El genograma es una herramienta que permite esquematizar y sintetizar la información familiar de una persona. Se parece a un árbol genealógico, pero se enfoca hacia aspectos más específicos de los vínculos familiares y tiene una apariencia mucho más técnica.
En un documento sobre el tema, de la facultad de Psicología de la Universidad de Barcelona, se define el genograma de la siguiente manera: “es una representación gráfica (en forma de árbol genealógico) de la información básica de, al menos, tres generaciones de una familia. Incluye información sobre su estructura, los datos demográficos de los miembros y las relaciones que mantienen entre ellos”.
][ cita ]
Si uno no sabe su historia, no sabe nada: es como ser una hoja y no saber que forma parte del árbol [Michael Crichton
Un genograma permite visualizar rápidamente cómo es la estructura familiar de una persona. En muchos casos, hace posible realizar una primera hipótesis acerca de las causas que originan un determinado problema de personalidad, manejo de emociones, etc. Así mismo, son un instrumento valioso para incrementar el autoconocimiento.
Las etapas para elaborar un genograma
Un genograma se elabora en tres etapas:
1) Trazado general de la estructura familiar;
2) Recolección de información básica acerca de la familia de una persona; y
3) Delineamiento de las relaciones familiares.
1) El trazado de la estructura familiar es la fase inicial y también la más importante. Sirve de eje para todo el genograma. En esta etapa deben definirse cuáles son los lazos biológicos y legales que existen entre los diferentes miembros de la familia. Hay un conjunto de símbolos preestablecidos para graficar esos vínculos.
2) En el registro de la información familiar se introducen los siguientes datos:
· La información demográfica (fechas de nacimiento y muerte, nivel educativo, fechas de matrimonio y divorcio, etc.).
· La información sobre el nivel de funcionamiento (datos generales sobre el funcionamiento de los miembros: ¿son o no funcionales, en qué medida y por qué razón?).
· Sucesos familiares críticos.
3) En la tercera etapa se trazan los rasgos de las relaciones familiares. Aquí nuevamente se establecen los vínculos que hay entre unos y otros miembros, pero en este caso ya no se observan los nexos biológicos o legales, sino los lazos psicológicos.
Elaborar un genograma, paso a paso
Para elaborar un genograma de comienzo a fin, deben completarse los siguientes pasos:
Definir el objetivo del genograma
Lo primero es definir cuál es el propósito que tendrá el genograma. Obviamente, en todos los casos aporta información acerca del entorno histórico-familiar de una persona. Sin embargo, esa información es susceptible de ser empleada con diferentes objetivos.
En ocasiones los datos que se obtienen son de gran utilidad para usos médicos. La historia familiar es también una historia genética y hace posible visualizar las fortalezas y debilidades físicas que se heredan. Al mismo tiempo, el genograma aporta una valiosa información acerca de los problemas emocionales que se repiten, o son comunes, a una misma familia. Son pautas psicológicas que se adquieren y se transmiten en el entorno familiar.
También se da el caso de que el genograma tenga un objetivo muy específico. Perfectamente se presta para que te preguntes: ¿de dónde viene mi depresión? Es posible rastrear una condición particular a lo largo de las diferentes generaciones. En todo caso, lo importante es siempre definir un objetivo previo.
Establecer el número de generaciones que serán analizadas
Es importante plantearse el trabajo de forma realista. Lo ideal es que se tomen como base tres generaciones, pero esto no es siempre posible. Hay familias en las cuales ya desapareció toda una generación, o no se tiene contacto con los miembros de ella.
En otros casos el contacto que se tiene con las demás generaciones es de tipo indirecto. Esto quiere decir que solo se puede obtener información acerca de un familiar por lo que otros digan de él. Esto da origen a un posible sesgo. En esos casos, lo mejor es tener otras fuentes de información para corroborar o desmentir la información inicial.
Lo más aconsejable es hacer un listado de los familiares vivos, con los que se pueda establecer un contacto. Luego, hacer una nueva lista de las personas que pueden ofrecer información sobre los familiares a los que no se puede consultar. Y, finalmente, definir cuántas generaciones abarcará el genograma.
Elaborar un cuestionario guía para recoger información
Este es uno de los pasos más importantes y está estrechamente relacionado con el objetivo que se haya definido. De lo que se trata aquí es de elaborar un conjunto de preguntas que sirvan de guía para acopiar la información necesaria, con miras a elaborar el genograma.
Debe contener un conjunto de preguntas básicas, que permitan recoger información demográfica. Dentro de ese grupo de interrogantes deben estar elementos como: nombres, fechas (de nacimiento, muerte, matrimonio, divorcio, traslado de ciudad, etc.). También otras como nivel social, educativo, profesión, número de hijos, sexo de los hijos, etc.
Luego debe haber un grupo de preguntas que permitan profundizar en los rasgos específicos de cada miembro de la familia. Por ejemplo, enfermedades que padece o padeció, duelos que tuvo que afrontar, aficiones e intereses, vivencias límite, grandes conflictos, etc.
Finalmente, es necesario hacer un tercer grupo de preguntas destinadas a indagar en los sucesos familiares críticos. Estos son aquellos momentos de crisis o de graves problemas que fueron comunes a varios miembros de la familia. Hechos que marcaron un antes y un después en la historia de ellos. De acuerdo con el propósito del genograma se definirá cuáles son esos sucesos críticos que se busca esclarecer.
Recoger información de campo
No todos los genogramas tienen el mismo nivel de profundidad. Algunos aportarán los elementos más visibles, mientras que otros ahondarán en uno o varios aspectos. Esto, en buena medida, dependerá de la información de campo que sea posible recoger.
De lo que se trata en este paso es de establecer contacto con las posibles fuentes de información. Es importante tener en cuenta que no todo el mundo está dispuesto a hablar de su historia. Por eso, de entrada, es necesario entender que podría ser una labor ardua para la que se va a requerir paciencia.
Lo aconsejable es que al establecer el contacto se exprese directamente lo que se busca con ello, es decir, información para elaborar un genograma. Para que todo fluya, lo mejor es darle tiempo al tiempo, de modo que surja mayor confianza y la información se entregue sin prevenciones.
Recoger información documental
Las cartas, las fotografías, los vídeos y cualquier documento de índole familiar, eventualmente resulta ser muy relevante. A veces es posible encontrar un dato significativo en un documento de identidad, en un contrato de compra y venta o en una receta médica.
Una buena parte de las familias atesoran el llamado “Álbum familiar”. Generalmente allí quedan estampadas las imágenes de los grandes eventos colectivos. Se logra intuir mucho de alguien cuando se mira una foto con atención. ¿Qué “clima” emocional impera en la foto? ¿Cuál es la actitud de unos hacia otros en ella?
Estandarizar los símbolos a utilizar
Actualmente hay plantillas para elaborar genogramas. Son pre-diseños que tienen lo esencial para organizar la información recolectada. También hay programas de computador que facilitan mucho la elaboración de este tipo de esquemas.
También existen un conjunto de símbolos estandarizados para graficar los datos. Igual, cada persona puede diseñar sus propios gráficos, si los estándares no le resultan atractivos o adecuados. De cualquier modo, los símbolos más utilizados son los siguientes:
· Los hombres se representan con un cuadrado y las mujeres con un círculo.
· Los matrimonios se representan con el símbolo del hombre a la izquierda y el de la mujer a la derecha, unidos por una línea horizontal.
· Dos líneas paralelas inclinadas representan un divorcio o separación.
· Los hijos mayores se ubican debajo de la familia, a la izquierda. Los menores a la derecha.
El objetivo del genograma nunca debe perderse de vista. Por eso, de ser necesario, se deben diseñar símbolos específicos para graficar eventos como abusos, alcoholismo, abortos, suicidios, accidentes mortales o cualquier otro hecho relevante al que se le esté siguiendo el rastro.
Graficar el esquema tomando como base los vínculos
El tipo de relaciones entre los miembros de la familia siempre es un dato importante. Por eso es necesario que no solamente se represente el vínculo, sino que se aporte algún elemento que permita establecer cuál era la calidad de ese lazo, aunque sea en términos generales.
Resulta adecuado diseñar símbolos estandarizados para graficar relaciones cercanas, lejanas, tensas, conflictivas, etc. Y también es conveniente que se tengan a mano símbolos que permitan graficar los casos de abuso físico, emocional o sexual. En muchos casos habría que añadirle algún elemento para denotar que se sospecha de ellos, pero no se consiguieron evidencias.
Analizar el genograma
El análisis de un genograma es una actividad creativa y, a veces, fascinante. En principio de lo que se trata es de evaluar la precisión de lo que se consignó en el gráfico. En caso de que haya dudas acerca de algún dato, lo mejor es resaltar la duda de algún modo o buscar los medios para corroborar la información.
El análisis inicial permite organizar la información de la manera más clara posible y delinear los vínculos de la forma más exacta que se pueda. Ese esfuerzo de precisión rinde sus frutos en tanto que nos permite llevar a cabo el siguiente paso con mayor congruencia.
Buscar patrones
En este paso se concreta la validez del genograma. Toda la información recogida, organizada y graficada debe permitir el hallazgo de patrones. En otras palabras, en este punto se deben poder visualizar los eventos, circunstancias o elementos que se repiten en una y otra generación.
En los patrones está la clave para comprender. ¿Hay alguna enfermedad que es recurrente en los distintos miembros de la familia y/o las generaciones sucesivas? ¿Existe algún patrón de conducta disfuncional que se transmite de generación en generación? ¿Por qué alguno de los miembros de la familia escapa a ese patrón? ¿Qué hay en su historia personal que le permitió romper con el esquema?
Estas y muchas otras preguntas son las que se deben poder responder al terminar de hacer un genograma. Seguramente no aporte una información completa, pero sí da pistas valiosas para seguir profundizando y, sobre todo, para comprender las causas de un evento actual.
Verificar el cumplimiento del objetivo
La elaboración de un genograma no es una tarea mecánica ni tampoco da resultados absolutos. Quizás el mismo proceso haga que el objetivo inicial se replantee una o varias veces. En ocasiones, el hallazgo de algún dato insospechado puede aconsejarnos adoptar un nuevo enfoque.
Por lo tanto, la verificación del cumplimiento del objetivo inicial tiene un valor relativo. En realidad lo que se debe comprobar es si los datos hallados, organizados e interpretados enriquecen el sentido de la persona. Es frecuente que, aunque no se haya cumplido el propósito totalmente, en cambio sí haya ayudado. De todos modos, conviene hacer una evaluación final del proceso.
El genograma es un camino que conduce hacia la historia personal. Es una historia que ha sido escrita desde antes de que naciéramos. Cada uno de nosotros es un capítulo dentro de una narración que comenzó en tiempos remotos. Hasta nosotros solo llega ese tímido rumor del tiempo, que solo a veces logramos recuperar mediante este ejercicio de ir tras las huellas de nuestro grupo humano.
Cambios familiares
El equipo de Victoria Compañ (2012), de la Universidad de Psicología de Bacerlona, señala que el genograma también puede utilizarse de modo terapuético para generar cambios en la familia. Los autores apuntan tres características principales:
Implicar a la familia. A través del genograma obtenemos informacón de forma rápida sobre contenidos de fuerte carga emocional. De esta forma, las familias que sean más reservadas podrán abrirse y discutir estos aspectos en un formato estructurado.
Cuestionar el sistema familiar. Cuando las familias van a terapia suelen sostener ideas bastante férreas sobre cuál es el problema y quién es el que debe cambiar. Sin embargo, con la información del genograma es una forma de comenzar a cambiar estas creencias al no centrarse sólo en el síntoma y su protagonista.
Aclarar pautas familiares. Como recalca Compañ, “compartir las hipótesis clínicas derivadas del genograma de forma que la familia las pueda compartir aceptar o rechazar es una forma de empezar a aclarar estas pautas”. De este modo, se pueden comenzar a trabajar nuevas relaciones en la familia.
Fuente: La Mente es Maravillosa (Dr.Ceberio Marcelo)
Dejá tu comentario sobre esta nota