decisión.
Vale, sin embargo, señalar que esos modestos presupuestos hicieron vanos los intentos por concretar la inmediata obtención del imprescindible techo propio. Recién al cabo de casi siete décadas de vida institucional, esa situación pudo cambiar, con la adquisición de un pequeño local ubicado en calle Ecuador de esta ciudad. Tal fue la primera sede social propia de la entidad, inaugurada en febrero de 2013. Hasta que en septiembre de 2017, la misma fue trasladada a la casa que perteneció a la profesora Souly Balcala Crespo, sita en calle Monte Caseros, donde quedó definitivamente instalada en cumplimiento de la última voluntad de la donante.
Conscientes de que una nación sin cultura es como un cuerpo sin alma, quienes desde un comienzo trabajaron para la Asociación, lo hicieron a sabiendas de que estaban cumpliendo un rol fundamental en el devenir histórico de nuestra ciudad. En ese derrotero, muchos fueron los socios que, integrando la Comisión Directiva de la institución, supieron conducir sus destinos con sabiduría, imaginación y prudencia. A su primer presidente, Ariel Herrera, le sucedieron personas no menos comprometidas con el quehacer cultural, como Lelia Laurencena, César Piérola, Rosa Montiel de Golpe, Alfredo Vitas Zarcón, Elida Rosa Guzmán, Margarita Morahan, Berta Reynafé, Héctor Soñez, Luis Orlando y Jorge Beades.
En ocasión de conmemorar las Bodas de Brillantes de esta entidad, no puede omitirse una especial mención a los que, de un modo u otro, le prestaron valiosa ayuda. En ese sentido, corresponde recordar a una personalidad como lo fue el maestro Reynaldo Zemba que, desde la dirección de la Orquesta Sinfónica de Entre Ríos, a partir de la década de los ’80 y por espacio de veinte años, alentó el trabajo conjunto de ese prestigioso organismo con la Asociación Mariano Moreno, lo que posibilitó la presentación en nuestro medio de destacados directores e intérpretes solistas que actuaron en el Teatro 3 de Febrero junto a la referida orquesta.
Cabe mencionar, igualmente, a los muchos socios, comerciantes, empresarios, artistas, periodistas, funcionarios nacionales, provinciales y municipales y entidades civiles culturales, educativas, deportivas y sociales, sin cuyo concurso no habría sido factible concretar los ambiciosos proyectos que dieron realce y sentido a tantas temporadas anuales, y cuya mención -debido a su elevado número- excedería con creces los límites de esta nota.
Asimismo, no debe obviarse la emoción indescriptible que constituyó la obtención del Diploma al Mérito en la categoría de Entidades Musicales, que le otorgó la prestigiosa Fundación Konex de Buenos Aires, en septiembre de 2019. Este acto no fue sino el cabal reconocimiento a una labor ponderable y fructífera, desarrollada en forma ininterrumpida a lo largo de más de siete décadas.
La ciudad de Paraná tiene en su haber, desde 1945, una institución de la que puede sentirse muy orgullosa y que puede exhibir al país y al mundo como ejemplo de fe, de perseverancia y de trabajo honesto y responsable. Sus actuales dirigentes, conscientes de la proyección que la entidad ha tenido, están firmemente consustanciados con los ideales que motivaron su creación y se muestran decididos a seguir adelante, más allá de las dificultades que se les puedan presentar, como lo es hoy la pandemia que azota a nuestro país y al mundo, que ha obligado a suspender la presente temporada e impedirá la realización de los actos públicos que, en otras circunstancias, se habrían verificado con todo alborozo para celebrar estos fecundos 75 años.