La participación de las mujeres en diferentes esferas de la vida está cambiando vertiginosamente, gracias a los movimientos que, a lo largo de la historia, bregaron por su inclusión en distintos ámbitos de la cotidianidad, no sólo en lo cultural, sino también en lo económico y político. En ese sentido, el deporte también constituyó –y constituye- una arena de disputas de poder, ya que no sólo promueve la salud y el bienestar personal sino que, además, supone un factor de incidencia social.

En ese sentido, contempla aspectos vinculados al trabajo, al liderazgo y al equipo, pero principalmente implica un espacio de empoderamiento en el marco de las relaciones sociales.  Esto no es un hecho casual, ya que la participación de la mujer fue menor –o directamente nula- en los ámbitos que tradicionalmente se consideraron como escenarios de los hombres, situaciones que se replicaron, por ejemplo, en el mundo laboral.

Así las cosas, el lugar de las mujeres en el deporte desafía los estereotipos de género, rompiendo cánones construidos a lo largo de la humanidad, desde su primera competencia hace más de 100 años, allá por 1900, en los Juegos Olímpicos de París.  Desde entonces, la lucha por la igualdad y la reivindicación de género fue ganando terreno, lo que implicó rupturas y resignificaciones, que aún tienen un largo camino en pos de la visibilización de la mujer.

El cuerpo, el deporte y la igualdad

En el siglo XIX, se afianzó la idea de la feminidad ligada a la belleza, la fragilidad y la delicadeza del cuerpo de las mujeres. Con esa mirada, se construyeron valores estéticos predominantes en el desarrollo de la humanidad occidental.

Estas nociones hegemónicas sentaron las bases para que el feminismo de los años sesenta pusiera en discusión las nociones de cuerpo de las mujeres, tanto en su carácter cosificador como su obligatoriedad desde una mística de la feminidad. Si bien estas discusiones fueron decisivas a la hora de ganar derechos, muchos debates siguen vigentes.

Cabe destacar que aún hoy el cuerpo de la mujer sigue atravesado por diferentes valores y la maternidad continúa siendo un papel asignado de antemano. Además de este mandato, la imagen ideal se mide por la belleza, la delgadez y la juventud, constituyendo así todo un mercado de industria femenina, cuyo engranaje funciona abasteciendo con productos y generando demanda.

¿Qué sucede entonces con el deporte?  Por estos días, la actividad física es sinónimo de delgadez, cuidado personal y belleza. Sin embargo, no todo trabajo deportivo es unisex, si bien en el último tiempo, muchas actividades que eran realizadas especialmente por hombres, están siendo practicadas por mujeres.

Se entiende comúnmente que el desarrollo de gran masa muscular es alfil a la masculinización, mientras que la relación de la mujer con el deporte es sinónimo de la flexibilidad, la expresividad, la gracia, y la rítmica, entre otras cualidades. Del otro lado, están los hombres fuertes, que practican un deporte de fuerza, potencia, resistencia.

Incluso desde la infancia existen estereotipos que marcan diversos condicionantes en las niñas, lo que sedimenta esa creencia del cuerpo femenino, frágil y flexible.

A pesar del tiempo y las nuevas prácticas, muchos conceptos naturalizados siguen ubicando a la mujer como el género débil y frágil. De ese modo, el ámbito del deporte fue –y es- un espacio donde la reproducción de esas estructuras fluyen, muchas veces, sin siquiera cuestionarse.

El cuerpo de la mujer está atravesado históricamente por patrones que, si bien han ido erosionándose, aún tienen un largo camino por delante al hablar de deconstrucción. Si bien en los  últimos 30 años, la lucha por la igualdad fue tomando un rol protagónico y sentando los cimientos en la agenda de la sociedad, aún quedan muchos debates por darse.

Mujeres del deporte en Paraná

La capital provincial se destaca también por el cambio en concepciones respecto a la imagen de la mujer en el deporte. Poco a poco, la ciudad es protagonista de cambios en cuanto a la igualdad de oportunidades, rompiendo con la división que caracterizó a las actividades para hombres y mujeres.

Con el tiempo, Paraná supo ser un referente en cuanto al deporte femenino. Poco a poco, mujeres fueron protagonistas de espacios como hockey y fútbol, no sólo como aficionadas sino también de manera profesional.

Asimismo, el Gobierno local reforzó su trabajo a la hora de trabajar en políticas para la reivindicación de la mujer en el deporte. Un ejemplo de ello fue la realización del Tercer Encuentro de Fútbol Femenino en Paraná, cuyo lema fue la lucha para erradicar la violencia de género.  La actividad fue organizada por la subsecretaría de la Mujer de la municipalidad junto a la Liga Paranaense de Fútbol.

Referentes locales del deporte local

Agustina Godoy

La paranaense Agustina Godoy, ex integrante de la selección argentina de softbol, está calificada como una de las mejores jugadoras del mundo. Fue la tercera mujer en ganar el premio nacional Olimpia, en 2010, uno de los mayores galardones deportivos en el país.

Godoy participó con la Selección Argentina del Campeonato Mundial ISF Caracas 2010, siendo nombrada la mejor jugadora de su posición en este torneo.

Johanna Puchetti

Si bien nació en Crespo, pasó su infancia en Paraná. Por el trabajo de su padre, tuvo que mudarse a 28 de Noviembre, un pueblo ubicado a 200 kilómetros de Río Gallegos. Ahí, en el sur, empezó su relación con el básquet a los 12 años.

En 2001, volvió a Paraná con la intención de jugar al handball, pero en esa ciudad no había dónde practicarlo. Entonces, incursionó en el hockey sobre césped hasta que se decidió definitivamente por el básquet.

En 2014, Puchetti se recibió de médica de atención primaria en la Universidad Nacional de Rosario cuando todavía jugaba en Talleres de Paraná. Hoy integra el plantel de Obras y estudia deportología en la UBA.

María Florencia Mutio

La paranaense es una jugadora argentina de hockey sobre césped, integrante de la selección nacional, con la que participó en los Juegos Olímpicos de Londres 2012 y obtuvo la medalla de plata. Formó parte del equipo que ganó el Champions Trophy 2012 y la medalla de bronce en el Campeonato Mundial 2014.  También fue becada por la secretaría de Deportes de la Nación.

Victoria Michell  

Oriunda de Paraná, la ex jugadora del Atlético Echagüe Club, es una de las incorporaciones del plantel de vóley femenino de San Lorenzo de Almagro.

En 2017, integró el plantel de la Selección Argentina que participó en el Campeonato Mundial de Voleibol Femenino Sub 23, disputado en Eslovenia, donde las jugadoras nacionales cosecharon una victoria, cuatro derrotas y finalizaron en el undécimo lugar.

De la Redacción de AIM.