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Salud y Bienestar
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Contra el desánimo

En algún momento seguramente has experimentado el sentimiento del desánimo, cuando te falta energía y entusiasmo para seguir adelante. Se sabe que puede producirse por alguna causa psíquica conocida o desconocida, e incluso alguna alteración fisiológica, y se la vive con una sensación de pesadumbre por la vida misma.

El desánimo se manifiesta con algunas consecuencias directas sobre el desempeño vital.
El desánimo se manifiesta con algunas consecuencias directas sobre el desempeño vital.

Como toda emoción, es natural sentirla, reconocerla y darle el lugar para que se exprese. Sin embargo, si se sostiene en el tiempo, puede ser la antesala de la tristeza profunda y un desencadenante de una posterior depresión.

El desánimo se manifiesta con algunas consecuencias directas sobre el desempeño vital. Aquí, una síntesis de tres rasgos característicos, y sugerencias para abordarlos:

Cansancio

La irrupción de un problema, o una situación sostenida en el tiempo hacen que se padezca un estado de agotamiento muy pronunciado. Es necesario estar atentos para que no pase a la fase de estrés, con consecuencias mayores.

Recursos

Distingue el cansancio de la tristeza y la depresión -que necesita ser diagnosticada por un profesional de la salud mental para abordarla convenientemente-. Dedícate tiempo para descansar y verifica si te sientes recuperado paulatinamente. Detecta el estresor que provoca ese cansancio, y haz algunos ajustes que puedan dar espacio para recobrar tu agotamiento. Por ejemplo, un proyecto con plazo determinado puede tener sus picos de dedicación en extremo, aunque como sabes que en algún tiempo finaliza, el organismo se adapta a la situación. Si, pese a eso, el cansancio perdura, necesitas consultar con el médico para verificar causas físicas o psicológicas que pueden afectarte.

Pérdida de rumbo

Si algo caracteriza al desánimo es la sensación de que no tiene sentido la vida que llevas. Esta confusión en el rumbo trae aparejada una pesadumbre, negatividad y pensamientos obsesivos de la que es muy difícil apartarse rápidamente.

Recursos

Busca auto motivarte en pequeñas cosas cotidianas. Apóyate en tus afectos directos, sin necesidad de tener que ocultar lo que sientes. La técnica de escritura libre podrá ayudarte: toma papel y lápiz y refleja palabras sueltas que expresen lo que sientes en ese instante, aunque sea un texto totalmente incoherente. Hace falta drenar desde adentro esa energía estancada. Luego, haz una columna donde escribirás tu listado de gratitud, compuesto por las personas y cosas que vives y que suman valor en tu presente, por insignificantes que las veas este día (desde tener un techo y el sentido de la vista para leer este artículo, hasta tus recuerdos positivos y tus capacidades). Hazlo diariamente unos minutos, y observarás paulatinamente un reenfoque de esa pérdida de rumbo. Recuerda: “nada cambia hasta que yo no cambio”.

Pensamientos negativos

Para salir del desánimo es conveniente empezar a tomar consciencia de la cantidad de pensamientos no apropiados que te dices a ti mismo.Frenar los pensamientos es una tarea titánica; más bien, es conveniente gestionarlos. Ante cada pensamiento negativo, frena en el momento y expresa -interna o externamente- exactamente el opuesto. Borra de tu diccionario los “pero…”, “es que…”, “no se…” y reemplázalos por construcciones verbales y gestuales que te apoyen a salir adelante. La meditación puede ayudarte y no hace falta ser un experto. Dedícate cinco minutos a la mañana y otro tanto a la noche a estar a solas, en silencio y con los ojos cerrados. Deja que los pensamientos pasen mientras respiras profundamente; busca fijar tu mirada interna en un punto luminoso imaginario; permite que los pensamientos se aquieten. Si aparecen, los dejas pasar: no te pones en situación de pelea con ellos. Paulatinamente sentirás mayor calma y claridad cuando retomes las actividades.

Por Daniel Colombo. Conferencista internacional; motivador; autor de 21 libros y comunicador profesional.

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