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Lilith, la resurrección de un mito

Un antiguo relato, recogido por Robert Graves en "El Rey Jesús", dice que Jeshua ben José, el Cristo de los cristianos, pudo resucitar a Lázaro porque pronunció ante su cadáver, "que hedía ya" el nombre innombrable de Yahvé, su verdadero nombre. El verdadero nombre de un ser cualquiera contiene su esencia, es el hálito que lo sacó de la posibilidad y lo llevó a la existencia.

Lilith, la primera mujer insumisa., periemera 
Lilith, la primera mujer insumisa., periemera 

En el caso de Dios, pronunciarlo si  alguien lo conoce, como se atribuía a Jesús,  es apoderarse de los atributos de Dios. Cuando se corrió la voz entre los fariseos y saduceos de que Jesús había resucitado a Lázaro, su impiedad pareció probada.

Pero no fue el único ni el primero: justamente la primera mujer, que se nombra una sola vez en la Biblia en el libro de Isaías, Lilith, lo usó cuando no pudo sostener más sus diferencias con Adán y prefirió abandonar el Paraíso antes que renunciar a sí misma, a su condición de mujer libre, igual que el hombre y capaz de determinarse y gozar de la vida, del amor y del erotismo en igualdad con él.

La leyenda de Lilith, posiblemente de origen mesopotámico, dice que era  hecha de barro como Adán, hermosa, libre, orgullosa, y que no quiso asumir una posición subalterna ni inferior respecto de su marido, en particular en el acto sexual. No se sentía inferior, débil ni dependiente.

Tras cometer el pecado de los pecados, nombrar a Dios por su nombre prohibido, mayor que violar todos los mandamientos, Lilith abandonó volando el Paraíso con alas que Dios le dio.

La leyenda agrega otros  datos, de raigambre patriarcal, diferentes de los  primeros, que parecen feministas. Lilith se alojó en cuevas del Mar Rojo, donde sigue todavía y roba la semilla de todos los hombres que puede y de los demonios para parir demonios sin cesar, a pesar de que Dios  mata a sus hijos  medida que nacen.

El nombre "Lilith" deriva de una palabra que significa "aire" lo que le atribuye una estatura espiritual mayor que la de Adán, hombre hecho de la tierra, y que se evidencia en la conducta de ella,  que expresa un modo de ver de mayor alcance y altura.

Como a pesar de que dios mandó ángeles para obligarla a volver al Paraíso, Lilith se negó. Sólo entonces habría visto dios que no era bueno que Adán esté solo y creó la "primera mujer" del mito bíblico. Eva, sin las cualidades de Lilith,  fue separada del cuerpo de un Adán que seria andrógino.

La condición que le fue atribuida de reina de vampiros, asesina de hombres después de seducirlos con maestría, que lleva enredados en el pelo los corazones de sus víctimas y bebe su sangre, no es única de Lilithh. La mitología mediterránea es fecunda en demonios femeninos, todos horribles, crueles y malignos. Entre ellos

Lamia, Empusa y las lamias, hijas de Hécate, diosa de la brujería; las harpías y las estriges, macabras visitantes nocturnas; las harpías, ayudantes de las furias; las moiras o parcas, las grayas y las gorgonas, siniestras  habitantes del Hades. Todas ellas hacían víctimas a  hombres  y niños varones.

Brunilda en el frío Norte, la babilonia Lilu y hasta la reina de Saba son algo que recuerda a Lilith.

El génesis dice que dios creó al hombre a su imagen y semejanza, "varón y hembra los creó".  Pero después da otra versión: Dios creó a la mujer de una costilla de Adán mientras éste dormía. ¿Son la misma versión repetida o dos versiones diferentes, sobre todo sucesivas?

Una interpretación rabínica dice que son dos versiones diferentes: en la primera aparecieron Lilith  y Adán, y en la segunda, Eva, que no existía todavía en el sexto día de la creación, cuando ya existían los animales machos y hembras y Adán les había dado nombre, existencia. La tardanza se debería al hueco que dejó Lilith con su rebeldía.

El relato tuvo luego amplios desarrollos imaginativos. Lilith sería la serpiente que tentó a Eva en el Paraíso con el fin de obligar a la primera pareja a abandonar su estado de felicidad como lo había hecho antes ella, pero también para hacerles conocer la libertad que había gustado. En ese trabajo de seducción de Eva, Lilith estuvo acompañada por Satán.

El escritor judío italiano del siglo pasado Primo Levi hace de Lilith la amante de Yahve (que tuvo en los primeros tiempos del asentamiento judío en Canaan dos amantes, luego suprimidas de la Biblia). Levi dice que mientras era la amante de Dios, Lilith comandaba una tropa de demonios en las costas del Mar Rojo.

Lilith tenía ya entonces, hace milenios, algunas características reivindicadas hoy por las mujeres a la salida de una larga sumisión patriarcal: era hermosa y enigmática, indómita, impetuosa, atrayente, celosa, muy segura de sí, capaz de rebelarse contra todo lo que le imponga  limitaciones, sea su marido o Dios.

Se llevó con ella a las cuevas, convertida en demonio, la razón de su rebeldía, que hoy reaparece de la mano de las feministas. Algunas la consideran una heroína, lo mismo que algunos psicoanalistas y los estudiosos de los mitos y los símbolos.

Las maestros de la ley judía, rigurosamente patriarcales, servidores de un dios exclusiva e intransigentemente macho,  relegaron al desconocimiento, o pretendieron, a Lilith, de la que tenían buen conocimiento. No era conveniente presentar a un  arquetipo de mujer que exigiera igualdad con el varón, discutiera su rol y sus medidas, y llegara a enfrentar y desobedecer al mismo Dios e incluso a invocar su verdadero nombre.

Y más si se trataba de una espléndida joven desnuda, envuelta en abundante pelo rojo, de piel tersa y brillante al sol, capaz de enloquecer a los muchachos. ¿No haría también temblar las barbas de los maestros? Porque era  enemiga del matrimonio y de los nacimientos, contraria a los hijos, instigadora del deseo proscrito y fomentadora del desacato a las reglas establecidas, casi una anarquista del primer instante.

Los maestros la presentaron como nefasta, maligna, pariente del diablo  como fueron luego las mujeres en general para los doctores de la  Iglesia cristiana. Toda transgresión y tentación debe ser condenada si hay que sostener un orden determinado.

El feminismo trató de desenterrar literalmente a la Diosa Madre o Gran Diosa, que habría sido según Marija Gimbutas una deidad que imperó en Europa antes de la historia, de la que quedan solo rastros aislados. Pero Lilith tiene rasgos que podemos atribuir a la Gran Diosa o Magna Dea: su prodigiosa capacidad generativa, su vinculación con la  sabiduría y con la vida y la muerte, su trato familiar con los abismos.

Lilith tiene del anhelo de la mujer actual la  independencia, la autonomía, la autopertenencia, la confianza en criterio propio, el sentido crítico, la vinculación con su propia naturaleza y el deseo de constituirse a todo nivel como individuo libre. Según una interpretación psicológica el hecho de su "ocultamiento" en las profundidades mostraría que "el factor Lilith" puede estar en determinadas mujeres reprimido, oculto en su propio interior, pero latente y actuante  desde las propias profundidades.

Lilithh sería una imagen enterrada en el interior de las mujeres como antes en cuevas  y antros, o como nosotros estuvimos ocultos  y protegidos en el vientre de nuestras madres e iremos a parar al interior de la tierra en el sepulcro.

En ese sentido, no es un ser antiquísimo recuperado por la erudición de un mundo desaparecido: es actual. Responde a códigos vigentes en nuestra sociedad que sigue siendo patriarcal como es propio del judaísmo y del cristianismo.

Lilith desapareció detrás de Eva como el sol desaparece tras el horizonte cuando llega la  noche, que es uno de los significados de su nombre. ¿Hay que esperar la aurora?

De la Redacción de AIM

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